METAS DEL MILENIO: El racismo también juega en contra

Es necesario introducir una modificación en los Objetivos de Desarrollo de la ONU para el Milenio que refleje las desigualdades raciales y étnicas existentes, al igual que se hace en materia social y económica, propone la experta brasileña Edna María Santos Roland.

La primera meta de los compromisos asumidos en septiembre de 2000 por 189 jefes de Estado y de gobierno en la ONU (Organización de las Naciones Unidas) es reducir a la mitad antes de 2015 el porcentaje de personas con ingresos inferiores a un dólar por día y que padecen hambre, tomando como referencia los indicadores de 1990.

Luego prosiguen con el segundo objetivo, de lograr la enseñanza primaria universal en el mismo lapso, para lo cual los estados velarán por que todos los niños y niñas concluyan un ciclo completo de instrucción escolar.

Pero a esta altura Roland, miembro del grupo de eminentes expertos independientes sobre la aplicación de la Declaración y el Programa de Acción de Durban, pretende intercalar otro objetivo.

La tercera meta debe establecer el compromiso de reducir a la mitad, en los mismos plazos, las desigualdades existentes entre la población blanca y las personas de ascendencia africana.

Roland advierte de que para lograr la meta que sugiere es necesario conocer previamente los porcentajes de personas blancas y de descendientes de africanos que viven actualmente en condiciones de pobreza extrema y de hambre.

Sólo entonces, sobre esas tasas diferenciadas y con metas distintas para cada grupo, se aplicaría la reducción a la mitad para cumplir con el primer objetivo del milenio, precisó la experta, quien fue relatora de la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia organizada por la ONU hace cuatro años en Durban, Sudáfrica.

En caso contrario, esa primera meta se alcanzaría con políticas que beneficiarían de preferencia a las poblaciones blancas y aumentarían las desigualdades existentes.

Roland presentó su idea en la sesión del Grupo de trabajo de expertos sobre las personas de ascendencia africana, otro de los mecanismos de la ONU establecidos para seguir la aplicación de la Declaración y el Programa de Acción adoptados en Durban.

La iniciativa se apoya en el reclamo de datos desglosados que preocupa a ese grupo de trabajo y en general a todos los especialistas interesados en que las necesidades y los derechos de las poblaciones de descendencia africana sean respetados en las estrategias diseñadas para lograr los Objetivos del Milenio.

Estas ocho metas se completan, por su orden, con el compromiso de promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer, reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir el sida, el paludismo y otras enfermedades, garantizar la sostenibilidad del medio ambiente y fomentar una asociación mundial para el desarrollo.

Peter Lesa Kasanda, presidente del grupo de trabajo, aceptó que cada país tiene derecho a establecer su propia estrategia para aplicar la Declaración del Milenio, adoptada en 2000 por 189 jefes de Estado y de gobierno, y para plasmar sus objetivos.

Sin embargo, Kasanda puntualizó que en distintos foros ya se ha demandado que los informes y los procesos en cada país, relacionados con los objetivos del milenio, tomen en cuenta la información estadística desagregada por género y etnia.

La información desagregada es crucial para entender los patrones de inequidad. De lo contrario, las desigualdades pueden aparecer sólo en función de una diferencia de clase, mientras omiten la dimensión horizontal del fenómeno, es decir, las brechas de bienestar entre grupos claramente definidos, en el sentido de la etnia o del género, alegó.

Por su parte, Eric E. Boone, representante de la Asociación Nacional para el Avance de las Personas de Color, de Estados Unidos, confirmó que existen preocupaciones sinceras por las estrategias que se emplean para lograr los objetivos de desarrollo del milenio.

Muchos temen que las estrategias ignorantes de los retos particulares de minorías raciales y étnicas sólo aumentarán las desigualdades que ya sufren esos segmentos de la población, precisó.

En Estados Unidos, por ejemplo, las minorías más avanzadas se benefician de manera desproporcionada de los programas de acción afirmativa pues se encuentran en mejores posiciones para competir con otros por ocupaciones más remuneradas, ingresos a las universidades, ascensos y otras ventajas.

En la población afroamericana, el sector de clase media es actualmente el segmento de crecimiento más rápido, aunque el mayor ascenso se registra en el 40 por ciento más alto, mientras que 60 por ciento inferior permanece estancado o declina, citó Boone.

Por ese motivo, la Asociación Nacional para el Avance de las Personas de Color reclama que los programas de aplicación de las también llamadas metas del milenio apunten verdaderamente a mejorar las vidas de los más desaventajados.

Si las cifras de los resultados alcanzados por esos objetivos no se basan en datos desagregados pueden ocultar a grupos marginales de raíces nacionales, religiosas, minorías lingüísticas, personas descendientes de africanos y pueblos indígenas.

Los expertos del grupo de trabajo de la ONU sostienen que cada uno de los ocho objetivos de desarrollo del milenio pueden ayudar a mejorar la situación de las personas de ascendencia africana.

Por ejemplo, las estrategias de reducción de la pobreza pueden asegurar que esas comunidades no se encuentren representadas de manera desproporcionada en esa mitad en apariencia condenada a permanecer en situación de indigencia.

Pero los expertos previenen también de riesgos, como la posibilidad de que al identificar grupos desaventajados en una sociedad se aliente la creación de estigmas o también de las dificultades para que las comunidades étnicas apoyen los planes para alcanzar los objetivos del milenio.

Roland mencionó el informe "Un Brasil para los niños", elaborado por la Red de Seguimiento Amiga de los Niños, que expone las desigualdades en la sociedad de su país, en particular con relación a razas y etnias.

El estudio demostró que las políticas orientadas a promover la vida de los niños y adolescentes pueden tener consecuencias negativas en las personas afectadas por la discriminación si las políticas no toman en cuenta la cuestión de la equidad.

Por su parte, Mercedes Moya, del Espacio Afroamericano, cuestionó que los objetivos del milenio de la ONU no reconocen las diferencias culturales de las poblaciones e ignoran a las comunidades que proponen modelos de organización social diferentes a los actuales. (

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