El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, aprovechará la cumbre del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos para promover un cambio de rumbo en las discusiones sobre el recalentamiento planetario.
En una entrevista a la cadena de televisión británica ITV transmitida este lunes, el mandatario dio a entender que procuraría concentrar el debate en la búsqueda de nuevas tecnologías y no en el Protocolo de Kyoto, con el que se pretende reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero.
El tratado de Kyoto hubiera arruinado nuestra economía, para hablar sin rodeos, dijo el mandatario que retiró a su país del protocolo apenas asumió su primer período de gobierno, en 2001.
Bush dijo confiar en que los otros líderes del G-8, con quienes se reunirá entre el miércoles y el viernes en la localidad escocesa de Gleneagles, irán más allá del debate sobre Kyoto.
El G-8 está integrado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia. Excepto Washington, los demás gobiernos están obligados por el Protocolo de Kyoto a reducir sus emisiones de gases.
Esto es completamente vergonzoso, sobre todo porque llega a estas alturas del juego. Bush ni siquiera representa a una significativa mayoría en su propio país, dijo a IPS Catherine Pearce, de la organización ambientalista Amigos de la Tierra.
Alcaldes de 166 ciudades estadounidenses, tanto del gobernante Partido Republicano como del opositor Partido Demócrata, firmaron el Acuerdo de Protección del Clima, que los compromete a cumplir o superar los objetivos del Protocolo de Kyoto, informó Pearce.
Entre las ciudades están las más importantes de Estados Unidos, como Los Ángeles y Nueva York. El acuerdo involucra en total a 30 millones de personas en 35 estados. Pero Bush todavía se resiste y patea todo el asunto del cambio climático, añadió.
La mayoría de científicos coinciden en que el recalentamiento planetario se debe a las actividades humanas, sobre todo a los gases liberados por la combustión de petróleo, gas y carbón, el principal de los cuales es el dióxido de carbono.
Esos gases se acumulan en la atmósfera y, por su gran capacidad para retener el calor de los rayos solares, acentúan el llamado efecto invernadero.
El Protocolo de Kyoto entró en vigor en febrero e impone a los países industriales que lo firmaron y ratificaron la obligación de reducir sus emisiones de gases a volúmenes 5,2 por ciento inferiores a los de 1990. El plazo para operar esas reducciones vence en 2012.
El primer ministro británico Tony Blair, como anfitrión de la cumbre del G-8, presionó para que el cambio climático fuera, junto al desarrollo de África, uno de los temas centrales de la reunión.
Bush repudió el Protocolo en 2001 y retiró la firma de su predecesor, Bill Clinton (1993-2001), arguyendo que afectaría la economía nacional.
Ambientalistas y líderes de varios países que firmaron el tratado esperaban que Blair aprovechara su relación especial con Bush para persuadirlo de sumarse al proceso, pero hasta ahora su decisión es inamovible.
En la entrevista para ITV, el mandatario estadounidense negó que fuera a apoyar el Protocolo en una suerte de devolución de favores a Blair por haberse sumado a la invasión a Iraq en 2003.
Tony Blair tomó decisiones pensando qué era lo mejor para mantener la paz y ganar la guerra contra el terrorismo, como lo hice yo, dijo Bush.
También descartó respaldar un posible acuerdo similar al de Kyoto promovido por Blair en Gleneagles.
No obstante, admitió que era necesario hacer algo para enfrentar el recalentamiento planetario.
Yo creo que uno puede lograr que la economía crezca y al mismo tiempo hacer un buen trabajo para controlar los gases invernadero, afirmó.
El mandatario reconoció que las emisiones de carbono son responsables hasta cierto punto del problema, y sostuvo que el desarrollo de nuevas tecnologías es la mejor forma de combatirlo.
Sin embargo, los ambientalistas dudan de que realmente desee encontrar una solución. El presidente estadounidense sólo está comprometido consigo mismo, afirmó Pearce.
Actualmente hay tecnología disponible para producir electricidad y energía de manera limpia y sustentable. Si está hablando de automóviles a hidrógeno, todavía falta tiempo. Está demorando la acción. Al hablar de investigación y desarrollo se sienta en una zona cómoda. No avanza en la discusión, señaló.
Pearce sostuvo que el argumento de Bush de que el Protocolo de Kyoto debilitaría la economía estadounidense, no tiene fundamento.
De hecho, los 166 alcaldes no piensan de la misma manera, ni los países que firmaron el Protocolo, señaló.
Bush se niega a reconocer que por no actuar ahora la economía se verá mucho más afectada en el futuro, dijo Pearce, y agregó que los empresarios saben que el costo del cambio climático será mucho mayor en el futuro que el costo de tomar medidas ya.