Un año después del atentado terrorista que mató a 192 personas e hirió a dos millares en la capital de España, las investigaciones no han logrado determinar quién planeó y dirigió el estallido de las bombas en cuatro trenes repletos de pasajeros.
La fiscal que lleva el caso, Olga Sánchez, informó a la prensa que el sumario tiene 40.000 folios, con 72 imputados y 22 presos acusados de haber participado del ataque, pero no determina su pertenencia a algún grupo u organización, ni define cuál fue su jefatura.
En todo caso, hubo varios jefes y responsables a distintos niveles y habrá que esperar unos meses para las conclusiones definitivas, admitió Sánchez.
En ese plazo se esperan las declaraciones de acusados y testigos que están fuera de España, para las cuales se cursaron peticiones a Bélgica, Francia, Italia, Argelia y Marruecos.
Sánchez concluyó su comparecencia afirmando que se está muy cerca de saber lo que ocurrió y por qué ocurrió aquel 11 de marzo y enfatizó que la verdad que busca la justicia es quiénes idearon, prepararon y ejecutaron los atentados.
En anteriores declaraciones a la cadena radial SER, la fiscal había afirmado que la fecha de las explosiones, el 11 de marzo, no fue elegida al azar.
La elección del día tuvo una gran carga simbólica y cabalística para los grupos locales de Al Qaeda, la red extremista islámica de Osama bin Laden, acusada por Estados Unidos de haber perpetrado ataques con aviones de pasajeros en Nueva York y Washington, el 11 de septiembre de 2001.
El atentado madrileño se cometió el primer día 11 después de que los terroristas obtuvieron los explosivos, 911 días después del 11 de septiembre de 2001 y sobre cuatro objetivos, como eran cuatro los blancos en Estados Unidos, observó Sánchez.
Si la justicia todavía no llegó a conclusiones, menos avanzó la comisión parlamentaria investigadora, tras un año de reuniones. Una de sus sesiones más resonantes se celebró el 15 de diciembre, cuando compareció la actual presidenta de la Asociación de Víctimas del 11 de Marzo (11-M), Pilar Manjón, madre de uno de los asesinados, Daniel Paz Manjón, de 24 años.
Manjón reprochó a los políticos de los partidos representados en el parlamento que pusieran delante sus intereses en vez de investigar a fondo los atentados, y propuso que se formase una comisión independiente.
Su propuesta no fue tomada en cuenta porque lo que más les sigue preocupando (a los partidos) son las ventajas políticas y no arribar a una verdad clara y contundente, afirma.
Ante la pregunta de periodistas sobre el desencuentro que impera dentro de la comisión ad hoc, Manjón replicó no saber cuál es la verdad que los políticos quieren, pero sí sé la que nosotros estamos buscando: quiénes idearon, prepararon y ejecutaron los atentados, y ese momento está cercano.
Nos interesa saber qué pasaba con la trama de explosivos, con informes que avisaban de amenazas terroristas, así como sobre la falta de medios, de policías y de traductores, y la ausencia de voluntad política para prever lo que se nos venía encima después de pasar a convertirnos en objetivo terrorista, dijo Manjón el miércoles en diálogo con periodistas.
Hay coincidencias en que la autoría de los atentados correspondió a islamistas radicales, tesis afirmada tras el suicidio de varios de ellos cuando fueron cercados por la policía en una vivienda del periférico barrio madrileño de Leganés, el 3 de abril de 2004.
No obstante, esa tesis común desaparece al atribuirse la pertenencia de esas personas a una organización internacional, como la comandada por el prófugo saudita Bin Laden o cualquier otra.
Quien era hace un año director del Centro Nacional de Información (CNI), Jorge Dezcallar, recuerda ahora que la estadounidense Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) empezó a encontrar cosas en el éter después de los atentados del 11 de septiembre.
Esos hallazgos en el éter (detección de mensajes desde satélites) también fueron procurados por la CIA después del 11 de marzo en España, a pedido de Madrid, pero ni ellos ni nadie encontraron nada, afirma Dezcallar.
Algunos servicios (de inteligencia) nos dicen que creen que (el 11-M) se ha cocido en nuestra casa, que el atentado no fue organizado fuera de España, sino por islamistas residentes en este país, concluyó Dezcallar en una entrevista publicada este jueves por el diario madrileño El País.
El cabecilla del grupo que se inmoló en Leganés, Alekema Lamari, residía en España. Su captura había sido ordenada por la justicia a pedido del CNI antes del atentado.
Según Dezcallar, días antes del 11 de marzo, el CNI supo que Lamari estaba repartiendo sus bienes, lo cual significaba que se estaba despidiendo, razón por la cual la inteligencia española lanzó una alarma desesperada.
Sin embargo, las fuerzas de seguridad dependientes del Ministerio del Interior, entonces a cargo de Ángel Acebes del derechista Partido Popular (PP), no dispusieron su captura, subrayó el ex director del CNI.
La primera reacción del gobierno del PP, encabezado por José María Aznar, y de los partidos opositores, fue atribuir el crimen al grupo terrorista vasco ETA.
A partir del mediodía del 12 de marzo, tras descubrirse una mochila con una bomba y textos islámicos en un vehículo abandonado en la vecina localidad de Alcalá de Henares, la investigación se concentró en el mundo islámico radical.
Pero el gobierno de Aznar, más preocupado por las elecciones generales convocadas para el 14 de marzo, mantuvo hasta último momento la alternativa de la ETA, al considerar que un atentado islámico sería visto por los votantes como represalia a la participación de Madrid en la guerra de Iraq, abrumadoramente resistida por la población.
Eso fue efectivamente lo que ocurrió, y los ciudadanos castigaron con sus votos al PP, que perdió las elecciones.
Este viernes, doce meses después del atentado, se hará el silencio en todo el país durante cinco minutos a partir de las 07.37, hora local, cuando estallaron las primeras bombas en un tren que llegaba a la estación de Atocha.
Pero las campanas de las iglesias católicas repicarán en todo Madrid, a pesar de la resistencia de la Asociación de Víctimas.
Sabemos perfectamente a qué hora ocurrieron los trágicos atentados, y lo tenemos presente cada día. Sería redundar en el grito de dolor y a nadie le gusta que le recuerden su tragedia, dijo la Asociación.
Los miembros de la Asociación, que agrupa a víctimas y familiares, no asistirán a ninguno de los actos programados, ni siquiera al que presidirán el rey Juan Carlos y el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Kofi Annan.
Deudos y víctimas se sienten desbordados por la falta de intimidad para llorar a los nuestros, dijo Manjón. Hay que vivir el 11 de marzo como un día de duelo en el que el recuerdo del estruendo de las diez bombas se convierta en silencio, dignidad y respeto, añadió.
Además de pedir que se profundice la investigación, Manjón reclamó atención a los sobrevivientes con secuelas físicas y psicológicas.
Hay 1.500 personas esperando ser atendidas mediante intervenciones quirúrgicas y otros tratamientos en la sanidad pública, dijo Manjón.
Además, unos 300 inmigrantes indocumentados que viajaban en los trenes y quedaron emocionalmente afectados por la experiencia, aún no han logrado se los reconozca como víctimas, lo que legalmente les daría derecho a obtener de inmediato su permiso de residencia en el país, añadió.