Tras ocho meses de investigación, dos periodistas chilenos reconstruyen en un libro la verdad de Colonia Dignidad, el enclave alemán cuyo líder, el ex soldado nazi Paul Schäfer, está detenido y acusado de crímenes de lesa humanidad y de al menos 26 abusos sexuales a menores.
La investigación de Claudio Salinas y Hans Stange, alumnos del quinto año de la Escuela de Periodismo de la estatal Universidad de Chile, sostiene que la protección de Schäfer, que impidió su detención por más de 40 años, se debió a omisiones de todos los poderes del Estado.
En la comunidad agroindustrial de emigrantes alemanes creada 44 años atrás en un vasto predio rural ubicado 340 kilómetros al sur de Santiago, se violaron las libertades de expresión, correspondencia, asociación, movimiento y educación.
Además, se cometieron abusos sexuales contra menores, secuestros, retención y tortura de presos políticos durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y ocurrieron fugas a medianoche de víctimas ignoradas por la justicia. Todo esto bajo la batuta de Schäfer, protegido por una poderosa red.
Salinas y Stange acusan al Estado chileno de omisión, pues todo se sabía, pero nunca se hizo nada. Stange dijo a IPS que las torturas a los colonos se conocen desde 1964, las torturas a los detenidos políticos desde 1977, los abusos a menores, desde los años 70. El Estado conocía desde siempre lo que ocurría en materia de derechos humanos.
En octubre de 2004, los periodistas iniciaron la investigación, desestimada por el resto de sus colegas, en la desaparecida revista Latitud 33. Allí publicaron un documento de 10 páginas que incluía un mapa actualizado del enclave y una cronología de los hitos de la comunidad de Villa Baviera, nombre oficial de la colonia.
Con cientos de horas de investigación, una acuciosa revisión de documentos de primera fuente, archivos de prensa, contactos con informantes clave, entrevistas a abogados, ex torturados, fugados y familiares de las víctimas y visitas al lugar, Stange y Salinas redactan el libro que entre octubre y noviembre publicará la editorial internacional Random House Mondadori, en la colección Arena abierta.
Salinas es licenciado en historia y en comunicación social. Ha escrito para las revistas Latitud 33 y Mapocho y participado con ponencias en encuentros académicos sobre comunicación.
Stange, licenciado en comunicación social, ha trabajado en las revistas Rocinante y Latitud 33. Actualmente colabora en el diario local La Nación Domingo, es ayudante en dos cátedras de su escuela de periodismo y, al igual que Salinas, investigador ayudante del Centro de Estudios de la Comunicación.
Los investigadores describieron a Colonia Dignidad como un gran panal donde Schäfer era la abeja reina. Los colonos que la habitaban eran encantados por un líder que no es un psicópata ni un hombre brutal, sino carismático, y un homosexual al que sólo le interesan los niños, comentó Salinas.
Schäfer controlaba a todos quienes lo seguían. A la gente que ahí vivía se le prohibía tener vida privada, asociarse libremente, tenían que trabajar entre 12 a 14 horas diarias sin conversar con sus compañeros. Por lo tanto, en Colonia Dignidad hubo una violación sistemática del Estado de derecho, dijo Stange.
A fines de la década de los 60, el entonces senador Patricio Aylwin solicitó la cancelación de la personalidad jurídica de Villa Baviera. Asimismo, la Cámara de Diputados realizó una investigación sobre el enclave, pero Schäfer resultó exculpado.
En 1988, hubo un informe del juez especial de investigación Hernán Robert Arias y otro del Consejo de Defensa del Estado (CDE) que indicaban que los colonos adolescentes no estaban inscritos en los cantones de reclutamiento militar y que no existían datos sobre la situación laboral en la Colonia, entre otras irregularidades.
Schäfer ya tenía procesos por abusos sexuales a menores antes de llegar a Chile. Por estas razones, cuando nos referimos a omisiones queremos decir que el Estado, con todos sus poderes, amparó las irregularidades de la colonia, haciendo la vista gorda, o bien no actuando decididamente en contra de ella, dijo Salinas a IPS.
Aylwin llegó al tema cuando su amigo, Héctor Taricco, intendente de (la provincia de) Linares, fue querellado por la colonia, a fines de los 60, por reabrir un camino público que los alemanes se habían apropiado cobrando incluso un peaje. En esa época, Aylwin ya pedía la cancelación de la personalidad jurídica del lugar, recordó el periodista.
En la década de los 70 vino la noche autoritaria y la connivencia directa entre la dictadura y Colonia Dignidad, agregó Salinas. Más tarde, instalada la democracia, el ya presidente Aylwin (1990-1994) designó una comisión investigadora en el Ministerio del Interior que operó hasta 2000. Se quitó a la Colonia la personalidad jurídica y el enclave comenzó a ser cercado.
La despreocupación por este estado dentro de otro Estado es culpa del Estado chileno. En Colonia Dignidad ha existido una red de protección en el tiempo: jueces, policías, senadores, entre otros. Lo increíble son los eslabones de la red, porque se presume que hay una concertación explícita para la comisión y ocultamiento de los delitos de la colonia, sostuvo Salinas.
Los jóvenes investigadores se sorprendieron de que las irregularidades en Villa Baviera hayan sido un secreto a voces. Me pregunto por qué no existe otra Colonia Dignidad, si es tan fácil burlar a los poderes del Estado. También reflexiono sobre la germanofilia de nuestro país. Y, sobre todo, con que basta tejer redes de amistad y clientelismo para saltarse los límites jurídicos, dijo Salinas.
La detención de Schäfer el 10 de marzo en Argentina tomó a los periodistas en mitad de su investigación. Pensamos que todo se iba al carajo (al diablo), pero al reflexionar nos dimos cuenta de que era positivo porque podrían emerger antecedentes nuevos, ignorados por nosotros. Esto cambiaba el panorama, porque, mal que mal, era la abeja reina de colonia la atrapada, señalaron.
Sobre la polémica sobre si el arresto del prófugo alemán fue posible por la investigación periodística del programa de reportajes Contacto, del canal 13 de televisión local, —extremo rechazado por la policía— Salinas y Stange distinguen entre la labor de periodistas y policías.
Las investigaciones de la policía y canal 13 fueron paralelas durante mucho tiempo, por lo que el problema no es quién investiga mejor. Sé que el paradero de Schäfer se conocía por lo menos desde la misma época en que nosotros empezamos a investigar, y (el arresto) demoró por la necesidad de chequear, prevenir fugas y asegurar la captura. Eso de 'periodistas o policías' no es el tema, dijo Stange.
Creo que los periodistas no pueden jugar a ser policías. Ahora, cuando existe tanta confusión sobre los méritos de cada cual en la captura, hay que preguntarse por qué pasa. Nuevamente, hay una responsabilidad estatal, opinó Salinas.
La preocupación de los dos periodistas se dirige a las víctimas: los niños abusados, los presos políticos retenidos o desaparecidos, y los 220 colonos que aún viven en Villa Baviera.
Los más jóvenes no tienen dónde ir por su educación -muchos de ellos no saben español— y condición laboral, pues siempre trabajaron en el campo, no pueden insertarse en la cultura chilena ni en la alemana, ya que su imagen es de la Alemania de mediados del siglo XX, afirmó Salinas.
Los colonos son las víctimas, hay que protegerlos, pero también son potenciales obstaculizadores de la investigación. Los colonos no calzan en nuestra sociedad ni tampoco en la sociedad alemana actual. Nuevamente, supongo que son los estados los que deben hacerse cargo de la situación, opinó Stange.