Las autoridades de la OMC restan importancia al estancamiento de la Ronda de Doha y a la amenaza que pende sobre la sexta conferencia ministerial de diciembre, en tanto organizaciones de la sociedad civil atribuyen un cariz más serio al nuevo fracaso del sistema multilateral de comercio.
Amina Mohamed, presidenta del Consejo General y en este momento la máxima autoridad de la OMC (Organización Mundial del Comercio), aseguró que las negociaciones para profundizar la liberalización del intercambio mundial no atravesaban una crisis. No es necesario pulsar el botón del pánico, dijo.
Sin embargo, la negociadora keniata admitió que a casi cuatro años del lanzamiento de la Ronda de Doha, en la capital de Qatar, no nos encontramos donde queríamos. Los progresos en este período han sido lentos, demasiado lentos, recalcó.
La resistencia de las potencias del Norte industrial a desmantelar sus sistemas de protecciones a la agricultura se ha erigido en el principal obstáculo para avanzar.
Los representantes de los 148 estados miembros de la OMC escucharon el balance negativo de la reciente fase de las negociaciones que Mohamed efectuó durante la sesión del Consejo General de la institución, dedicada también a despedir al saliente director general, Supachai Panitchpakdi, y a recibir a su reemplazante, Pascal Lamy.
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Las expectativas de los negociadores se desplazan ahora hacia la conferencia de diciembre, en Hong Kong, con la esperanza de recuperar el tiempo perdido y adoptar en esa reunión las modalidades de cada rubro de negociación, que permitirían cerrar el acuerdo de la ronda antes de 2007.
Con ese objetivo, Mohamed recomendó emplear el tiempo con eficacia y racionalidad en los meses que restan y evitar las reuniones reducidas de ministros que se realizan fuera de Ginebra.
Sin embargo, esta ciudad suiza sede de la OMC debería acoger en octubre una reunión de ministros para evaluar los eventuales avances alcanzados hasta ese momento, sugirió la funcionaria.
En un tema delicado, el de la transparencia de las negociaciones, Mohamed se comprometió a asegurar por distintas vías una representación efectiva de los Estados miembros en todas las consultas.
Pero el punto más importante sigue siendo el problema de la voluntad política real para sacar las negociaciones del estancamiento. Mohamed desaconsejó los discursos políticos y demando acción y coraje político.
En el diagnóstico, Mohamed reiteró que los principales problemas se concentran en las modalidades de agricultura, el motor de la ronda, definió.
También merecen prioridad las negociaciones de modalidades para la reducción de aranceles industriales, la obtención de una masa crítica de ofertas de alta calidad en servicios, un plan de negociación acordado en normas, que incluye la cuestión del anti-dumping (las medidas contra la competencia desleal) y un aporte significativo en la incorporación del enfoque del desarrollo a todo el proceso.
La OMC debe cambiar de velocidad de marcha y mejorar el desempeño con miras a Hong Kong, reclamó Mohamed.
Organizaciones no gubernamentales independientes y entidades vinculadas al mundo de los negocios reaccionaron con mayores muestras de inquietud y de desilusión por el nuevo fracaso de la OMC.
La Cámara Internacional de Comercio (CIC) se declaró preocupada y profundamente decepcionada por la ausencia de avances en las conversaciones concluidas este viernes en el sistema multilateral.
El secretario general de la CIC, Guy Sebban, pidió a los gobiernos que redoblaran sus esfuerzos para encaminar la Ronda de Doha hacia una conclusión exitosa en 2006, por el bien del crecimiento económico mundial y de la creación de empleo.
Desde la sociedad civil, la red Amigos de la Tierra Internacional sostuvo que muchos sectores ven a la liberalización del comercio promovida por la OMC y otras instituciones, como una tentativa agresiva de abrir los mercados de los países en desarrollo para beneficio de la mayoría de las empresas transnacionales de Occidente.
Las discusiones en la OMC deben detenerse. Se necesita alcanzar un entendimiento general de lo que está en juego, de los beneficiados y los perjudicados, dijo Tony Juniper, vicepresidente de Amigos de la Tierra.
Ahora le queda a la OMC una última oportunidad para asegurar el libre acceso a los mercados, reducir las barreras comerciales y mejorar la vida de los pobres, dijo Emma Harrison, jefa de la campaña comercial de Consumidores Internacional.
Los negociadores de la OMC deben eliminar en 2010 todas las subvenciones a las exportaciones de alimentos y asegurar que los servicios básicos, como agua y electricidad, lleguen a todos los consumidores, reclamó Harrison.
Otra demanda de Consumidores Internacional se relaciona con la resistencia a las presiones de los empresarios para prohibir el etiquetado ecológico, que no es una barrera comercial sino un derecho elemental, dijo.
El último punto de la petición apunta a la aplicación de las disposiciones adoptadas en Doha que autorizan a los países en desarrollo a fabricar o importar medicamentos vitales a precios accesibles.
Otra organización no gubernamental, el Movimiento por el Desarrollo Mundial (WDM, por sus siglas en inglés), criticó los objetivos que se ha fijado la Unión Europea (UE) en las negociaciones, que consisten en escasas concesiones en agricultura y demandas de compromisos masivos por parte de los países pobres, en los rubros de aranceles industriales y de comercio de servicios.
La política negociadora de la UE debe girar 180 grados para que se obtenga un acuerdo favorable a los intereses de los pobres, estimó Peter Hardstaff, jefe de políticas del WDM.
La organización resaltó expresiones formuladas durante la sesión del Consejo General de la OMC por el representante de Jamaica, Ransford Smith, quien dijo que si se realizara una evaluación de la denominada Ronda de Desarrollo de Doha, se comprueba que el aspecto del desarrollo está tristemente ausente.
Con relación al cambio del director general, Hardstaff observó que los países ricos han hecho pocos esfuerzos por ocultar su entusiasmo ante la llegada de Lamy en coincidencia con la reanudación de las negociaciones en septiembre.
Es improbable que Lamy haga algo para modificar los hábitos de los países ricos de emplear tácticas negociadoras antidemocráticas y sin transparencia, como las reuniones en grupos selectos reducidos para lograr los acuerdos, dijo el activista.
Céline Charvériat, jefa de la campaña de Oxfam Internacional a favor de un comercio justo, hizo notar que en el proceso de negociación se advierte una ausencia de liderazgo.
Sin un cambio fundamental en las actitudes, la conferencia de Hong Kong será un fracaso y las posibilidades de que los países en desarrollo se beneficien del comercio se extinguirán, pronosticó Charvériat.