Los casos de la mortal fiebre de Marburgo disminuyeron en Angola, pero los expertos advierten que es muy pronto para hacer predicciones optimistas y los países vecinos no bajan la guardia.
El virus de Marburgo, así llamado por la ciudad alemana en la que fue descubierto en 1967, se cobró la vida de 235 personas en ese país del suroeste de África desde el pasado octubre. Se la considera una enfermedad rara, con una mortalidad de hasta 90 por ciento.
Los primeros síntomas son similares a los de la malaria: dolores de cabeza y musculares, fiebre alta, náuseas, vómitos y diarrea. Las hemorragias aparecen pasados entre cinco y siete días, sobre todo en el aparato gastrointestinal y en los pulmones, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Esta semana, dos visitantes de Angola que sufrieron fiebre alta causaron alarma en Sudáfrica. Finalmente resultaron casos de malaria, pero la rápida reacción de las autoridades reflejó una fuerte vigilancia contra la fiebre de Marburgo.
No existen restricciones de viaje oficiales, pero clínicas privadas de Johannesburgo que asesoran a los viajeros sobre potenciales riesgos de salud advierten a los sudafricanos que no visiten Angola a menos que sea absolutamente necesario.
No sentimos la necesidad de imponer restricciones específicas porque es necesario un contacto estrecho con la persona infectada para contraer el virus, explicó Barry Schoub, director del Instituto Nacional de Enfermedades Transmisibles de Sudáfrica.
El virus no se contagia por un contacto casual, sino por fluidos corporales como el sudor, la saliva o el semen, agregó.
Sin embargo, hemos advertido a todas las autoridades portuarias sobre los síntomas, y a la vez ellas asesoran a la población para que esté alerta… Cualquiera que muestre síntomas debe ponerse en contacto con las autoridades, en particular si ha estado en las provincias angoleñas donde se registraron los brotes recientes, informó Schoub.
De manera similar, las autoridades de República Democrática de Congo (RDC, ex Zaire), Kenia, Gabón y Namibia alertaron a su población sobre el peligro de viajar a Angola.
La RDC sufrió hace cinco años una epidemia de la fiebre de Marburgo que mató a 123 personas. Ahora, las autoridades están alertas ante el eventual ingreso de personas infectadas.
En Kenia, que registró tres casos de la enfermedad en los años 80, el Ministerio de Salud estableció un sistema en los dos principales aeropuertos del país para examinar a los pasajeros que llegan desde Angola, además de alertar a todos los hospitales y clínicas.
Y el consejo ministerial de Gabón, donde la fiebre hemorrágica de Ebola mató a 116 personas en 1994 y 2002, también puso en máxima alerta a los servicios de vigilancia epidemiológica.
En Angola, se han registrado casos de la fiebre de Marburgo en siete de las 18 provincias del país, pero todos se originaron en Uige, un municipio del norte del país, con 200.000 habitantes.
En los últimos días se han reportado menos casos, por lo tanto podría ser que la epidemia esté cediendo, pero aún es pronto para decirlo. Hasta ahora no ha aparecido la enfermedad en Sudáfrica, aunque hubo varios casos sospechosos, declaró Schoub.
El último brote del virus se distingue de otros anteriores porque tiene lugar en un ambiente urbano confinado, destacó Tom Ksiazek, del Centro para el Control de Enfermedades, con sede en Atlanta, Estados Unidos.
Periodistas que visitaron Uige informaron que falta agua potable y una infraestructura básica de salud, lo que hace difícil el tratamiento de la epidemia.
En Luanda, autoridades informaron que las acciones para controlar la epidemia están a cargo del Ministerio de Salud, la OMS, el estadounidense Centro de Control de Enfermedades y las organizaciones no gubernamentales Médicos Sin Fronteras de España y de Holanda, entre otras instituciones.
Las medidas impuestas incluyen la vigilancia epidemiológica activa para el control de todas las personas que hayan tenido contacto con los enfermos, la creación de condiciones logísticas para el control de los focos de infección, la formación de equipos médicos y de laboratorio y el desarrollo de acciones de movilización social en el terreno.
No existen vacunas ni medicamentos para combatir la fiebre de Marburgo. El tratamiento a los pacientes se limita a aislarlos, controlar estados febriles, intentar mantener las funciones renales y frenar la hemorragia.
La OMS ha intensificado sus esfuerzos de educación comunitaria contra la enfermedad.
La organización proveyó entrenamiento a 82 enfermeras la semana pasada, y prevé cursos de capacitación similares para médicos y policías.