INFANCIA-MÉXICO: Cóctel fatal de cáncer y pobreza

La vida de María Concepción, una niña mexicana de 8 años, se apaga por un cáncer en la lengua que sus padres no pudieron atender a tiempo. Lo mismo sucede con miles de menores que pagan así el precio de su pobreza.

Con 7.000 casos nuevos por año, el cáncer es ahora la segunda causa de muerte de los menores de cuatro a 14 años en México, sólo detrás de los accidentes. Hace 28 años era la causa número 14, indican estudios de la Secretaría (ministerio) de Salud.

El cambio se atribuye tanto a las mejoras en los diagnósticos, que permiten detectar más casos que en el pasado, como a un aumento de la incidencia de las enfermedades oncológicas.

A fines del año pasado, María dejó de jugar y se quejaba de dolor intenso en el cuello y la cabeza. Sus padres, habitantes de una zona rural marginal, la condujeron al estatal Hospital Pediátrico Moctezuma, en la capital mexicana.

Después de varios exámenes en el área de patología, se concluyó que la niña padecía cáncer en la lengua, y se informó al médico para que ordenara la búsqueda inmediata de la paciente e iniciara el tratamiento. María y sus padres ya habían retornado a su hogar.

Pero según narró a IPS el patólogo Héctor Sánchez, quien estuvo cerca del caso, la búsqueda fracasó, pues por negligencia o por ignorancia los padres dieron datos falsos sobre su domicilio y nunca más volvieron al hospital.

”Tal vez en estos momentos la niña esté muy grave y sufriendo por la falta de atención médica oportuna”, comentó Sánchez.

Tragedias como la de María pueden evitarse.

Una niña o niño con cáncer tiene entre 70 y 80 por ciento de posibilidades de recuperarse si la enfermedad es detectada oportunamente y sometida a tratamientos adecuados, dijo a IPS el subdirector de Hemato-Oncología del estatal Instituto Nacional de Pediatría (INP), Roberto Rivera.

Los padres deben mantenerse atentos a cualquier cambio en la salud y conducta de sus hijos, como fiebre, infecciones recurrentes, agotamiento inexplicable, dolor o alguna deformación en su cuerpo. Cada minuto, cada día cuentan en la lucha contra el cáncer, explicó Rivera.

Los menores que viven en las ciudades tienen más oportunidades de sobrevivir a la enfermedad que los habitantes de zonas rurales, donde ”entre 30 y 35 por ciento de los casos detectados no son atendidos y los niños fallecen”, explicó el médico.

Alejandro, de tres años, padece leucemia y ahora tiene muchas posibilidades de curarse.

En una visita de IPS al estatal Hospital Infantil Federico Gómez, en la capital, Alejandro recordó el encuentro que él y otros niños con cáncer tuvieron semanas atrás con un grupo de deportistas de lucha libre, muy popular en México, que se enfrentan en un cuadrilátero con los rostros cubiertos por máscaras.

”Los toqué de la máscara y les dije que yo también soy fuerte”, explicó Alejandro al comparar la resistencia física de los luchadores con su valor para soportar las molestas sesiones semanales de tres horas de quimioterapia.

Alex, como lo llaman otros niños y las psicólogas del hospital, presenta una recuperación favorable. Los médicos confían en que superará su padecimiento sin necesidad de un trasplante de médula ósea, una de las alternativas para corregir las insuficiencias de su sangre.

Rivera explicó que la leucemia es más frecuente entre menores que viven en regiones de explotación petrolera, como los estados de Veracruz y Tabasco, con costas en el Golfo de México.

En las zonas rurales donde se utilizan muchos insecticidas y fertilizantes, se presentan numerosos casos de retinoblastoma, un tumor en la parte posterior del ojo, que afecta a uno de cada 18.000 niños y es hereditario.

Si no se trata a tiempo, cubre la retina, limita la visión y puede extenderse al cerebro o diseminarse en las venas, dañando otros órganos.

Las enfermedades oncológicas que más afectan a la infancia mexicana son la leucemia, el retinoblastoma, el cáncer de riñón y el neuroblastoma, un tipo de tumor que se aloja en el sistema nervioso central.

El INP y el Hospital Infantil Federico Gómez son las dos instituciones que lideran los tratamientos más avanzados para la curación del cáncer, las investigaciones y la formación de nuevos cuadros de pediatras oncólogos y enfermeras.

El INP impulsa una campaña para que los pediatras y oncólogos en todo el país actualicen sus conocimientos, unifiquen los tratamientos y actúen con más sensibilidad ante esta enfermedad, para reducir el tiempo entre el diagnóstico y el inicio del tratamiento de los niños.

El subdirector de Hemato-Oncología, que además promueve una campaña de detección temprana del retinoblastoma, informó que en dos o tres años se completará en el país la red de centros hospitalarios oncológicos equipados, lo que permitirá aumentar la cobertura médica.

Sólo faltan instalaciones en 12 de los 31 estados del país, aseguró.

También se pretende apoyar a los pacientes que viven en las regiones más alejadas, para lo cual se les brindará atención especializada sin que tengan que viajar a las ciudades.

De los casi 7.000 nuevos casos de niños con cáncer que se registran cada año, sólo 1.500 cuentan con alguna cobertura de seguro de salud, el resto son atendidos por la asistencia pública.

Los costos son enormes. Las autoridades sanitarias destinan unos 30.000 dólares anuales para el tratamiento de cada niña o niño con cáncer que se atiende en hospitales públicos.

En la medicina privada, ese presupuesto puede llegar al doble. Un trasplante de médula ósea para curar la leucemia llega a costar más de 181.000 dólares.

Desde enero, los pacientes oncológicos infantiles sin seguridad social se benefician con el recién creado Seguro Popular —programa gubernamental para personas sin recursos—, que garantiza el acceso gratuito a tratamientos y medicinas.

Otros pacientes pobres son apoyados por organizaciones civiles, como Casa de la Amistad, Asociación Mexicana de Ayuda contra el Cáncer y Sólo por Ayudar, entre otras, que reclaman a los familiares compromiso en la consecución del tratamiento.

La terapia intensiva contra el cáncer puede durar de tres a cinco años. El paciente requiere seguimiento una vez superada la fase crítica, para detectar cualquier recaída o complicación.

El subdirector de Hemato-Oncología del INP aseguró que para cada tipo de enfermedad oncológica existen técnicas y conocimientos suficientes para salvar las vidas de niñas y niños.

Los tratamientos se basan en quimioterapia, radioterapia de avanzada con acelerador lineal, transplantes de médula y otras intervenciones quirúrgicas.

Al inicio del nuevo siglo, el cáncer infantil es un reto para muchos países.

La tasa anual mexicana es de 120 casos por millón de niños, la de Estados Unidos de 150 nuevos casos por millón, y la de Europa, de 139 por millón, de acuerdo con el Centro Internacional de Investigación sobre Cáncer de la Organización Mundial de la Salud.

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