Unos 12 millones de niñas y niños de África subsahariana han perdido por lo menos a uno de sus padres a causa del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), según la Federación Internacional de la Cruz Roja y las sociedades de la Media Luna Roja.
La cifra se puede haber duplicado en 2010, alertaron.
El número de huérfanos del sida es también importante en África austral, epicentro de la epidemia en el continente.
En los 10 países que abarca la Cruz Roja en la región de África austral, hay aproximadamente unos 4,1 millones de niños y niñas que han perdido a uno de sus padres a causa del sida, indicó Kenneth Motlogeloa, de la Sociedad de la Cruz Roja de Sudáfrica.
Los gobiernos, abrumados por las campañas de prevención y la provisión de medicamentos antirretrovirales a los enfermos, con frecuencia dejan a un lado las necesidades de los huérfanos.
Los abuelos de esos niños y niñas, las organizaciones no gubernamentales y los voluntarios como Victoria Sibisi tratan de llenar el vacío
Ella es una trabajadora social en Soweto, asentamiento en las afueras de Johannesburgo con casi un millón de habitantes, en su gran mayoría negros. Es voluntaria para la Cruz Roja de Sudáfrica y forma parte de un equipo que atiende a 126 niñas y niños huérfanos del sida o en riesgo de contraer la enfermedad.
Cuando comenzamos a visitar a los enfermos en 2002, descubrimos que los más vulnerables son los niños y las niñas, así que empezamos a preocuparnos más por ellos. Los vecinos nos veían y nos invitaban a ayudarlos, contó en una reciente conferencia en Johannesburgo sobre el sida.
Hay muchos otros que necesitan asistencia. Lamentablemente no podemos aumentar el número de personas a las que ayudamos, pues no tenemos recursos suficientes, explicó Sibisi.
La prevalencia de la enfermedad en Sudáfrica es 21,5 por ciento, y 5,1 millones de los 44 millones de habitantes del país están infectados con VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida), según el Programa Conjunto de las Naciones Unidas para la Lucha contra el Sida.
Las demandas de quienes sufren por enfermedades vinculadas con el sida y el creciente número de niños y niñas que necesitan atención superan por completo la capacidad de los voluntarios.
A veces hasta le sacamos comida a nuestras familias y la compartimos con los que están desesperados, en especial los que toman medicamentos antirretrovirales. Necesitan ingerir alimentos antes de la medicina. A veces no tenemos comida en casa y le damos dinero a ellos para comprar alimentos, dijo Sibisi.
La situación más desalentadora es cuando tanto la madre como el hijo están enfermos, y la madre no puede ayudar al hijo, agregó.
La jefa de la oficina de la Cruz Roja para África austral, Francoise Le Goff, señaló que unos 700.000 huérfanos en la región fueron infectados con el VIH. Dada la escasez de medicamentos antirretrovirales para tratar a los niños y niñas, el problema se ha convertido en un tsunami silencioso, afirmó.
Tsunami es una palabra japonesa para referirse a las grandes olas que invaden las costas causadas por terremotos o erupciones volcánicas submarinas. El término se hizo conocido en todo el mundo a fines del año pasado, cuando ese tipo de olas causó gran devastación en el sur de Asia.
Diez sociedades de la Cruz Roja en África austral se comprometieron a redoblar su apoyo a los voluntarios en campañas de prevención del sida y atención domiciliaria a enfermos de ese mal. Esto implicará una mejor coordinación.
Las estructura ya está allí. Lo que necesitamos es apoyar los programas existentes, dijo a IPS el jefe de información para Sudáfrica de la Federación Internacional de la Cruz Roja, Tapiwa Gomo.
Coordinamos tareas con todas las agencias que atienden a los huérfanos del sida, incluyendo al sector privado. Algunas empresas financian la educación de niños y niñas, pero sólo por un año. Creemos que debería haber un programa a largo plazo, afirmó.
Hay varias iniciativas en marcha para estimular al sector privado y a otras agencias a que donen ropa a los huérfanos.
Se necesita un compromiso sostenido a largo plazo para satisfacer las necesidades de estos pequeños y garantizar que puedan desarrollar todo su potencial y tengan vidas felices, saludables y productivas, dijo Motlogeloa.
Si esto no se logra, personas como Christine Mnguni, también residente de Soweto, continuarán haciendo lo que pueden por huérfanos del sida.
Quedé a cargo de tres niños. Su madre es mi hija, quien murió en 2004, señaló esta mujer el 15 de junio, en el lanzamiento de una campaña de la Cruz Roja para mejorar la atención a los huérfanos en África austral.
No puedo salir a trabajar porque este niño siempre está enfermo, dijo, señalando a un bebé que lleva consigo. No confío en nadie, añadió.
Mnguni depende por completo del gobierno. Ahora mismo, dependo de un subsidio para el cuidado del niño de 180 rands (unos 27 dólares) por mes. Pero este dinero no es suficiente para lo que necesita, señaló.
Siempre que me despierto en la mañana me preocupo por el futuro colegio de los niños. Quiero que se eduquen. A veces van a la escuela con el estómago vacíoà y no puedo comprar los libros de texto, agregó.
Cuidar a 15 niños y niñas es una gran carga para una mujer. Éste es un fenómeno muy común en la región, dijo Le Goff. (