El ex presidente ecuatoriano Abdalá Bucaram, destituido en 1997 por incapacidad mental y cargos de corrupción, regresó a su país «más loco» que antes, según sus palabras, prometiendo encabezar una «revolución bolivariana». Su presencia es una pincelada más en un cuadro de caos institucional.
Ecuador, país andino de 13 millones de habitantes, tuvo siete gobiernos en los últimos nueve años. Hoy vive un "desastre político completo", coincidieron en señalar a IPS el ex canciller Benjamín Ortiz, el presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), Luis Macas, y el analista del Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales, Alberto Acosta.
El panorama se pinta con amenazas de huelga, bombas lacrimógenas que explotan dentro del parlamento, insultos constantes entre políticos, agresiones físicas contra opositores y la actuación jurídicamente cuestionada del presidente Lucio Gutiérrez, un ex militar que pactó con los indígenas un programa con el que ganó las lecciones, luego acordó con la derecha y finalmente con Bucaram.
"El regreso del ladrón de Bucaram demuestra que la institucionalidad está por los suelos, y que aquí todo puede pasar", dijo el líder de la Conaie, poderosa organización cuyas movilizaciones sumadas a la de algunos militares llevaron al derrocamiento del presidente democristiano Jamil Mahuad (1998-2000), en medio de una grave crisis económica.
"No vamos a quedarnos con los brazos cruzados, y vamos nuevamente a salir a las calles y a los campos, y quede claro que luchamos contra toda la agenda política y económica del gobierno", advirtió el líder indígena. Casi la mitad de la población ecuatoriana es aborigen y pobre.
Bucaram, quien a inicios de su carrera política pretendía emular al héroe de historietas Batman y como mandatario se comparó con Jesús y recorría escenarios cantando y bailando, regresó a Ecuador el sábado 2 de abril luego de ocho años de exilio en Panamá, para apoyar a Gutiérrez y "luchar contra la oligarquía", según dijo.
El retorno de Bucaram fue posible pues el presidente de la Corte Suprema de Justicia, su amigo y correligionario Guillermo Castro, declaró nulos los procesos por corrupción abiertos en su contra.
Castro y otros miembros del Partido Roldosista Ecuatoriano fundado por Bucaram ocuparon en diciembre los principales cargos en los tribunales de justicia, luego que sus diputados y algunos legisladores oficialistas destituyeran a los magistrados en funciones, saltándose todos los procedimientos legales.
Según el relator especial de la Organización de las Naciones Unidas para los jueces y fiscales, Leandro Despouy, quien visitó Ecuador en marzo, los nuevos tribunales de Ecuador son ilegales en forma y en fondo.
Varios opositores contrarios a las medidas sufrieron agresiones y debieron ser hospitalizados, por ataques aparentemente cometidos por seguidores del gobierno.
Legisladores y organizaciones sociales han anunciado manifestaciones contra el regreso de Bucaram y el gobierno y en defensa de la democracia.
A esas protestas se sumarán los indígenas y asambleas ciudadanas organizadas por las alcaldías de Quito, Guayaquil y la septentrional Cuenca.
Desde la destitución de Bucaram por parte del Congreso legislativo, que en medio de protestas sociales declaró su incapacidad mental sin que mediara un análisis médico calificado, Ecuador vive una continua "depredación de sus instituciones" y periódicas protestas sociales, dijo el analista Acosta.
Ortiz, quien fue canciller del gobierno de Mahuad y ahora dirige una empresa consultora, advirtió que si la situación económica no tuviera "la solidez actual, el gobierno de Gutiérrez "ya habría caído.
En 2004, el producto interno bruto creció 6,6 por ciento y la inflación fue menor a dos por ciento. La mayor parte de los ingresos del país proceden de ventas de petróleo (cuyos precios internacionales están en alza) y de las remesas que envían a sus familias más de un millón de inmigrantes.
"La economía se mantiene más o menos estable, aunque en sus entrañas persisten las desigualdades, pero en lo político estamos muy mal y el futuro se ve negro", dijo a IPS Juan Carlos Reyes, ex miembro de un pequeño grupo guerrillero conocido como "Alfaro Vive, Carajo", desmovilizado a fines de los años 80.
La llegada de Bucaram al gobierno, en 1996, marcó el inicio de la inestabilidad de la democracia ecuatoriana recuperada en 1979 tras una década de regímenes militares.
En 1997 el mandatario fue destituido, y se sucedieron los interinatos de Rosalía Arteaga y Fabián Alarcón, hasta 1998, cuando fue electo Mahuad.
En 2000, movilizaciones indígenas respaldadas por militares derrocaron a Mahuad, sustituido por un efímero triunvirato, pero enseguida por el vicepresidente Gustavo Noboa, quien traspasó en 2003 la presidencia al elegido Gutiérrez.
Grupos de izquierda e indígenas piden ahora al parlamento que considere la destitución de Gutiérrez, cuyas políticas económicas de apertura y desregulación del Estado son apoyadas por Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional.
Bucaram ha declarado que el regreso de su exilio es para defender al presidente en funciones.
En un mitin con miles de seguidores que le dieron la bienvenida en el puerto de Guayaquil, la segunda ciudad del país, el ex mandatario prometió liderar una "revolución" similar a la del presidente venezolano Hugo Chávez y oponerse a la proyectada Área de Libre Comercio de las Américas y al poder "imperial" de Estados Unidos.
Pero la consistencia del apoyo de Bucaram a Gutiérrez está en duda, pues el primero habla de emular a Chávez y la gestión del segundo está muy lejos de la del venezolano, opinó Ortiz.
Mientras tanto, en el puerto de Manta sobre la costa del océano Pacífico ecuatoriano, continúa en funciones una base militar de Estados Unidos —vital para la logística de los aviones que toman parte en el conflicto interno de la vecina Colombia—, sin perspectivas de ser desmontada pese a la gran oposición de la izquierda y del movimiento indígena.
Gutiérrez procura la aprobación parlamentaria, este mes, de la Ley de Racionalización Económica del Estado, una amplio cuerpo legal que ampliaría la inversión privada en la explotación de petróleo y en la generación de electricidad.
Además, ese proyecto busca establecer un sistema mixto de pensiones para los jubilados con fuerte participación privada y limitar las prestaciones sociales del Estado a los trabajadores. Gutiérrez promueve asimismo un tratado de libre comercio con Estados Unidos.
"Todas esas iniciativas representan una desgracia para el pueblo ecuatoriano, por lo que estaremos en pie de lucha para cerrarles el paso", señaló el presidente de la Conaie.
En el Congreso unicameral de 100 miembros están representados 15 partidos políticos. Los mayores son el Roldosista, el derechista Social Cristiano y el socialdemócrata Izquierda Democrática. Pero no está claro si Gutiérrez logrará votos para aprobar sus proyectos en materia económica.
Algunos observadores creen que no será posible, pues la mayoría obtenida para tumbar a los jueces se desintegró poco después, y el mandatario enfrenta ahora una dura oposición parlamentaria por el regreso de Bucaram y por la inestabilidad general que vive el país.