Los servicios de inteligencia de Estados Unidos afirman que la política de seguridad del gobierno de George W. Bush logró reducir las amenazas terroristas, aunque legisladores critican la lentitud de las autoridades para atender los verdaderos focos de peligro.
Los atentados terroristas de gran escala se triplicaron en el mundo en 2004, pero las amenazas a Estados Unidos llegaron a su nivel más bajo desde los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, señalaron fuentes de inteligencia estadounidenses.
Los atentados significativos en todo el planeta sumaron 650 el año pasado, contra 173 de 2003, pero el sistema de evaluación de amenazas terroristas creado en Estados Unidos calcula que los peligros en este país disminuyeron entre 25 y 50 por ciento en los últimos dos años.
Algunos observadores ven estos datos con recelo.
Debemos poner en duda la validez de cualquier cálculo de Estados Unidos sobre atentados terroristas. Ellos fabrican los datos sobre cualquier cosa para hacer creer que la campaña contra el terrorismo está funcionando. ¿Por qué confiar en un cálculo que no está confirmado por fuentes fidedignas?, dijo el analista Edward Herman.
Este ex profesor de finanzas de la Universidad de Pennsylvania (noreste) es coautor de los libros The Terrorism Industry (La industria del terrorismo), 'The Real Terror Network" (Las verdadera red del terrorismo) y Manufacturing Consent" (Fabricando consentimiento).
Mientras el gobierno se enorgullece de sus supuestos logros en seguridad, congresistas expresan preocupación por lo que consideran una insuficiente vigilancia en puntos clave del país, como las centrales nucleares y químicas.
Thomas Kean y Lee Hamilton, presidente y vicepresidente respectivamente de la Comisión Nacional sobre Atentados Terroristas en Estados Unidos, que investigó lo ocurrido el 11 de septiembre de 2001, señalaron días atrás que el gobierno actúa demasiado lento para poner en práctica las recomendaciones que hicieron en su informe final de 567 páginas, presentado en agosto del año pasado.
La Comisión fue creada como órgano independiente en 2002 por el Congreso legislativo, integrada tanto por miembros del gobernante Partido Republicano como del opositor Partido Demócrata.
Kean y Hamilton anunciaron que convocarían una serie de audiencias el próximo verano boreal para analizar la forma en que ha respondido el gobierno a sus sugerencias.
Entre éstas se destacan permitir que los congresistas vigilen las actividades de los servicios de inteligencia y de las agencias de seguridad, y promover una mayor coordinación entre la policía, los bomberos y los hospitales en casos de emergencia.
También criticaron la lentitud de Washington para crear una junta de defensa de las libertades civiles y designar un coordinador nacional de inteligencia que supervise las investigaciones que se realizan en todo el país.
Mientras, el Departamento de Seguridad Nacional admitió la semana pasada que necesitaba reemplazar o mejorar gran parte del equipamiento tecnológico de inteligencia que adquirió de urgencia por 4.500 millones de dólares luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Se trata de sofisticados sistemas de vigilancia para aeropuertos, centrales marítimas y fronteras. Ahora el gobierno considera que son ineficientes y poco confiables.
La afirmación de que teníamos que gastar mucho dinero para demostrar nuestra determinación es una risa, como si el total de dólares gastados fuera a impresionar al público más que la actitud, dijo Herman a IPS.
Las inversiones en asuntos de seguridad clave, como proteger las centrales químicas y nucleares o los puertos, están tristemente ausentes, añadió.
Herman sostuvo que lo más lamentable de todo esto es que se haya gastado tanto dinero rápidamente para mostrar que se estaba haciendo algo a pesar de que no funcionaba.
Esto ha sido algo reiterado en la política antiterrorista de Estados Unidos. El objetivo es hacer que la gente piense que se está haciendo algo, indicó.
El Departamento de Estado (cancillería) publicó el año pasado datos sobre amenazas terroristas que luego revisó admitiendo que había subestimado los peligros. A partir de entonces, anunció que las informaciones serían divulgadas por el recientemente creado Centro Nacional Contra el Terrorismo, que recolecta la información.
El hecho de que no haya habido ningún atentado terrorista importante aquí en más de tres años y medio, ni siquiera uno pequeño, sugiere que la amenaza terrorista ha sido exagerada en extremo todo este tiempo, sostuvo el analista Brian Foley, profesor en la Escuela de Leyes de Jacksonville, en el sudoriental estado de Florida.
Quizás el gobierno no ha actuado rápido en brindar seguridad a las centrales químicas, por ejemplo, pues sabe que la amenaza es en realidad mucho menor de lo que nuestros líderes nos quieren hacer creer. Sólo basta con comparar la lentitud en proteger industrias vulnerables con el celo para invadir Afganistán e Iraq, afirmó.
La espada de Damocles que, según nos dicen, cuelga sobre nuestras cabezas, parece ser en realidad un cuchillo para untar manteca, afirmó.
Por su parte, Beau Grosscup, profesor de relaciones internacionales en la Universidad de California (occidente), señaló que todo esto muestra una vez más que la así llamada guerra contra el terrorismo es de naturaleza política y que sirve a intereses políticos solamente.