Un enfrentamiento religioso es hoy el principal escollo para la aprobación de la nueva Constitución de Kenia. Musulmanes y cristianos se enfrascaron en una polémica sobre algunos artículos del texto, que será sometido a consulta popular en noviembre.
Los musulmanes quieren que la nueva carta magna le otorgue mayor influencia a la "sharia" o ley islámica, que entre otras cosas ordena azotes como castigo al consumo de alcohol o la lapidación por adulterio.
Esto molestó a los cristianos, que representan 73 por ciento de los 30 millones de keniatas. Veinte por ciento siguen religiones tradicionales y el resto al Islam.
Los líderes del movimiento cristiano La Iglesia de Kenia, reunidos en Nairobi el 25 de este mes, anunciaron que instarán a sus respectivas congregaciones a votar por el "no" al nuevo texto constitucional.
"Lo que nosotros decimos es que los tribunales religiosos no deben ser avalados por la Constitución", señaló David Githii, presidente de La Iglesia de Kenia, una alianza de 40 grupos cristianos.
El inciso tres del artículo 179 de la nueva Constitución, que entraría en vigor en diciembre si es aprobada en las urnas, permite la instalación de tribunales de la sharia en comunidades locales.
Pero, al mismo tiempo, el inciso uno del artículo 10 consagra la separación del Estado y la religión.
"Tenemos estrategias para ir a los pueblos y hacer que las personas voten por el 'no'. Tenemos muchos contactos en las aldeas y vamos a trabajar junto a grupos de base en forma diaria. Esta campaña por el 'no' va a continuar aun después del referendo, hasta las próximas elecciones generales de 2007", dijo la obispo Margaret Wanjiru, de la iglesia carismática Ministerios Jesús Vive.
"Nuestro voto y el de nuestras congregaciones seguirá siendo 'no' hasta tanto no se cambie el artículo 179. Si el gobierno sigue inflexible, entonces será su elección. La pelota está en su terreno", añadió.
La polémica comenzó en 2003, cuando en la Conferencia Constitucional Nacional (NCC) los musulmanes exigieron que los tribunales islámicos, que han funcionado en distintas comunidades durante décadas, adquirieran jurisdicción nacional y se les reconociera autoridad sobre asuntos comerciales, civiles y penales.
Los cristianos rechazaron la propuesta y alertaron que la inclusión de estos tribunales en la Constitución prepararía el camino para la creación de un Estado islámico y arrastraría al país a una guerra religiosa como ocurrió en Nigeria y Sudán.
Por su parte, los musulmanes advirtieron que no aceptarían un texto que no les concediera a los tribunales de la sharia una mayor jurisdicción.
En el vecino Sudán, la religión fue el motivo de un conflicto desde 1955 entre Jartum, dominado por los árabes, y los cristianos del sur.
El último episodio de esta guerra interna que mató a más de dos millones de personas se inició en 1983, cuando el ex presidente Gaafar Nimeri impuso la sharia.
El 9 de enero pasado ambas partes llegaron a un acuerdo de paz que puso fin a este conflicto, hasta entonces el más largo del continente.
La aplicación de la sharia en Nigeria también ha provocado una serie de conflictos entre musulmanes y cristianos. Casi la mitad de los 36 estados de ese occidental país africano, el más populoso del continente, adoptaron la ley islámica.
En Kenia, el enfrentamiento religioso ha derivado en los últimos años en varios incidentes, como el incendio de una mezquita y de dos iglesias. En 2000, un clérigo anglicano resultó herido en un ataque musulmán.
Ante el desacuerdo entre cristianos y musulmanes, la NCC, que terminó sus deliberaciones el año pasado, decidió no concederle a los tribunales islámicos jurisdicción nacional y permitirles que operen en comunidades sólo en asuntos como divorcios, herencias y casamientos.
Pero los líderes cristianos están en contra de que el nuevo texto constitucional siquiera mencione a los tribunales de la sharia.
El 23 de este mes, representantes del gobierno se reunieron con los líderes de las iglesias cristianas para intentar convencerlos de que votaran a favor del texto, pero las conversaciones se estancaron debido a la intransigencia de los religiosos.
"Si le dicen 'no' a la Constitución, las repercusiones serán terribles. El gobierno obviamente podría perder el referendo", dijo a IPS el analista político Mutahi Ngunyi, del instituto independiente Series on Alternative Research in East Africa.
Mientras, el gobierno del presidente Mwai Kibaki puso en marcha una campaña a favor del "sí".
Otro asunto de controversia vinculado con la nueva carta magna es el sistema de gobierno. La polémica causó incluso una división dentro de la gobernante Coalición Nacional del Arco Iris.
Un ala del Partido Democrático Liberal (LDP) respalda la idea de que la presidencia pase a ser un cargo no ejecutivo y se cree el puesto de primer ministro.
Sin embargo, el Partido de la Alianza Nacional de Kenia, el otro partido en la coalición gobernante, prefiere mantener el actual sistema presidencialista.
La Comisión para la Revisión de la Constitución de Kenia realizará una campaña de información pública sobre los alcances del referendo. Si este borrador es rechazado en noviembre, el país continuará con la carta magna vigente hasta hoy. (