UNION EUROPEA-CUBA: El empedrado camino del diálogo

La disidencia interna en Cuba, que actúa sin reconocimiento legal en el país, mantiene posturas a veces diametralmente opuestas en relación con la política de diálogo constructivo emprendida por la Unión Europea (UE) en sus relaciones con La Habana.

Esas contradicciones se traducen en expectativas diferentes sobre la decisión que prevé adoptar la UE, probablemente este lunes, respecto de las sanciones diplomáticas que aplicó en 2003 a Cuba, en respuesta al encarcelamiento, tras juicios sumarios, de 75 opositores acusados de conspirar con Estados Unidos para desestabilizar al país.

”Yo no espero nada de la UE desde que no supo defender el derecho de sus Estados miembros con representación en Cuba a invitarnos a sus recepciones”, dijo a IPS Vladimiro Roca, vocero de Todos Unidos, quien figura entre los más críticos de la suspensión temporal de esas sanciones en enero pasado.

El bloque evalúa actualmente la efectividad de esa decisión de principios de año que, unida a la disposición cubana de normalizar sus vínculos con las embajadas europeas acreditadas en La Habana, desbrozó el camino de la distensión y el reacercamiento.

Las medidas aplicadas en 2003 incluyen la restricción de visitas oficiales de alto nivel a Cuba, la reducción de la participación europea en los actos culturales en el país y la invitación a representantes de la oposición cubana a las fiestas nacionales de las embajadas de la UE en La Habana.

Este último punto fue el que mayor irritación causó al gobierno de Fidel Castro, que respondió con el congelamiento de todo contacto con los embajadores europeos. Incluso funcionarios de poca jerarquía y periodistas cubanos se abstuvieron de asistir a las recepciones del bloque.

”No estamos de acuerdo con la suspensión de esas medidas y creemos que deben restablecerse, para presionar al gobierno”, afirmó Ángel Polanco, vocero de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil (APSC), que los días 20 y 21 de mayo efectuó un congreso sin antecedentes en el país.

La realización de esa reunión, que transcurrió sin incidentes con las autoridades y con participación, según organizadores, de más de 150 delegados de todo el país, figura entre los puntos positivos del análisis que respecto de Cuba llevan a cabo expertos y funcionarios de la UE.

Sin embargo, tanto Roca (quien asistió a la cita de la APSC como invitado en representación de odos Unidos) como Polanco rechazaron considerar ese hecho como una muestra de apertura oficial.

”El gobierno se vio obligado a permitir ese encuentro, no tuvo alternativa”, opinó Polanco.

Las autoridades no interrumpieron la reunión, pero expulsaron del país a varios legisladores, políticos y periodistas europeos que habían entrado con visa de turistas y la intención, en algunos casos presunta, de participar en el encuentro.

Según fuentes europeas, ese elemento que pudo hacer naufragar el delicado camino del diálogo será condenado por los Ministros de Relaciones Exteriores de la UE cuando evalúen su postura hacia Cuba, pero de todos modos optarán por mantener su postura de acercamiento.

”El gobierno (cubano) no ha hecho nada por cambiar en estos seis meses, pero comprendo que para la UE es difícil mejorar esa situación. No soy partidario de movimientos rupturistas, que interrumpan el diálogo de los 25 (Estados miembros de la UE) con las autoridades cubanas”, señaló Oscar Espinoza Chepe, economista opositor.

La suspensión de las medidas, para lo cual ya habría consenso entre los 25, es un ”mal necesario” según Espinoza, uno los 14 excarcelados por motivos de salud del grupo de los 75 condenados en 2003.

Oswaldo Payá, principal promotor de una iniciativa conocida por Proyecto Varela, cuya intención declarada es la búsqueda de cambios políticos por la vía constitucional, dijo a IPS que la situación de los presos continúa deteriorándose y que no se han producido nuevas excarcelaciones.

”Pensamos que no se puede construir una relación aceptando esa situación”, y que más que concentrarse en mantener o no unas medidas, habría que evaluar el tema de los ”presos políticos, la necesidad de apertura democrática y qué se hará a favor de esos objetivos”, afirmó.

Manuel Cuesta, portavoz de Arco Progresista. también anotó que en el último semestre no hubo nuevas excarcelaciones ni se dieron pasos de mayor tolerancia oficial, pero consideró de mayor ”efectividad” la actual postura de la UE.

”Al diálogo y la persuasión hay que darles más tiempo. La UE está demostrando que tiene una política consistente y no coyuntural hacia Cuba”, señaló el activista de esa coalición de pequeñas agrupaciones cercanas a la social democracia.

A su vez, Eloy Gutiérrez Menoyo, líder de Cambio Cubano y partidario del diálogo con el gobierno de Fidel Castro, calificó de coherente y sensata la postura europea que, a su juicio, busca un ”camino propio” en su relación con La Habana.

El opositor es fuerte crítico de políticas de ”confrontación” como las de Estados Unidos, desde donde regresó en agosto de 2003 para instalarse en Cuba, donde su presencia es tácitamente aceptada por el Estado, pese a que no se le ha otorgado permiso oficial de residencia.

Gutiérrez Menoyo ha sido invitado, pero no ha asistido, a reuniones con disidentes convocadas por embajadores de la UE en Cuba, práctica adoptada en reemplazo de las invitaciones a las recepciones por fiestas nacionales.

Gutiérrez Menoyo aseguró sin embargo que no ha dejado de sostener contacto con diplomáticos europeos, aunque de manera bilateral.

El lunes 6, el Comité Político y de Seguridad (COPS) de la UE alcanzó un principio de acuerdo para mantener la suspensión de las medidas de sanción hasta junio de 2006, cuando se revise la llamada Posición Común sobre Cuba.

Se prevé que en estos días el Consejo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores ratificará, esa decisión en Luxemburgo, acyual sede de la presidencia rotativa del bloque europeo.

La Posición Común data de 1996 y fue acordada para impulsar la democratización, la defensa de los Derechos Humanos y una mejoría de las condiciones de vida de los cubanos.

La Habana ha rechazado desde su origen esa postura, a la que considera una injerencia en sus asuntos internos. Tampoco acepta la existencia de presos políticos y acusa a los opositores de ser mercenarios pagados por Estados Unidos.

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