Mientras católicos de todo el mundo lloran la muerte de Juan Pablo II, otros concentran su atención en la sucesión. Para los de África, que han aumentado en forma constante en los últimos años, la cuestión es clara: el nuevo Papa debe ser africano.
El número de adherentes al catolicismo en África aumentó 4,5 por ciento en 2003, mientras que el de Europa permaneció constante, de acuerdo con el último Anuario Pontificio. En Asia se registró un incremento de 2,2 por ciento, y en América, de 1,2 por ciento.
Actualmente, África representa a 13,2 por ciento de los 1.100 millones de católicos del mundo.
Chirevo Kwenda, director del departamento de estudios religiosos de la Universidad de Ciudad del Cabo, consideró que la elección de un Papa africano es una antigua deuda pendiente. El último clérigo de origen africano en conducir la Iglesia Católica fue Gelasio I, desde el año 492 hasta el 496.
Además, tenemos un africano de alto nivel en el Vaticano, recordó David Monyae, profesor de relaciones internacionales de la Universidad de Witwatersrand, de Johannesburgo.
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Monyae aludía al cardenal Francis Arinze, un nigeriano de 72 años quien fue un cercano asesor de Juan Pablo II, fallecido el sábado.
Arinze es una autoridad en asuntos islámicos, y esto podría jugar a su favor cuando los 118 cardenales habilitados para participar de la elección papal tomen su decisión, en momentos de crecimiento del radicalismo islámico en varias partes del mundo.
Sin embargo, Arinze es considerado un ultraconservador en asuntos religiosos, que sin duda mantendría la posición de Juan Pablo II acerca de la anticoncepción, las uniones homosexuales, el divorcio y el aborto.
La posibilidad del mantenimiento de varias de estas posturas en el nuevo papado no complace a muchos católicos.
Las autoridades de la Iglesia Católica no han aceptado el uso del condón en las relaciones sexuales, aunque se considera una herramienta fundamental para detener la pandemia de sida, rampante en África. El Vaticano promueve la abstinencia sexual como forma de combatir ese flagelo.
Siempre hemos discrepado de la percepción católica. Cualquiera que desaliente el uso del condón no es realista, dijo a IPS el presidente de la comisión sobre VIH/sida de la Asociación Médica de Kenya, Odongo Odiyo.
La gente mantiene relaciones sexuales ya sea que pertenezca a una iglesia o no, sea católica o no. En la lucha contra el VIH/sida, debemos encontrar una forma de ayudar a la gente, y una manera es estimular el uso del condón, resaltó.
Algunos sacerdotes católicos de Kenya se apartaron de los lineamientos del Vaticano en la materia y distribuyeron condones para ayudar en la lucha contra el sida, señaló Odiyo.
Actualmente, África subsahariana es la región con mayor población de personas que viven con VIH/sida: 25 millones, o 70 por ciento del total mundial.
Peter Gichangi, profesor de ginecología y obstetricia de la Universidad de Nairobi, afirmó que la postura católica sobre la anticoncepción fue contraproducente también para las iniciativas de planificación familiar en África.
Desalentar métodos de planificación familiar, incluido el uso de condones, lleva a una escalada del crecimiento de la población y a embarazos no deseados, que hacen que muchas mujeres recurran al aborto, dijo a IPS.
En sus numerosas visitas a países africanos, el Papa condenó el uso del condón y promovió en cambio la abstinencia sexual y la fidelidad como forma de controlar el sida.
Pero Juan Pablo II también se pronunció sobre otros asuntos que conciernen a los africanos. En la primera misa de Pascua del nuevo milenio, apeló al fin del racismo y la xenofobia, y un año antes, había condenado la guerra en Angola y acusado a los implicados de egoísmo.
Cuando los rebeldes de la República Democrática de Congo impidieron que el obispo de Bukavu regresara a su congregación en 2000, Juan Pablo II condenó esta acción ante miles de personas durante una audiencia semanal en la basílica de San Pedro, en Roma.
Cuando vino a Kenia en 1995, predicó la paz y dijo que sin paz no puede haber desarrollo. Dijo a los keniatas que abandonaran el tribalismo que provocó violentos choques en 1992, recordó el sacerdote Emmanuel Ngugi, a cargo de la iglesia de la Sagrada Familia de Nairobi.
Ngugi, que defendió las políticas del Vaticano sobre la anticoncepción, llamó al Papa difunto un símbolo de unidad.
Desde que Juan Pablo II inició su papado en 1978, el número de católicos en África aumentó casi 150 por ciento a 137,5 millones, según el Servicio de Noticias Católico.
(* Con aportes de Joyce Mulama desde Nairobi.)