La bruma de reclamos y suspicacias en la relación entre México y Estados Unidos pareció despejarse con la visita de la secretaria de Estado (canciller) estadounidense Condoleezza Rice. Pero sólo por unas horas, dijeron observadores.
En su primer viaje a América Latina desde que asumió el cargo en enero, Rice repartió este jueves sonrisas y palabras amables. México es un socio de gran valía, proclamó la titular del Departamento de Estado, ministerio que apenas una semana atrás emitió un informe mundial en el que reprochaba al país vecino falta de respeto a los derechos humanos.
El gobierno anfitrión —que había considerado vergonzosos ese y un segundo informe de Washington criticando el combate mexicano a la inseguridad pública— prefirió no reclamar nada a Rice.
Al contrario, en un gesto amable, horas antes del arribo de la funcionaria, México indicó que el narcotraficante Osiel Cárdenas, detenido en 2003, sería extraditado a Estados Unidos, aclarando luego que eso ocurriría en cinco años o más, cuando el delincuente haya cumplido sus penas en México.
Ya tuvieron sus horas de abrazos y 'apapachos' (tratos amables) con la visita de Rice, ahora (los dos países) deberán regresarán a esa realidad cotidiana de desentendimientos, reclamos y a su intento de empujar la agenda bilateral, dijo a IPS el académico en política internacional Diego Frenk.
Las relaciones entre los dos países que comparten una frontera de 3.200 kilómetros y un intenso intercambio comercial, transitó por momentos de tensión en las últimas semanas, clima que se ha repetido periódicamente durante décadas.
El presidente Vicente Fox dijo el martes que Estados Unidos se equivoca muchísimo si usa la vía de las críticas y las observaciones unilaterales para relacionarse con México. Su reacción siguió a diversas imputaciones lanzadas por dependencias de Washington sobre la seguridad, las tensiones políticas y los derechos humanos en México.
En su visita de menos de ocho horas, Rice se entrevistó con su par Ernesto Derbez y con Fox. En ambos encuentros abordó brevemente asuntos bilaterales relativos a migraciones y seguridad fronteriza y puso énfasis en lo que será la Cumbre de América del Norte, a celebrarse el 23 de marzo.
En una conferencia de prensa, Rice habló además del retiro de su país del Protocolo Opcional de la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, según el cual los países signatarios deben dejar que la Corte Internacional de Justicia intervenga ante denuncias de denegación de asistencia consular a extranjeros en el momento de ser detenidos.
Aunque Washington no seguirá en ese protocolo, sí honrará los compromisos adquiridos previamente en la materia, prometió la funcionaria.
Rice se refería al pedido del presidente George W. Bush a tribunales de su país para revisar los casos de 51 mexicanos condenados a muerte, a quienes se denegó asistencia consular cuando fueron detenidos.
En uno de los tantos episodios que han enfrentado a las dos naciones, México presentó una querella contra Estados Unidos en la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya, y logró que en 2004 esa jurisdicción demandara a Washington la revisión de la situación de los mexicanos condenados a muerte.
Los roces entre los vecinos llegaron a ser calientes en 2003, cuando México se opuso férreamente a la invasión de Estados Unidos contra Iraq, como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas.
Según Fox, esos episodios quedaron en el pasado y ahora es momento de proyectar la relación con Washington hacia adelante, lo que a su entender sucederá en la próxima reunión Cumbre de América del Norte.
En esa cita, Fox, Bush y el primer ministro de Canadá, Paul Martin, se reunirán Waco, en el meridional estado estadounidense de Texas, para revisar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que une a los tres países, y alentar la relación trilateral.
Funcionarios del gobierno mexicano señalaron que no se esperan en esa reunión avances en la definición de un acuerdo migratorio con Estados Unidos, asunto trancado en los últimos cuatro años.
México insiste en un acuerdo que legalice la permanencia de unos cuatro millones de inmigrantes mexicanos indocumentados en Estados Unidos, pero Washington advierte que promoverá un esquema basado exclusivamente en permisos temporales de trabajo.
Hasta ahora, ninguna de las dos variantes ha avanzado, mientras se materializan dentro de Estados Unidos proyectos legislativos que atentan contra los derechos de los inmigrantes.
En Estados Unidos viven 39,9 millones de personas nacidas en América Latina o de origen latinoamericano, principalmente de México. Cada año, se suman a esa población más de 300.000 mexicanos, la mayoría permisos de residencia.
Un informe del estadounidense Consejo Nacional de Inteligencia prevé que difícilmente se llegue en los años próximos a un acuerdo migratorio entre Estados Unidos, México y otros países latinoamericanos afectados por la emigración.
El informe Panorama Global en 2020, difundido en enero, indica que para ese año probablemente América Latina estará aún lejos de contar con una economía poderosa.
Es posible que para 2020, la región siga sin obtener beneficios de la integración a la economía global por la ineficacia gubernamental, y por un riesgo cada vez mayor de que surjan líderes populistas carismáticos que explotarán la brecha entre ricos y pobres para consolidar su poder político, apunta el documento.