EEUU-ARABIA SAUDITA: Sólo se habla de negocios

Grupos de derechos humanos expresaron decepción porque en la última cumbre entre Estados Unidos y Arabia Saudita el presidente estadounidense no se refirió a las violaciones a los derechos humanos en ese país rico en petróleo.

”Aparentemente, (el presidente George W.) Bush está más interesado en hablar sobre barriles de petróleo que sobre los detenidos, torturados y oprimidos dentro de las fronteras de Arabia Saudita”, lamentó Alexandra Arriaga, directora de relaciones gubernamentales de la organización Amnistía Internacional/Estados Unidos.

”Al concentrarse en los precios del petróleo en su reunión con el príncipe heredero (Abdulá), el presidente se perdió la oportunidad de urgir a uno de sus aliados clave en la 'guerra contra el terrorismo' a que deje de aterrorizar a sus propios ciudadanos”, agregó Arriaga, en entrevista con IPS.

Antes de la cumbre del 25 de abril en la hacienda de Bush en Crawford, en el meridional estado de Texas, grupos defensores de las libertades civiles exhortaron a Bush a exigir la liberación de disidentes, la designación de mujeres para integrar consejos municipales y el fin de la pena de muerte en Arabia Saudita.

El temario de la reunión incluyó algunos puntos relacionados con la reforma política en Arabia Saudita, pero se concentró en las medidas que ese gobierno está dispuesto a tomar para reducir el precio del petróleo y en la cooperación contra el terrorismo.

”Lamentablemente, como dependemos tanto del petróleo saudí, el presidente tiene poca influencia para hablar de democracia y libertad a los saudíes opresores”, señaló Brian Foley, profesor de derecho de Florida Coastal School of Law, una facultad con sede en Jacksonville, en el estado sudoriental de Florida.

Foley recordó que, en un discurso pronunciado en 2003, Bush dijo que ”la libertad es a la vez el paraíso para la humanidad y la mejor esperanza de progreso aquí en la Tierra”.

Pero la concentración de la cumbre en los precios del petróleo ”envía un mensaje diferente a la parte de la humanidad que viven en Arabia Saudita: el paraíso puede esperar”, dijo el académico.

”Estados Unidos considera que cada país construye instituciones que reflejan su historia, su cultura y las tradiciones de su sociedad, y no pretende imponer su propio estilo de gobierno al gobierno y al pueblo de Arabia Saudita”, declararon Bush y Abdulá en un comunicado conjunto tras la reunión.

”Estados Unidos celebra las recientes elecciones municipales celebradas en el reino y aspira a una participación mayor de acuerdo con el programa de reforma” saudí, agregaron.

Neil Hicks, director de programas internacionales de Amnistía Internacional, consideró el comunicado ”muy deferente”.

”Hubiera sido mejor que Bush pidiera una participación más amplia, de acuerdo con los principios universalmente reconocidos de gobernanza democrática, en lugar de elogiar la reforma de los saudíes de acuerdo con su propio programa”, observó Hicks.

”Los saudíes interpretarán esto como una autorización para continuar negando los derechos universalmente reconocidos de las mujeres, minorías religiosas y otros grupos”, advirtió.

Otros grupos de libertades civiles había urgido al presidente a exigir a Abdulá la liberación inmediata de tres disidentes que están en prisión hace más de un año por reclamar una monarquía constitucional.

La organización Human Rights Watch advirtió que la promesa de participación femenina en las próximas elecciones municipales no es tranquilizadora, y pidió a Bush que urgiera a Abdulá a designar mujeres en los escaños no elegidos de los concejos municipales y también del Consejo Consultivo (Shura) nacional, cuyos miembros son todos nombrados en forma directa.

Además, el grupo recordó que en Arabia Saudita se decapitaron públicamente al menos 40 personas en lo que va del año, dos tercios de ellas procedentes de Asia meridional, el sudeste asiático y África, y exhortó a Bush a pedir una moratoria a todas las ejecuciones judiciales en ese país.

Sam Husseini, director de comunicaciones del grupo Institute for Public Accuracy, señaló que las conversaciones entre ambos mandatarios no reflejaron la opinión pública de Estados Unidos ni la de Arabia Saudita.

”Si fuera por el público estadounidense, Bush hubiera presionado a Abdulá sobre derechos humanos, democracia e igualdad de género en Arabia Saudita. Si fuera por el público Saudí, Abdulá hubiera presionado a Bush por la agresión a Iraq y el apoyo a las agresiones de Israel en las tierras palestinas que ocupa”, dijo Husseini.

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