Legisladores de Estados Unidos propusieron una ley para forzar a China a revalorizar su moneda, bajo la amenaza de aumentar los aranceles a sus exportaciones.
Se trata de la última medida de Estados Unidos para frenar las importaciones baratas de China que, según Washington, amenazan a trabajadores, industrias y empresas estadounidenses.
Los legisladores sostienen que la subvaloración de la moneda china (yuan), mantenida a la par con el dólar estadounidense, logra artificialmente que los productos chinos sean más baratos y las exportaciones de Estados Unidos menos atractivas.
La gente está perdiendo su trabajo y nuestra economía sufre por las prácticas comerciales injustas de China, y es hora de que le enviemos un fuerte mensaje, exhortó el congresista republicano Mark Green, uno de los cuatro copatrocinadores del proyecto.
Los otros tres son Phil English, Chris Chocola y Robin Hayes, también del gobernante Partido Republicano. Junto con Green, anunciaron el martes su propuesta de ley de Iniciativa de Armonización Monetaria mediante Acciones Neutralizadoras.
Según el proyecto, el tipo de cambio de China infringe las normas de la Organización Mundial del Comercio y también podría violar el Artículo IV de la Carta Constitutiva del Fondo Monetario Internacional, que prohíbe la manipulación monetaria para impedir ajustes en la balanza de pagos u obtener ventajas comerciales injustas.
Pero en Washington hay consenso sobre que el verdadero motivo detrás de la iniciativa es el creciente déficit comercial de Estados Unidos, que alcanzó un récord de 195.100 millones de dólares en el primer trimestre de este año.
Según la Comisión Estados Unidos-China de Análisis Económico y de Seguridad, el déficit comercial estadounidense con China se multiplicó por 20 en los últimos 14 años, al pasar de 6.200 millones de dólares en 1989 a 160.000 millones en 2004.
Como resultado, el Tesoro estadounidense reclamó públicamente en varias ocasiones que Beijing hiciera flotar su moneda, el yuan.
Las medidas de presión incluyeron un informe publicado en mayo por el Departamento del Tesoro que, por primera vez, afirma que China está ahora en condiciones técnicas de hacer flotar su moneda.
El informe semestral, Políticas económicas y cambiarias internacionales, advierte que China podría ser citada en el informe de noviembre como manipuladora de su moneda si no adopta medidas correctivas.
Muchos economistas estadounidenses respaldan el reclamo oficial de una revaluación de la moneda china.
Estados Unidos tiene un gran déficit comercial que no es sostenible, y es claro que China es parte de esta historia, por su tipo de cambio, comentó Dean Baker, codirector del Centro de Investigaciones Económicas y Políticas.
Por lo tanto, considero razonable que Estados Unidos pretenda un tipo de cambio diferente, agregó.
Baker comparte la idea de que sería mejor, tanto para China como para los consumidores estadounidenses, que Beijing revalorizara su moneda en lugar de tener que enfrentar un aumento de los aranceles estadounidenses.
Si los aranceles suben 40 por ciento, por ejemplo, a los estadounidenses les costará 40 por ciento más adquirir los productos. Ese adicional lo recaudará el gobierno de Estados Unidos como impuestos. Pero si los productos aumentan 40 por ciento por la revaluación del yuan, al menos una parte irá a parar a los productores chinos, explicó.
Pero otros economistas sostienen que no corresponde culpar a China por los problemas comerciales de Estados Unidos y que las nuevas medidas podrían exponer a este país a acusaciones de proteccionismo que tendrían un gran costo a largo plazo.
Probablemente China reajustará su moneda en un futuro no muy distante. Las amenazas del Congreso y la Casa Blanca se basan en tonterías populistas que, si se plasman en una ley, causarán un daño real a las familias estadounidenses, advirtió Daniel Griswold, director del Centro de Estudios de Políticas Comerciales del Instituto Cato, de Washington.
Griswold recordó que China tiene una fuerte demanda de productos estadounidenses como trigo, frijoles de soya, algodón, plástico, semiconductores y maquinaria industrial, y que desde 2000, las exportaciones a China se duplicaron con creces al pasar a 35.000 millones de dólares, mientras que las exportaciones al resto del mundo sólo aumentaron dos por ciento.
Además, los dólares que los chinos ganan de sus ventas al mercado estadounidense no están guardados en colchones, sino que regresan a Estados Unidos, ya sea para comprar nuestros productos o como inversiones en bonos del Tesoro, recalcó el economista.
El aumento de aranceles a los productos chinos afectaría una relación mutuamente beneficiosa con la economía más dinámica del mundo, advirtió.