DERECHOS HUMANOS: Ex clérigos reivindican su homosexualidad

Steven Parelli y José Ortiz fueron pastores evangélicos que buscaron ”curar” su homosexualidad con el apoyo de grupos religiosos, pero lo único que lograron fue acumular sentimientos de culpa y depresión. Ahora que viven como pareja, arremeten contra quienes sostienen que su preferencia sexual es un pecado.

Es una falacia afirmar que la homosexualidad se cura, tal como lo hacen el grupo Courage (Valentía, en inglés), vinculado con la Iglesia Católica, y las organizaciones ”ex gay” relacionadas con las iglesias evangélicas, señalaron ambos a IPS tras una visita que realizaron a México.

Parelli, de 52 años, y Ortiz, de 39, residen juntos en Nueva York. Allí, a mediados de los años 90, ingresaron a grupos de apoyo religioso con la intención de cambiar, pues creían con firmeza que su preferencia sexual estaba reñida con Dios y con su apostolado.

Mientras asistían a terapias y oraban con intensidad, se conocieron, se enamoraron y decidieron abandonar su intento. Ambos dejaron de ser pastores, y Parelli se alejó también del hogar que compartía con una esposa y cuatro hijos. Ortiz trabaja ahora como consejero académico en una escuela de educación media y su pareja enseña el idioma inglés.

”Estamos felices y enamorados”, proclamaron.

La opinión predominante en las jerarquías eclesiásticas es que la homosexualidad va contra la Naturaleza y contra la voluntad de Dios, y de ello deriva una firme oposición a las uniones entre personas del mismo sexo.

Por eso, en el marco de ambas corrientes cristianas se ofrecen, en varios países del mundo, grupos de apoyo en los que se usan técnicas y terapias psicológicas ”reparativas” o ”reparadoras” con la intención de cambiar la orientación homosexual, o por lo menos lograr que quienes se sienten atraídos por personas del mismo sexo vivan en castidad.

”Los que intentan curar la homosexualidad en realidad están haciendo algo muy dañino”, opinó Ortiz.

”Yo lo viví y hablo por mi experiencia en la que pasé mucha tristeza, depresión y hasta tuve pensamientos de suicidio”, añadió.

Parelli, quien dice haber luchado con todas sus fuerzas para cambiar su orientación sexual sin lograrlo, considera lamentable que desde las instituciones religiosas se fomente la ”convicción muy fuerte de que la homosexualidad es mala”.

”Cuando me casé con una mujer confié en que Jesucristo me ayudaría a superar la homosexualidad”, pero eso no sucedió y ”ahora sé que lo mejor es reconocer lo que soy, lo que Dios quiere para mí”, afirmó.

El sacerdote católico John Harvey, que en 1978 fundó Courage en Estados Unidos, visitó México a comienzos de este mes, invitado por religiosos que aspiran a fundar el primer capítulo mexicano y latinoamericano de esa organización.

Harvey habló ante los obispos mexicanos de sus terapias, basadas en la idea de que la homosexualidad es un desorden curable.

José Guadalupe Martín, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, afirmó que esa institución respalda el trabajo de Courage y estudiará la posibilidad de realizarlo en el país.

Sería una bendición tener a esa organización en el país, declaró el mexicano Óscar Rivas, un diseñador de 26 años que a fines de 2004 creó en Internet, la red mundial de computadoras, el sitio ”Courage Latino”. Rivas asegura haber sido ”sanado” de su homosexualidad con terapias reparativas.

También alega que recibe 100 mensajes de correo electrónico por día, y que 90 por ciento de ellos son enviados por personas que buscan ”sanarse” de la homosexualidad, a la que él y muchos religiosos consideran un problema mental.

Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud no incluye a la orientación homosexual en su lista de enfermedades mentales, y la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA, por sus siglas en inglés) considera desde 1973 que la homosexualidad no debe ser considerada un trastorno mental.

Además, la APA declaró en 1988 y reafirmó en 2000 su oposición expresa ”a cualquier tratamiento psiquiátrico, tal como terapia 'reparadora' o de conversión, que se base sobre asumir que la homosexualidad 'per se' (por sí misma) es un desorden mental o en el supuesto de que el paciente debería cambiar su orientación sexual homosexual”.

”Si eres religioso y más si eres pastor como fue mi caso, recibes mucha presión y te sientes culpable por ser homosexual. Es una situación muy dañina”, señaló Ortiz.

Parelli relata que sufrió mucho, pero que finalmente tuvo la valentía de reconocer lo que es como persona. Sobre la supuesta curación que ofrecen Courage o los grupos ”ex gays”, dijo que respeta a las personas que acuden a ellos, pero que quienes lo hacen deberían ”saber que allí no van a cambiarles la orientación sexual, sino quizá un estilo de vida”.

”Yo conozco a muchos evangélicos que dicen que ya están curados de la homosexualidad, pero después tres o cinco años regresan a vivir su vida homosexual”, apuntó.

”El evangélico ve a la Biblia y a su iglesia como la primera autoridad, por lo que concluye que no puede hacer nada. Lo que entonces nos preguntamos como homosexuales es '¿Qué tal si la iglesia está equivocada?'. Obtener la respuesta lleva muchos años de sufrimiento”, expresó el ex pastor.

”Todo lo que te cuento suena muy simple ahora, pero el proceso fue una realidad psicológica muy profunda”, añadió.

Ortiz y Parelli dicen haber transitado de su niñez a la adolescencia con ”muchos problemas internos”, pues ambos querían consagrarse como pastores evangélicos, pero al mismo tiempo sabían que eran homosexuales. Ortiz fue pastor sólo seis meses, pero su pareja lo hizo más de 12 años.

Ambos estuvieron en México invitados por Otras Ovejas, un grupo evangélico que acoge a homosexuales, para dictar una charla sobre sus experiencias.

”Los homosexuales no somos enfermos y no requerimos ninguna curación, sino respeto a lo que somos”, sentenció Ortiz, quien remarcó que vive feliz y está muy enamorado de Parelli.

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