Una de las primeras bajas de la grave crisis entre Japón y China pueden ser los estrechos vínculos económicos bilaterales, alertaron empresarios japoneses temerosos de perder al principal socio comercial de este país.
Las tensiones se manifiestan en dos planos, en el rechazo de Beijing a avalar la candidatura japonesa a un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y en la ira creciente de la población china hacia Japón por la interpretación que hace Tokio de su pasado colonialista.
El sábado decenas de miles de personas salieron a las calles de la ciudad china de Shangai en la más dura de las crecientes manifestaciones antijaponesas de las últimas semanas.
Los chinos expresaban su indignación pues Japón se niega a reconocer atrocidades cometidas en la región durante el período colonial, en especial en la ocupación militar de China, entre 1931 y 1945.
El domingo, en un encuentro en Beijing, el canciller chino Li Zhaoxing se negó a ofrecer a su par japonés Nobutaka Machimura disculpas por los daños ocasionados por los manifestantes a intereses de Japón. Y le recomendó proteger a funcionarios y sedes diplomáticas, después de que los consulados de este país en varias ciudades chinas fueron apedreados en las últimas semanas.
Los manifestantes del sábado gritaban consignas contra Japón y portaban banderas chinas, rodearon el consulado japonés en Shangai arrojando piedras y otros objetos. Varios restaurantes de comida nipona también fueron apedreados.
Machimura había dicho a periodistas, antes de viajar: Quiero que el pueblo chino reconozca y entienda que las relaciones bilaterales están siendo dañadas por las protestas. Pero Beijing lo dejó con las manos vacías.
Las crecientes tensiones entre Japón y China son muy preocupantes, dijo a IPS el comerciante Tomichi Shimoyama, dueño de un lucrativo negocio de 18 años en el rubro de bolsos de mano y accesorios fabricados en China.
La situación es deprimente y peligrosa para mi futuro. Mis intereses empresariales en China están en juego, ruego a los políticos japoneses que ejerzan la contención ante estas protestas, añadió.
Los sentimientos antijaponeses se dispararon en China cuando Tokio publicó, el 5 de este mes, nuevos libros escolares de historia en los que eliminó la mayor parte de las referencias a las políticas coloniales impuestas a sus vecinos de Asia oriental por el desaparecido Ejército Imperial.
Una de las cuestiones que causa indignación a los chinos es la descripción en los libros escolares de la masacre perpetrada por el ejército japonés en la ciudad china de Nanjing como un incidente. Unos 300.000 chinos fueron asesinados allí entre diciembre de 1937 y marzo de 1938 en una de las peores matanzas de los tiempos modernos.
Los chinos protestan por lo que consideran distorsión o eliminación de acciones como matanzas de civiles o el uso de mujeres asiáticas como esclavas sexuales por los militares nipones.
Hiroshi Okuda, presidente de la influyente Federación de Empresas de Japón, dedicada al lobby, advirtió en un comunicado que las firmas de su país operando en China podrían verse afectadas por el resentimiento chino.
Citado por la prensa japonesa, Okuda agregó: Los problemas políticos no suelen resolverse de una vez, pero es importante que los líderes de los dos países avancen en un diálogo.
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, también pidió desde Nueva York la reconciliación de las dos partes.
Espero que este asunto sea manejado de un modo que no lo agrave. Confío en la sabiduría de los dos países para hallar una solución, dijo Annan.
La congoja de Shimoyama y las advertencias de Okuda expresan el punto de vista divergente que tienen los empresarios respecto de los políticos de Japón.
Al contrario que los políticos, los empresarios quieren mantener una relación amigable y madura con China, que ha reemplazado a Estados Unidos como el principal socio comercial de Japón, dijo el experto en economías del sudeste asiático Daisuke Hirastuka, del Instituto de Economías en Desarrollo, un grupo de estudios vinculado al gobierno.
El comercio bilateral llegó en 2004 a casi 168.000 millones de dólares, con un aumento de 25,7 por ciento respecto del año anterior.
La balanza comercial fue favorable a Japón. Las exportaciones chinas sumaron 73.500 millones de dólares (23,7 por ciento más que en 2003), mientras las ventas japonesas a su vecino totalizaron 94.400 millones, con un crecimiento de 27,3 puntos porcentuales respecto del año anterior.
Las economías del sudeste asiático están estrechamente vinculadas, y los intereses económicos compartidos podrían ser utilizados por los líderes de los dos países para aliviar la tensión, dijo Hirastuka a IPS.
Ambas partes deberían tomar conciencia de que llevar el contencioso muy lejos podría dañar los negocios a largo plazo. La tecnología y las inversiones japonesas en China son responsables del alto crecimiento económico de ese país, y los empresarios de Japón quieren los mayores retornos posibles, agregó el economista.
Pero la distancia en las percepciones es evidente, dijo en referencia a las visitas anuales del primer ministro japonés Junichiro Koizumi al santuario Yasukuni, donde se honra a criminales de guerra japoneses. Para China, esa peregrinación reabre cada año heridas históricas.
Beijing, a su vez, ha dicho que Japón carece de la calidad moral requerida para convertirse en miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU como parte de un plan divulgado en marzo para reformar ese órgano de elite del foro mundial.
Sólo un país que respete la historia, asuma responsabilidad por su pasado y recupere la confianza de los pueblos de Asia y del mundo puede asumir deberes mayores en la comunidad internacional, dijo esta semana el primer ministro chino Wen Jiabao en Nueva Delhi.
La industria turística es una de las primeras víctimas de la crisis diplomática más grave desde que las dos naciones restablecieron relaciones en 1972.
Muchos contingentes de turistas chinos cancelaron viajes a Japón y algunas empresas japonesas no aceptan organizar excursiones a China para mayo, durante la Semana Dorada, temporada alta para el sector.