El cumplimiento de las Metas de Desarrollo del Milenio fijadas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para acabar con la pobreza requiere un nuevo impulso, señalaron los reunidos en el Congreso Internacional Las ONG y la transformación social en el siglo XXI.
El Congreso, organizado por la ONG (organización no gubernamental) Manos Unidas, con el apoyo de la ONU y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), y en el que intervinieron 40 ponentes de varios países, concluyó este jueves en Santiago de Compostela, ciudad gallega ubicada en el extremo noroeste de la península ibérica.
Ana Álvarez de Lara, presidenta de Manos Unidas, dijo a IPS que ese nuevo impulso requiere que los 189 gobiernos que aprobaron las Metas del Milenio cumplan sus compromisos y que las ONG sean el motor del mismo.
Sobre todo debemos concienciar a las sociedades del Norte sobre la situación de las personas del Sur, cuyos mayores problemas están causados por las políticas y las acciones de nuestros países, alegó.
Los países industrializados deben revisar sus políticas comerciales y estudiar temas como el canje de la deuda externa por proyectos de desarrollo, sin que eso signifique bendecir la corrupción, que desgraciadamente todavía existe, y sin olvidar que los corruptores también son culpables, añadió Álvarez.
Óscar Azmitia, representante del Proyecto de Desarrollo Santiago, de Guatemala y de la Asociación Latinoamericana de Organismos de Promoción, con sede central en Costa Rica, también fue concluyente al respecto en declaraciones a IPS.
A su entender, las Metas del Milenio son minimalistas, pequeñas pero aun así no se cumplen, y por eso, además de exigir su cumplimiento, hay que plantear a los gobiernos que dupliquen los fondos comprometidos.
Tan importante como eso es que se creen las condiciones para que sea posible el desarrollo en el Tercer Mundo, levantando barreras aduaneras a los países del Sur en desarrollo y renegociando o cancelando las deudas externas que ahogan las economías de nuestras naciones.
Al inaugurar el Congreso, Álvarez subrayó que habiéndose cumplido ya cinco años de la aprobación de las Metas del Milenio, en las que se establecieron ocho objetivos prioritarios, se ha avanzado muy poco, y que aun peor es que en muchos países, entre ellos España, nuestro camino parece que se está alejando de la meta propuesta.
La cooperante se refirió también a la cuestión de la violencia, tanto terrorista como insurgente, y afirmó que hay que terminar con hechos que pueden fomentarla.
La paz se alcanza con la denuncia de la injusticia y de la violencia estructural que provocan estallidos de violencia, la paz se alcanza con el rechazo de la violencia abierta, con el trabajo por la erradicación del hambre y de la pobreza, con la lucha contra la marginación y la exclusión, aseveró.
El Congreso se celebró en el marco de la Conferencia Mundial para la Paz, la Solidaridad y el Desarrollo, organizada por el gobierno de la noroccidental comunidad autónoma de Cataluña, y que el viernes reunirá a representantes de cinco religiones que proclamarán conjuntamente su rechazo a cualquier guerra, conflicto o violencia, y su decisión de combatir la pobreza y la inequidad social.
Esa proclamación se realizará en la Catedral de Santiago, con una vigilia por la paz a la que asistirán religiosos hinduistas, judíos, budistas, musulmanes y cristianos, en un acto abierto al público.
Al respecto Rafael Serrano, secretario general de Manos Unidas, una ONG vinculada con la Iglesia Católica, expresó que para la doctrina social de la Iglesia (de esa Iglesia), los bienes que ha puesto Dios en la tierra son entendidos como el patrimonio común de la humanidad que está constituido por un conjunto de bienes universales (agua, aire, bosques, alimento, semillas, etcétera).
Esos bienes en modo alguno pueden ser mercantilizados, privatizados y patentados por unos pocos, pues son de propiedad colectiva de todas las personas, opinó.
La equidad social requiere construir una sociedad con un reparto justo de los recursos entre los habitantes del planeta, procurando la sostenibilidad ecológica, que es la base de la reproducción de la vida y el requisito imprescindible para la solidaridad con las generaciones futuras, arguyó Serrano.
En su declaración final, los asistentes al Congreso afirmaron que el mismo les ha confirmado su convencimiento de ser parte de la primera generación de la historia que tiene en sus manos la posibilidad de acabar con la pobreza extrema. Álvarez explicó a IPS que esa afirmación parte del conocimiento de que en el mundo de hoy se produce lo suficiente como para que nadie pase hambre, viva en el país que viva.
Los tres centenares de participantes consignaron que el mundo en que nos movemos y actuamos las ONG vive bajo el signo de la globalización. Esta globalización debería hacerse para todos, pero creemos que se hace solamente para algunos a costa de los demás. La globalización que se está potenciando es la de quitar barreras al capital para que éste pueda circular más libremente.
Por eso es necesario trabajar para cambiar estas tendencias, ya que esta globalización configura un panorama lleno de incertidumbres, que más tarde o más temprano nos afectará a todos. El desarrollo de la ciencia y de la técnica ha de ir acompañado de una mayor justicia social y de una mejor distribución de la riqueza.
Hay que construir una sociedad con un reparto más justo de los recursos entre los habitantes del planeta, procurando la sostenibilidad ecológica y un estilo de desarrollo que no hipoteque a las generaciones futuras, sostuvieron.
La declaración culmina con una cita del escritor francés Tibor Mende: Es necesario borrar de la faz de la tierra la vergüenza de la miseria y del hambre.