La Organización Mundial del Comercio (OMC) levantó finalmente este jueves las barreras que durante casi nueve años había opuesto a la iniciación de negociaciones para el ingreso de Irán al sistema multilateral.
Con esta decisión, la OMC se desembarazó de un estorbo que condicionaba la prescindencia política de la organización desde que Teherán presentó su solicitud de ingreso, en septiembre de 1996.
Nos sentimos muy felices de haber sido capaces de tomar esta determinación, comentó aliviada la negociadora keniata Amina Mohamed, que este año preside el consejo general, el máximo organismo de la OMC durante los recesos de la conferencia ministerial que se reúne cada dos años.
Se había llegado al bloqueo del ingreso de Irán a causa de muchas consideraciones, de las cuales no han sido todas puramente económicas, reconoció Mohamed.
La diplomática se refería a la actitud de Estados Unidos, que por primera vez este jueves abandonó su política de obstrucción y permitió la formación de consenso para que la OMC aprobara la creación de un grupo de trabajo destinado a examinar las condiciones del acceso de Irán.
Estados Unidos mantuvo silencio durante el análisis del ingreso de Irán en el consejo general, pero su reserva refrendó el consenso, el mecanismo empleado por la OMC para adoptar casi la totalidad de sus decisiones.
Washington y Teherán han mantenido relaciones complejas, a menudo al borde del conflicto, desde la proclamación de la república islámica, en abril de 1979. El gobierno estadounidense ha impuesto sanciones a Irán por considerar que constituye una amenaza a su seguridad nacional.
Las autoridades de Estados Unidos objetan en particular el programa nuclear de Teherán y sostienen que su finalidad es dotarse de armamentos nucleares. El régimen iraní replica que sus investigaciones tienen fines pacíficos.
El miércoles, la Unión Europea (UE) se comprometió a agilizar la ejecución de un acuerdo firmado hace seis meses con Irán para impedir que ese país fabrique bombas nucleares.
Diplomáticos de la UE prometieron presentar a fines de julio o comienzos de agosto un pliego de propuestas para cumplir el Acuerdo de París, de noviembre de 2004, según el cual Teherán renunciaría a su denunciado programa de fabricación de armas nucleares, a cambio de asistencia técnica y cooperación económica europeas.
Ese acuerdo entre europeos e iraníes requiere el aval de Washington, no sólo en el plano estrictamente militar, sino en los demás aspectos de cooperación técnica y económica.
En ese terreno es una señal significativa que la delegación estadounidense no bloqueara este jueves el consenso para implementar el ingreso iraní a la OMC.
Los países en desarrollo miembros de la OMC expresaron su aspiración a que no volviera a producirse en la institución una situación similar a la experimentada por Irán.
El representante de Paraguay, Rigoberto Gauto Vielman, describió el caso de Irán como el de un país que ve frustrada su pretensión de iniciar sus negociaciones de adhesión por consideraciones ajenas a la economía y el comercio.
Sólo esos dos aspectos, la economía y el comercio, deben guiar los trabajos en todos los ámbitos de la OMC, reclamó Gauto Vielman, quien habló en nombre del Grupo Informal de Países en Desarrollo.
El representante de los países en desarrollo declaró que ese grupo consideraba necesario excluir en lo posible las cuestiones políticas que no se vinculen al comercio.
Una de las sanciones de Washington a Teherán prevé castigos a las compañías no estadounidenses que inviertan anualmente más de 20 millones de dólares en los sectores de petróleo y gas iraníes. Desde 1995 existen prohibiciones aún más severas para las empresas estadounidenses y sus subsidiarias extranjeras que pretendieran realizar negocios con Irán.
Esas trabas al comercio serán motivo de examen del grupo de trabajo que se encargará de evaluar las condiciones de adhesión de Irán. El cuerpo producirá un informe que demanda un período de dos años, como ocurrió en el caso más rápido, de Kirguistán, o que puede extenderse, como pasó con la admisión de China aprobada en 2001, que se demoró 15 años.
Mohamed informó de la decisión del consejo general de crear también un grupo de trabajo para examinar la solicitud de adhesión presentada por Santo Tome y Príncipe.
Los actuales miembros de la OMC son 148 estados y territorios aduaneros, de los cuales 128 ya integraban la organización precursora, el Acuerdo General de Aranceles Aduaneros y Comercio, conocida por sus siglas en inglés GATT.
En sus 10 años de vida, la OMC ha administrado con economía el derecho de admisión pues sólo aprobó en ese período la incorporación de 20 nuevos miembros.
Irán se suma desde esta fecha a una lista de 30 países que mantienen negociaciones para incorporarse a la institución. Algunas de esas solicitudes se remontan a las épocas del GATT, como en los casos de Argelia, que la presentó en 1987, de Rusia, en 1993, y de Arabia Saudita, en el mismo año.
El representante de Irán, Mohammed Reza Alborzi, tomó con filosofía los aplazamientos del caso iraní en la OMC y recordó la sugerencia de un proverbio persa: un pez siempre está fresco cuando se lo captura, aun cuando se sale a pescar con tardanza.
El comercio de Irán —país de 68 millones de habitantes— comprende exportaciones por 40.100 millones de dólares e importaciones por 33.200 millones, según datos de 2004. Sus principales compradores son Japón, China, Italia, Taiwan, Turquía y Corea del Sur. Los mayores abastecedores son Alemania, Francia, China, Italia, Emiratos Árabes Unidos, Corea del Sur, Rusia y Japón.
Entre 80 y 90 ciento de las exportaciones iraníes corresponden al petróleo y sus derivados. Pero las reglas de la OMC no se ocupan del comercio de energía, siguiendo un acuerdo de caballeros que existía en el GATT.
Los principales protagonistas del comercio mundial, miembros de la antigua institución, temían que la naturaleza estratégica del comercio del petróleo y las importantes cuestiones de seguridad vinculadas al mismo politizaran los debates. (FIN)