Pese al declive general de la economía mundial, la de los países pobres continúa en crecimiento, en una tendencia que puede ayudar a lograr los objetivos internacionales en materia de desarrollo, según expertos.
Un aspecto inusual de la actual tendencia del crecimiento económico mundial es que está muy extendido en los países en desarrollo, destacó un nuevo informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre la situación y las perspectivas de la economía mundial.
Si ese crecimiento no se interrumpe, será una ventana de oportunidad para alcanzar las metas de desarrollo establecidas en varias conferencias internacionales, incluso los Objetivos de Desarrollo del Milenio fijados por los miembros de la ONU en 2000, según los economistas del foro mundial que prepararon el informe semestral.
Los Objetivos incluyen la reducción de la pobreza extrema y el hambre a la mitad, la educación primaria universal, la promoción de la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer, la reducción de la mortalidad materna en tres cuartos, de la mortalidad infantil en dos tercios, y el combate al sida, la malaria y otras enfermedades.
Las metas específicas deben cumplirse antes de 2015 y tienen como referencia los niveles de 1990.
El crecimiento previsto de la economía mundial para 2004 y 2005 no sólo es el más fuerte de los últimos años, sino que está inusualmente extendido entre los países en desarrollo y en transición, destacó José Antonio Ocampo, subsecretario general de Asuntos Económicos y Sociales.
Aun con una desaceleración, se prevé que los países en desarrollo crecerán seis por ciento en 2005-2006. Todos los países en desarrollo tienen un buen desempeño en comparación con las últimas décadas, agregó.
El año pasado, las economías de los países en desarrollo crecieron más de seis por ciento, y se prevé que mantendrán un crecimiento superior a cinco por ciento en los próximos seis meses y más allá, señalaron analistas de la ONU en el informe, publicado el miércoles.
Los expertos proyectaron que Asia meridional, que logró un crecimiento de siete por ciento al igual que Asia oriental, mantendrá ese nivel este año.
En cuanto a África subsahariana, la región más pobre del mundo, se prevé que crecerá más de cinco por ciento. De manera similar, se estima que las economías del antiguo bloque soviético se expandirán seis por ciento esete año y más de siete por ciento el año próximo.
Es muy, muy prometedor, dijo Ocampo a la prensa. Este crecimiento económico en muchos países en desarrollo es atribuible parcialmente a las mejoras en las políticas económicas dentro de esos países, agregó.
Por ahora, según economistas, el clima sigue siendo en general favorable para los países en desarrollo, a medida que crece el comercio internacional. El aumento de los precios de la energía y las materias primas en los últimos dos años mejoró los índices de intercambio, mientras que el costo de los créditos externos está en un mínimo histórico.
Además del aumento de la demanda de países industrializados, hay muchos factores internos responsables del crecimiento económico en los países en desarrollo.
Por ejemplo, en China e India, el aumento de los ingresos y la reducción de la pobreza han fortalecido la demanda de los mercados internos.
Este es uno de los factores que provoca una nueva tendencia: el aumento del comercio entre países en desarrollo, en especial la compra de materias primas de China, dice el informe de la ONU.
El documento señala que el mundo en desarrollo es todavía el principal determinante del crecimiento mundial, pero que la dicotomía entre la reducción del crecimiento en las economías industrializadas (en particular Europa y Japón) y el crecimiento sostenido en el Sur en desarrollo sugiere cierto grado de desvinculación.
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, elogió el desempeño económico del mundo en desarrollo, pero advirtió que la actual tendencia de crecimiento no está libre de riesgos, como el aumento de los precios del petróleo y los desequilibrios en el comercio mundial.
La profundización de los desequilibrios externos entre países sigue siendo una amenaza. Se estima que el déficit de cuenta corriente de Estados Unidos llegará a 700.000 millones de dólares, previene el informe.
El documento también advierte a los creadores de políticas que no deben confiarse en los ajustes del tipo de cambio para corregir desequilibrios, porque sin ajustes en las actividades de la economía real, incluso déficits y superávits, la confianza en el dólar como divisa de reserva puede desvanecerse.