El Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria aportará millones de dólares a Cuba, destinados a mejorar la atención y calidad de vida de la población que vive con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y a reforzar la prevención de la epidemia.
La contribución del fondo, de 14,6 millones de dólares para el período 2005-2008, implica beneficios directos para la comunidad, dijo a IPS María Julia Fernández, una cubana que lleva casi 20 años viviendo con el VIH, causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
Especialista del Centro Nacional de Prevención de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) y VIH/Sida y con una larga experiencia como promotora de salud, Fernández concentra ahora todas sus energías en el respaldo a las personas que contrajeron el virus. Mejorar la atención médica integral y la calidad de vida es sólo uno de los objetivos del proyecto presentado por Cuba al Fondo Mundial en 2003 y que ahora ingresa en su segunda fase.
La iniciativa pretende, además, promover conductas sexuales seguras y fortalecer la respuesta nacional a la epidemia a través de la participación de la sociedad civil, haciendo énfasis en la coexistencia y no discriminación de las personas con VIH.
Con el título Fortalecimiento de la respuesta nacional multisectorial para la prevención y atención de la epidemia del VIH/Sida en la República de Cuba, el proyecto se inserta en el Plan Estratégico Nacional del Ministerio de Salud Pública.
El aporte financiero totalizará 26,1 millones de dólares para el período 2003-2008, dijo a IPS la funcionaria del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas en Cuba, Raffaella Garutti, encargada del proyecto aprobado por el Fondo.
La iniciativa cubana fue considerada la mejor de todas las que apoya el Fondo en 133 países, dijo Garutti, quien reconoció la voluntad política del gobierno para avanzar en la lucha contra la epidemia.
Folletos sobre nutrición y leyes, capacitación al personal de salud, formación de pares, campañas televisivas, promoción y distribución de condones y creación de grupos de autoayuda son algunas de las acciones impulsadas en estos años.
Mantendremos la línea de capacitación, priorizando el tema de la mujer, por su vulnerabilidad, y la adherencia a tratamientos, algo que es como un estigma para todas las personas que toman antirretrovirales, dijo Fernández.
Los tratamientos antirretrovirales, que reducen la carga de VIH en el organismo y prolongan la vida, causan importantes efectos secundarios y requieren una gran disciplina personal para cumplirlos.
El gobierno cubano garantiza la distribución gratuita de estas medicinas a quienes que las requieran. Hasta el 26 de abril, 1.873 personas estaban bajo este tipo de tratamiento, según cifras oficiales.
Desde 2001 la industria farmacéutica cubana produce cuatro medicinas inhibidoras de la enzima reverso transcriptasa (Azt, D4t, Ddi y 3TC) y un inhibidor de la proteasa (Indinavid). Pero existen antirretrovirales más nuevos que Cuba no fabrica y que por ser originales aún están sujetos a las patentes de los grandes laboratorios.
El proyecto facilita el acceso a medicamentos de última generación que Cuba no produce, y la entrega gratuita de un suplemento dietético a las personas del sistema de atención ambulatoria, dijo Fernández.
Datos epidemiológicos oficiales indican que 4.952 personas vivían con VIH en Cuba hasta el 26 de abril, de las cuales 1.348 habían desarrollado ya los síntomas del sida. Desde 1986 se han diagnosticado 6.288 personas infectadas, la mayoría hombres.
Hasta abril, 2.970 personas infectadas vivían en sus casas y estaban acogidas al sistema de atención ambulatoria y el resto, 1.982, se encontraba en alguno de los 14 sanatorios existentes en la isla caribeña.
De acuerdo con Fernández, la ayuda alimentaria se entrega a todas aquellas personas del sistema de atención ambulatoria que la reclaman. La distribución se realiza en instancias municipales del sistema de salud pública, pero hay quienes no la tramitan, por temor a ser identificados y estigmatizados.
El suplemento dietético financiado por el Fondo incluye la entrega de tres litros de aceite de cocina cada dos meses y la distribución mensual de tres latas de carne, cuatro litros de yogurt, 14 litros de jugos naturales y un kilogramo de cereal.
Además de los alimentos que se distribuyen a toda la población, el Estado garantiza a este grupo la venta a precios subsidiados de una cuota mensual de huevos, leche fresca o en polvo, carne de res y pescado, entre otros.
También se apoya la formación de profesores y maestros del sistema educacional y la introducción en las escuelas de un módulo obligatorio sobre infecciones de transmisión sexual y sida, dijo Garutti.
Para la especialista, Cuba muestra una situación absolutamente peculiar en el área del Caribe, la segunda región del mundo más afectada por la pandemia después de África.
Con más de 11,2 millones de habitantes, Cuba reportaba en diciembre de 2004 una prevalencia del VIH de 0,07 por ciento en la franja de 15 a 19 años, el índice más bajo en América Latina y el Caribe, según fuentes oficiales.
Es un país que logra índices muy bajos porque sigue trabajando, y así tiene que ser. Hay que seguir trabajando porque el sida sigue mucho las fluctuaciones de la sociedad, y cualquier cambio de condiciones puede disparar la epidemia, advirtió Garutti.
El combate a enfermedades como el sida, la tuberculosis y la malaria es una cuestión de desarrollo para la Organización de las Naciones Unidas, que colocó este propósito entre las Ocho Metas del Milenio.
Las metas son una plataforma para abatir drásticamente la pobreza y la desigualdad en todo el mundo en un plazo determinado, 2015. La comunidad internacional se comprometió con estos objetivos en el año 2000.