POLÍTICA-BRASIL: Economía de reelección

La crisis política provocada por denuncias de corrupción en partidos oficialistas agrava las incertidumbres de la economía brasileña, pero el gobierno aún intentará manejarla para favorecer la reelección del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Ése es el enfoque del economista Antonio Marcio Buainain, profesor de la Universidad Estadual de Campinas, en el sur del país, quien identifica en la política monetaria adoptada por el Banco Central una "gestión política", sin la flexibilidad necesaria a una conducción de la economía.

El ajuste monetario impuesto por el Banco Central desde septiembre debería "relajarse a partir de agosto o septiembre”, de manera a permitir un mayor crecimiento económico el próximo año, cuando se celebrarán elecciones presidenciales, parlamentarias y estaduales, dijo Buainain a IPS.

También Celso Ming, columnista del conservador diario O Estado de Sao Paulo, reconoció en las decisiones del Banco Central "una estrategia destinada a concentrar” los efectos de las altas tasas básicas de interés entre el tercer trimestre de 2004 y el próximo trimestre, para "crear alivio y euforia" algunos meses antes de las elecciones, previstas para octubre de 2005.

Pero las denuncias de corrupción en el gobierno y en el Congreso legislativo "complicaron el cuadro”, agregándole mayores incertidumbres, admitió Buainain.

El diputado Roberto Jefferson, presidente del Partido Laborista Brasileño (PTB), acusó la semana pasada al gobernante e izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) de sobornar a diputados para asegurarse su respaldo al gobierno, desatando un escándalo que involucra al ministro José Dirceu, jefe de la Casa Civil de la Presidencia.

Jefferson decidió divulgar la corrupción en el oficialismo, después de ser involucrado él mismo en un escándalo anterior, que había estallado un mes atrás al revelarse el uso de la empresa estatal de correos para obtener fondos ilegales para el PTB.

Una Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) fue creada para ocuparse de la corrupción en el correo, y otra está en gestación para tratar las denuncias de Jefferson sobre las "mesadas" que habrían recibido diputados de dos partidos aliados del oficialismo, el Liberal y el Progresista, ambos conservadores.

El gobierno intenta "ignorar" los efectos económicos de esta crisis, argumentando que la economía es hoy menos vulnerable y que la inflación está bajando, pero "si la crisis se agrava" echará por tierra esta estrategia, según Buainain.

La crisis política tiende a presionar un aumento de la inflación, profundizando los temores sobre el futuro, la búsqueda de divisas extranjeras y la consecuente devaluación del real.

Las CPI tienen potencial para ser un factor de turbulencia durante toda la segunda mitad del año, lo cual forzaría a mantener elevadas las tasas de interés, pues una reducción podría echar a perder el control de la economía y la reelección de Lula, razonó el economista.

Una evaluación distinta efectuó Carlos Lessa, profesor da la Universidad Federal de Río de Janeiro, quien en cualquier hipótesis considera "probable" una desaceleración económica en el período anterior a los comicios, en desmedro del oficialismo.

Lessa, economista allegado al PT, renunció en noviembre a la presidencia del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, poderoso instrumento estatal de apoyo a las inversiones productivas, por discrepar de la política económica de su propio gobierno.

Los efectos electorales del cuadro económico se hicieron más preocupantes al conocerse que el producto interno bruto (PIB) del primer trimestre de este año solo creció 0,3 por ciento sobre el trimestre anterior y 2,9 por ciento sobre el mismo período de 2004, lo cual indica una fuerte desaceleración de la actividad productiva.

Más alarmante fue la caída de las inversiones, de 3,9 por ciento en el último trimestre de 2004 con relación al período anterior y de tres por ciento en el primer trimestre de 2005. Esto es consecuencia del alza de la tasa básica de interés, según Antonio Olinto, responsable de Cuentas Nacionales del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística.

El Banco Central empezó a elevar su tasa de interés en septiembre, cuando se encontraba en 16 por ciento, y la llevó gradualmente hasta el actual 19,75 por ciento, pese a las sistemáticas protestas de empresarios y sindicalistas y del propio vicepresidente José Alencar.

Esta política monetaria "no es novedad”, se repite desde los años 80, promoviendo cortos momentos de expansión, los llamados "vuelos de gallina", seguidos de caídas de la actividad con un "mediocre promedio de crecimiento”, dijo Lessa a IPS.

El modelo de metas de inflación adoptado "no admite más que tres o 3,5 por ciento de crecimiento" del PIB, y la superación de ese índice se castiga subiendo las tasas de interés frenando la economía para contener los precios, explicó.

Los intereses elevados atraen capitales especulativos y aprecian la cotización de la moneda nacional, con consecuentes problemas en la balanza de pagos del país. Ocurrió entre 1994 y 1998 y se repite ahora. "Los neoliberales no aprenden", sentenció Lessa en referencia a la continuidad de la política económica, pese a la llegada del PT al poder, en 2003.

Así las cosas, la actividad económica podría ingresar a su ciclo más bajo en el período electoral, afectando al PT y la reelección de Lula, admitió Lessa, ya que el presidente rechazó los "cambios populistas" en la política económica, previendo de todas formas un crecimiento que sorprendería "los pesimistas”. *****

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