Policías y fiscales usan en Estados Unidos un término que no existe en los códigos pero igualmente puede arruinar vidas y carreras, creando una condición a medio camino entre la inocencia y la sospecha: persona de interés.
La expresión se habría acuñado en la década de 1970 y, aunque no hay estadísticas disponibles, es común su utilización en investigaciones policiales.
Funcionarios encargados de la aplicación de las leyes afirman que el calificativo es neutro, porque puede significar un sospechoso potencial o un testigo. Pero expertos legales sostienen que el término es deliberadamente vago para inducir al público y los medios de prensa a equiparar persona de interés con sospechoso.
Lamentablemente, esta práctica continuará mientras beneficie a casi todos los involucrados, señaló Brian Foley, profesor de la facultad de derecho Florida Coastal School of Law, en Jacksonville, en el estado sudoriental Florida.
Las autoridades ganan porque aparentan progresar en la investigación. El público gana al sentirse más seguro, creyendo que alguien ha sido identificado y es vigilado. Y la prensa gana por tener una persona, además de un hecho, sobre quien escribir. Sólo pierde la persona de interés, dijo Foley a IPS.
Los resultados del uso de ese término han sido variados. El año pasado, dos cadáveres fueron hallados en un camino del condado de Hillsborough, Florida. Los detectives concentraron su investigación en un ex convicto con profusos antecedentes penales, al que consideraron persona de interés, pero que luego fue absuelto.
Otro caso es el de Steven Hatfill, ex investigador de enfermedades infecciosas del ejército, quien ha estado bajo investigación del Buró Federal de Investigaciones (FBI) desde los atentados con virus de ántrax o carbunco en 2001, que mataron a cinco personas y enfermaron a otras 17.
El entonces procurador general John Ashcroft lo llamó públicamente persona de interés, aunque Hatfill nunca fue acusado de manera formal.
El ex investigador negó toda participación en los ataques, que consistieron en el envío de esporas de ántrax por correo a empleados de medios de prensa y oficinas gubernamentales, y afirmó que fue despedido de su empleo debido a la cobertura periodística del caso.
Su apartamento y sus botes de basura fueron registrados varias veces, y ha estado bajo vigilancia las 24 horas. Hatfill demandó a Ashcroft y al FBI por lo que llamó una campaña de persecución contra su persona. También inició juicio contra The New York Times Co. y el columnista Nicholas Kristof, arguyendo que ese periódico lo difamó en una serie de artículos que lo identificaban como el principal sospechoso.
Hasta ahora, nadie ha sido acusado formalmente por los atentados. A fines de septiembre de 2003, casi dos años después de los ataques, el nuevo jefe de la investigación consideró preocupante que algunos funcionarios hayan llamado públicamente a Hatfill persona de interés.
La investigación del ántrax fue obstruida por una serie de filtraciones, lamentó. Mientras, Hatfill permanece sin empleo.
Los críticos del uso oficial del término persona de interés citan otro caso notorio como prueba del daño que puede causar.
Se trata del caso de Richard Jewell, quien trabajaba como guardia de seguridad en los Juegos Olímpicos de 1996 en Atlanta, Georgia.
Jewell vio un objeto sospechoso, que resultó ser una bomba, y lo denunció a la policía, que no llegó a desactivarla. La bomba explotó, causando la muerte a un espectador y heridas a varios otros.
En un principio, Jewell fue considerado un héroe por haber impedido daños mayores, pero sólo tres días después de la explosión, el diario The Atlanta Journal-Constitution afirmó que la policía investigaba la posibilidad de que el propio guardia hubiera colocado la bomba.
Agentes del FBI lo interrogaron y registraron su apartamento, ante la mirada de periodistas y cámaras de televisión.
Jewell siempre defendió su inocencia. En el octubre siguiente, un juez federal determinó que el guardia no era sospechoso, y los fiscales le comunicaron que ya no estaba bajo investigación.
Una vez eximido de culpa, entabló una demanda con el argumento de que su reputación había sido arruinada y ganó una compensación de cientos de miles de dólares (el monto exacto no fue revelado).
Etiquetar a alguien como persona de interés es enviar una señal sin palabras, dijo Lin Wood, abogado de Jewell. No se debería discutir en público el nombre de un individuo simplemente porque es investigado. Millones de personas inocentes son investigadas, dijo.
Aun así, el polémico término comenzó a usarse más a partir del caso de Jewell.