ISRAEL: Minoría árabe es blanco de doble hostilidad

Una serie de encuestas y hechos sociales confirmaron que tanto la actitud popular como la oficial hacia la minoría árabe de Israel son hostiles.

La violencia entre israelíes y palestinos cedió después de cuatro años de ”intifada” (insurrección palestina contra la ocupación israelí), pero las relaciones entre ciudadanos judíos y árabes son siempre tensas dentro de este país.

De distintas encuestas surgió que más de la mitad de la población judía no desea que vivan árabes en sus barrios y muchos quisieran que el gobierno aliente a los ciudadanos árabes a abandonar el país. A la vez, hubo un brote de racismo en las canchas de fútbol.

El club de fútbol Beitar Jerusalem fue multado este mes porque sus seguidores gritaron ”muerte a los árabes”, entre otras consignas, durante un partido con el club Bnei Sajnin, predominantemente árabe. Esto ocurrió después que el capitán del equipo, Abbas Suan, hiciera el gol del empate contra Irlanda en un partido de clasificación para la Copa Mundial de Fútbol FIFA.

”Abbas Suan no nos representa”, dijo un simpatizante del Beitar.

Investigadores árabes y judíos coinciden en que existe una fuerte antipatía entre ambas comunidades, pero señalan diferentes causas.

Un estudioso de las relaciones árabe-israelíes apuntó a la naturaleza judía del estado israelí y a su sesgo inherente, mientras que un cientista político judío atribuyó la actual polarización de ambas comunidades a los últimos cuatro años y medio de violencia.

El investigador árabe Assad Ghanem, de la Universidad de Haifa, publicó este mes una encuesta encargada por el centro de investigaciones Madar, con sede en Ramalá, sede del gobierno palestino.

La encuesta indicó que 42 por ciento de los judíos israelíes quieren que el gobierno aliente a los ciudadanos árabes a abandonar el país. Otro 40 por ciento no está de acuerdo.

”Estoy harto”, dijo Ghanem a IPS. ”Dejaré de hacer este tipo de estudios, que siempre muestran las mismas cosas”, agregó.

La otra encuesta, de la que surgió que más de la mitad de la población judía no desea vivir en el mismo barrio que árabes, fue presentada al parlamento en marzo, en el Día Internacional para la Eliminación de la Discriminación Racial.

Los resultados se refieren a los ciudadanos árabes de Israel, no a los palestinos de los territorios ocupados.

La minoría árabe de Israel está constituida por aquellos que no huyeron ni fueron expulsados durante la guerra de 1948-1949, cuando se fundó el estado judío, y sus descendientes. Actualmente constituyen 1,2 de los 6,8 millones de habitantes de Israel.

Los ciudadanos árabes tienen derecho a votar y están representados en el parlamento, tanto en partidos árabes como en los grandes partidos israelíes. Muy pocos sirven en el ejército, y su relación con el gobierno es, en el mejor de los casos, ambigua.

En general, los árabes se sienten ciudadanos de segunda clase, tienen fuertes vínculos con los palestinos fuera del país y son considerados por muchos israelíes como quintacolumnistas.

Ghanem está preocupado tanto por los prejuicios de la población en general como por la actitud del gobierno.

”Esas actitudes se influencian mutuamente. El gobierno y la burocracia suelen responder a presiones y temores populares, pero a la vez la población es influida por las actitudes de los políticos, que enfatizan ciertos aspectos demográficos”, observó.

La Oficina Central de Estadísticas publica con regularidad proyecciones demográficas, y la relación de judíos y árabes suele acaparar los títulos. Según la última proyección, la relación de judíos a árabes aumentará de 80-20 a 70-30 para el año 2025.

El primer ministro Ariel Sharon admitió que las consideraciones demográficas tuvieron un papel importante en el diseño de la ruta del polémico muro de separación sobre la frontera de Cisjordania. La finalidad fue dejar la mayor cantidad posible de palestinos del otro lado palestino del muro, e incluir la mayor cantidad posible de judíos del lado israelí..

La demografía también fue considerada por Sharon y sus seguidores como fundamento de la retirada unilateral de los asentamientos judíos de territorios palestinos, dado que la población del territorio situado entre el río y Jordán y el mar Mediterráneo pronto tendrá una mayoría árabe palestina.

La cuestión demográfica también se reflejó en la ley de naturalización que en 2004 prohibió a los residentes de Cisjordania que se casaran con ciudadanos israelíes residir en Israel. La Comisión de las Naciones Unidas sobre Derechos Humanos consideró racista esa ley.

La aprobación de esa norma ejemplifica la actitud del gobierno, que según Ghanem y grupos árabe-israelíes de derechos humanos oscila entre la discriminación activa y la negligencia.

Un estudio realizado por el Ministerio de Salud sobre la incidencia del cáncer en el país excluyó a las localidades árabes, señaló el diario Haaretz.

Yithak Reiter, cientista político de la Universidad Hebrea en Jerusalén especializado en la minoría árabe, estuvo de acuerdo en que las localidades y pueblos árabes reciben menos fondos que los de mayoría judía para obras de infraestructura, educación y servicios de salud.

Esto se debe a que los árabes han estado tradicionalmente subrepresentados en los organismos que desembolsan los fondos, señaló.

Según Reiter, esa situación ha mejorado porque la comunidad árabe se ha decidido a trabajar más dentro del sistema. El experto citó varios ejemplos de participación de políticos árabe-israelíes en el sistema político, entre ellos la designación de un árabe israelí como nuevo director general del Ministerio del Interior.

Ghanem celebró esa medida gubernamental, pero señaló que ”para cambiar realmente las cosas, el gobierno debe modificar su actitud general y transformarse en un gobierno para todos los ciudadanos”. (

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