El problema de la escasez de viviendas se extiende por todo el mundo, pues ninguna región, industrializada o en desarrollo, escapa a esa carencia, advirtió a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU el relator especial Miloon Kothari.
En la actualidad vemos que la riqueza aumenta en todas partes, pero ese incremento va a parar a las manos de unos pocos que concentran la propiedad de ciertas tierras mientras se excluye a la verdadera gran mayoría de la población, describió Kothari a IPS.
El experto menciona que más de 1.000 millones de personas no disponen de una vivienda adecuada y unos 100 millones carecen directamente de todo techo que los abrigue.
En las naciones industrializadas se observa que los gobiernos eliminan las subvenciones y las medidas de acción afirmativa que habían permitido a las familias pobres afrontar el problema de la vivienda. En consecuencia, aumentan a la vez la cantidad de personas sin techo y la discriminación racial.
Kothari recurre al ejemplo de Estados Unidos, donde las políticas gubernamentales afectan a los grupos de menores ingresos, que son afroamericanos. Esos sectores se ven obligados a vivir en áreas pobres, con lo cual crece la formación de guetos, insistió.
En cuanto a los países en desarrollo, uno de los principales problemas es la urbanización en expansión y sin planeamiento que ayuda a la aparición de gran número de tugurios y desalojos forzados.
En India, entre noviembre de 2004 y enero de 2005, unas 80.000 casas fueron demolidas, lo que afectó a cerca de 300.000 personas. La mayoría no han encontrado un reasentamiento y están literalmente en la calle, lamentó Kothari, relator especial sobre una vivienda adecuada, como parte del derecho a un nivel de vida adecuado.
Lo más preocupante es la continuación de esta suerte de desalojos en masa que crean problemas en las ciudades, donde asistimos a la construcción de espacios de recreo para los ricos porque hay mucho dinero disponible.
Los rasgos salientes del panorama inmobiliario son el ascenso de una clase media e inversiones considerables que se destinan a centros comerciales y a viviendas costosas, mientras son escasas las inversiones en casas para pobres. Ese es uno de los mayores problemas en los países en desarrollo, afirmó.
Kothari evaluó que suman entre 20 y 40 millones las personas sin techo alguno en los centros urbanos de todo el mundo. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha determinado que en los países menos avanzados 78,2 por ciento de la población urbana vive en tugurios.
Pero el problema de la falta de vivienda se encuentra también muy extendido en las áreas rurales. El relator recordó que cerca de 75 por ciento de las personas más pobres del mundo, unos 900 millones, se asientan en zonas aisladas y su supervivencia depende de la agricultura.
El otro factor que influye en los países en desarrollo es la falta de un proceso rápido de materialización de los derechos sobre la tierra y de reformas agrarias, sumado a la carencia de protección y de subvenciones a los pequeños agricultores y los pescadores.
Esas deficiencias contribuyen también a aumentar en los países en desarrollo el número de personas sin techo y sin tierra, sostuvo el relator.
Kothari informó este martes a la Comisión de Derechos Humanos de su misión efectuada hace un año en Brasil, en cumplimiento del mandato de la ONU.
El gobierno de Brasil adopta disposiciones muy positivas en materia de política de vivienda, comentó el experto a IPS. Sin embargo, es preciso que Brasilia concilie los objetivos macroeconómicos, que por tradición sólo tienden al crecimiento, con los objetivos de derechos humanos, dijo.
Esa finalidad se puede alcanzar mediante una reducción de las metas de superávit fiscal de 4,5 por ciento del producto interno bruto a un 3,25 por ciento, recomendó.
De esa manera se liberarían fondos para asegurar la realización gradual de los derechos económicos, sociales y culturales, que incluyen el derecho a la vivienda, al mismo tiempo se respetarían las condiciones de superávit impuestas por los organismos internacionales.
Kothari reconoció la cooperación recibida de los gobiernos de Brasil y de Kenia en las dos misiones realizadas el año pasado.
A su vez, el representante brasileño, embajador Carlos Paranhos, aceptó que el informe presentado por Khotari a la Comisión refleja el compromiso de su gobierno para aplicar planes igualitarios de vivienda que incorporen a la mujer, las poblaciones indígenas y las comunidades afrobrasileñas.
Kothari comentó a IPS sobre el auge de las actividades inmobiliarias en Estados Unidos y en la mayoría de los países europeos, aunque precisó que el fenómeno no se reduce a esas regiones industrializadas.
En India, por ejemplo, cunde la aspiración a poseer ciudades de categoría mundial y se pretende que Mumbai y Nueva Delhi alcancen ese rango, explicó. En consecuencia, se invita a inversionistas extranjeros, y en su mayoría los capitales que llegan destinados al rubro inmobiliario son esencialmente especulativos, diagnosticó.
Las leyes nacionales destinadas originalmente a proteger los mercados locales de tierras, se están reformando para que los extranjeros puedan adquirir más propiedades. Las experiencias en todo el mundo han demostrado lo que ocurre con los pobres cuando los mercados se abren sin una protección legislativa y política para los más desamparados, arguyó.
El experto, que el año venidero concluirá su mandato, apuntó que el sector privado de la construcción no está interesado en los derechos humanos. Lo único que las empresas aceptan en la materia son las orientaciones de cumplimiento voluntario. En el caso del derecho a la vivienda, el responsable último de la obligación es el Estado, recordó.