La irrupción del empresario Sebastián Piñera como candidato opositor para las presidenciales del 11 de diciembre en Chile, no está afectando a la gobiernista Michelle Bachelet, la favorita para esos comicios, sino que acentuó la división de una derecha que se devora a sí misma en una guerra de encuestas.
La principal derrota de la derecha es su división, dijo a IPS el diputado Antonio Leal, del cogobernante Partido Por la Democracia, para quien Piñera, un economista de perfil liberal, expresa ante todo el rechazo a Joaquín Lavín, el otro postulante de la oposición derechista, por su pasado de cercanía al ex dictador Augusto Pinochet (1973-1990).
El Partido Renovación Nacional proclamó a Piñera como candidato el 14 de mayo, apostando a la atracción que podría ejercer en los sectores centristas moderados de la Concertación por la Democracia, la coalición de cuatro partidos de centroizquierda que gobierna Chile desde la restauración democrática en marzo de 1990.
La hipótesis se apoyaba en la poca convocatoria que Lavín y su partido, la Unión Demócrata Independiente (UDI), de perfil conservador, pinochetista y a la vez populista, pueden ejercer hacia el ala moderada de la coalición gobernante, representada sobre todo por el Partido Demócrata Cristiano.
El cálculo pareció acertado cuando los primeros sondeos de intención de voto tras la proclamación de Piñera indicaron una suerte de caída libre de la ex canciller Soledad Alvear, precandidata del PDC, quien el 24 de mayo se retiró de la contienda y dejó como candidata única del oficialismo a Bachelet, del Partido Socialista.
Bachelet, ex ministra de Salud y de Defensa, proclamada inicialmente por los partidos Socialista y Por la Democracia, y luego por el Partido Radical Socialdemócrata, recibió a fines de mayo el respaldo oficial de la Democracia Cristiana y se ve encaminada a un seguro triunfo en las presidenciales de diciembre, simultáneas a comicios parlamentarios.
Cinco encuestas de intención de voto difundidas este mes otorgan a Bachelet respaldos de 46 a 53 por ciento, abriendo así posibilidades de que triunfe en la primera vuelta y sea innecesario el balotaje que prevé la Constitución entre los dos candidatos más votados si ninguno obtiene mayoría absoluta en primera instancia.
Dos de esos sondeos instalaron además la imagen del empate técnico entre los candidatos derechistas. Una encuesta telefónica de la empresa Ipsos dio 21 por ciento de adhesiones a Lavín, contra 18 por ciento de Piñera, y la consultora Times Research registró 21 por ciento para Piñera y 19 por ciento para Lavín.
Pablo Longueira, diputado de la UDI, representante de los sectores más duros de ese partido y ahora candidato a senador, sostuvo a la luz de las encuestas que Piñera nos hizo un daño enorme, porque instaló a Bachelet como clara favorita y aleja las posibilidades de que la elección se resuelva en una segunda vuelta.
Longueira y el secretario general de la UDI, Patricio Melero, coincidieron en que Piñera no quita votantes a los demócrata cristianos y sí a Lavín, ya que los porcentajes de intención de voto de los dos candidatos de la derecha suman el mismo 40 por ciento que varios sondeos atribuían a éste antes de que surgiera la postulación de Piñera.
Según Melero y Longueira, hay que buscar fórmulas para que la derecha llegue con candidato único al 11 de diciembre, ya sea a través del retiro de quien aparezca con menor apoyo en las encuestas o mediante la celebración de una elección primaria en la Alianza por Chile, el pacto electoral del Partido Renovación Nacional y la UDI.
Si quieren un solo candidato, que se baje Lavín y se sume a la candidatura de Piñera, respondió el día 24 Rodrigo Hinzpeter, jefe de la campaña del empresario.
El senador Alberto Espina, también de Renovación Nacional, afirmó que Lavín tenía sólo apoyo en torno a 30 por ciento antes de la irrupción de Piñera, y que por tanto es falso que éste divida la votación derechista.
Espina, sostuvo que se confirma la previsión de que Piñera resta electores al oficialismo, y que muchos demócrata cristianos votan a regañadientes por Bachelet, porque es socialista y dudan de su capacidad para hacer un buen gobierno.
Pero antes que combatir a la candidata oficialista, los postulantes de la derecha parecen más interesados en pelear entre ellos, con descalificaciones de las encuestas en que aparecen en desventaja.
Así, Hinzpeter negó credibilidad a un sondeo que atribuye 25 por ciento de los votos a Lavín y 18 por ciento a Piñera, de la empresa Benchmark, aduciendo que propietarios de esa encuestadora están vinculados a la UDI.
El diputado Felipe Salaberry, del partido de Lavín, dijo a su vez a IPS que una persona puede optar bajarse (retirarse) si va perdiendo. En este caso, el que va tercero es Sebastián Piñera. Por lo tanto, el debería evaluar bajar su candidatura presidencial.
Leal consideró muy probable que Piñera suba un poco más en las encuestas y sobrepase a Lavín, cuya candidatura considera en deterioro, pero sin que ello comporte un aumento significativo de la votación de los dos candidatos (derechistas) juntos.
El periodista Hugo Mery, analista político de la radio de la Universidad de Chile y el diario estatal La Nación, dijo a IPS que puede haber pequeños movimientos en las tendencias de intención de voto en la derecha, pero pronosticó que estadísticamente continuará siendo un empate técnico entre Piñera y Lavín.
Tanto Leal como Mery consideran prácticamente imposible que uno de los dos candidatos derechistas deponga su postulación en beneficio del otro, no sólo por las estrechas diferencias que marcan las encuestas, sino también por rasgos de sus respectivos proyectos políticos y sus fuerzas de apoyo.
Piñera representa una derecha mucho más decente que la de Lavín, que no ha tenido prácticamente vínculos con la dictadura, comenzando por él mismo, aunque desde el punto de vista de la equidad y la justicia, de negarse a corregir un modelo dogmático de economía de mercado, ambos son lo mismo, dijo Leal.
La UDI no es un partido que esté preparado cultural, política y psicológicamente para abordar una separación histórica con el pinochetismo, subrayó el parlamentario, y esa opinión fue corroborada de hecho por la diputada María Angélica Cristi, de ese partido, quien señaló a IPS que gracias a Pinochet, este país es lo que es.
Para Mery, más que el factor Pinochet, en la derecha pesa el factor Lagos, en términos de que el actual presidente Ricardo Lagos rompió el mito de que un socialista no podía hacer un buen gobierno y condujo a la izquierda moderada a una renovación y modernización que le permite aspirar a la continuidad en el poder.