NACIONES UNIDAS: Guerra política por designación clave

La mayoría del mundo en desarrollo se enfrascó en un pulso político con el secretario general de la ONU, Kofi Annan, por la postulación del tailandés Supachai Panitchpakdi como su candidato a encabezar la UNCTAD.

La nominación del actual director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC) aún debe ser refrendada por la Asamblea General, órgano de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) que reúne a los 191 países del foro mundial.

Pero la postulación, anunciada por Annan el 28 de febrero, no llegó todavía a la Asamblea General, una demora inusualmente prolongada: casi dos meses respecto de casos similares anteriores.

Eso ocurrió porque el Grupo de los 77 (G-77), que reúne a 132 países del Sur y es el mayor agrupamiento político dentro de la ONU, detuvo el proceso de ratificación al cuestionar la decisión de Annan por no haberlo consultado.

El choque ocurrió a pesar de que la nación de la que procede Supachai integra el G-77.

El proceso de consulta entre la Secretaría General de la ONU y el G-77 para esta designación es una tradición de 40 años, que se remonta a la misma creación de la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo).

La votación en la Asamblea General estaba programada para mediados de marzo, pero fue postergada a pedido del G-77. La aprobación de una candidatura presentada a un alto cargo por el secretario general suele ser un trámite de rutina.

Es el primer retraso por el estilo en los 60 años de historia del foro mundial.

El embajador de Jamaica y presidente del G-77, Stafford Neil, dijo a otros representantes el 21 de este mes que el agrupamiento había constituido un ”grupo de contacto” a cargo de entrevistarse con Supachai e intercambiar puntos de vista con él.

Una entrevista similar se registró hace pocos días en Washington, entre representantes de un grupo de países en desarrollo y el próximo presidente del Banco Mundial, el estadounidense Paul Wolfowitz.

Pero nada indica que Supachai esté dispuesto a ser interrogado por el G-77 sobre sus credenciales o por su supuesta actitud displicente hacia la ONU, en especial hacia el Consejo Económico y Social (Ecosoc), que reúne a representantes de los países y de la sociedad civil.

La OMC, bajo la dirección de Supachai, envió, según fuentes del G-77, a funcionarios de bajo rango a la reunión anual de Ecosoc.

La candidatura formulada por Annan es objeto de críticas por otra razón adicional: pocas semanas después de postularlo, el secretario general estableció una nueva política de transparencia y discusión pública para todos los altos nombramientos en el sistema de las Naciones Unidas.

Como consecuencia, el jefe ejecutivo de la ONU llamó a los países miembros a proponer sus candidatos para altos cargos vacantes: el director del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Alto Comisionado para los Refugiados, el subsecretario general a cargo de la Oficina de Control de Servicios Internos y el Comisionado de la Agencia de Asistencia a los Refugiados Palestinos.

El G-77 aspira a que Annan siga los mismos procedimientos respecto de la designación del jefe de la UNCTAD, por lo que debería convocar a los países para que propongan nombres.

”Estamos preocupados. Un proceso sesgado conduce a un resultado sesgado”, dijo un diplomático asiático en una reciente reunión del G-77.

”Pero no queremos aplastar la nariz del secretario general en el suelo”, añadió. Lo mejor que podría suceder, sostuvo, es que Annan reabra todo el procedimiento, y que Supachai sea uno de los candidatos.

Entre otros aspirantes al puesto figuran diplomáticos y expertos de Camboya, Filipinas, India, Pakistán y Bangladesh. El anuncio de Annan tomó por sorpresa a esos países, e impidió que postularan a sus preferidos.

Annan ya comunicó al G-77 que cree no estar obligado a consultar a nadie en torno de la designación del jefe de la UNCTAD. ”¿Qué cree que es la Asamblea General? ¿Un sello de goma?”, inquirió un representante del bloque en declaraciones a IPS.

La candidatura de Supachai también causó controversia en su país de origen, que ya había presentado la postulación a secretario general de la ONU de su ex canciller Surakiat Sathiratai para cuando Annan concluya su segundo periodo de cinco años, en diciembre de 2006.

Y la candidatura de Supachai impide, en cierta medida, la elección de Surakiat, pues, para la mayoría de los diplomáticos en el foro mundial, un país no puede ostentar dos cargos importantes de manera simultánea.

En la superficie, parece un choque entre Annan y el G-77, pero ”un examen más de cerca permite apreciar una conspiración contra Supachai”, dijo a IPS el ex embajador tailandés en la ONU Asda Jayanama.

Inadvertidamente, el G-77 quedó involucrado en asuntos políticos internos de Tailandia, pues Surakiat, el aspirante a suceder a Annan, es un ejemplo de ”diplomacia de doble discurso”, pues elogia a Supachai en público y socava su figura en privado, advirtió Asda.

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