El autor disidente iraní Taqi Rahmani, que ha estado más de 17 años en prisión por sus críticas a la represiva fusión de religión y política en su país, obtuvo esta semana un premio de una organización internacional de derechos humanos.
Human Rights Watch, con sede en Nueva York, otorgó el premio Hellman/Hammett a ese periodista y autor de una decena de libros por sus audaces escritos, en un régimen autoritario y notoriamente intolerante del desentimiento.
Rahmani, de 45 años, es autor de 26 libros y monografías, y ha trabajado para varios diarios y revistas reformistas.
En Irán se celebran elecciones presidenciales y legislativas democráticas, pero gobierno y parlamento están siempre a la sombra del poderoso clero islámico conservador, que controla también el sistema de justicia.
Taqi Rahmani ha pasado más de un tercio de su vida tras las rejas, sólo por expresar sus opiniones, destacó Joe Stork, director de la división de Medio Oriente de HRW, en la ceremonia de entrega del galardón, el lunes.
Hadi Ghaemi, investigador de la misma división, dijo a IPS que Rahmani se destacó entre otros candidatos por su audaz perseverancia y porque ha pasado la mayor parte de su vida adulta en prisión.
Cada vez que salió de la cárcel, siguió defendiendo sus opiniones. Ha sido una fuerte voz de la oposición pacífica en Irán, destacó Ghaemi.
Rahmani fue encarcelado por primera vez en 1981, por sus escritos críticos al régimen del ayatolá Jomeini en una publicación clandestina llamada Pishtaz. Fue liberado tres años después, sólo para ser arrestado de nuevo en 1986, cuando lo sentenciaron a 11 años de prisión.
Hace 22 meses, las autoridades volvieron a detener a Rahmani y otros dos disidentes, a los que acusaron de intentar derrocar al gobierno, actuar contra la seguridad nacional y mantener reuniones secretas con estudiantes.
En una declaración, Human Rights Watch urgió a Irán a liberar a Rahmani en forma inmediata e incondicional.
Mientras, la organización Amnistía Internacional, con sede en Londres, advirtió que Rahmani y otros disidentes podrían sufrir torturas, una práctica extendida en las prisiones de Irán.
El de Rahmani no es un caso aislado. Su experiencia es un cruel testimonio de la situación de muchos otros escritores, disidentes y críticos pacíficos en el Irán de hoy, dijo Stark.
El régimen iraní ha sido criticado por muchas organizaciones de los derechos humanos por detener, encarcelar y torturar a un número desconocido de opositores políticos, entre ellos estudiantes y periodistas.
En especial en los últimos años, las autoridades han reprimido a medios de prensa y diversas voces disidentes. Human Rights Watch destacó que los jueces autoritarios gozan de una increíble impunidad, y ninguno ha sido investigado ni sancionado por violaciones a los derechos humanos.
Las autoridades iraníes lograron, en cuatro años, silenciar a la oposición política mediante el uso sistemático del confinamiento solitario de presos de conciencia, la tortura a activistas estudiantiles y la negación del debido proceso a todos los detenidos por expresar opiniones disidentes, dice el informe de la organización correspondiente a 2004.
En 2003, unos 4.000 estudiantes que se manifestaban pacíficamente en Teherán fueron detenidos por milicianos vestidos de civil por protestar contra la posible privatización de universidades, recordó Amnistía. Tales abusos son frecuentes y permanecen impunes, señaló.
Desde 1990, Human Rights Watch ha entregado el premio Hellman/Hammett a más de 80 escritores y periodistas perseguidos por sus opiniones políticas.
Entre los galardonados figuran Mark Grigorian, de Armenia; Jaing Mar Kyaw Zaw, de Birmania; Njaru Philip, de Camerún; Taoufik Ben Brik, de Túnez, y Mamadali Majmudov, de Uzbekistán.
Ghaemi espera que el nuevo reconocimiento a Rahmani presione al gobierno iraní a liberarlo.
Esperamos que este premio otorgue notoriedad al caso (de Rahmani), en particular por el largo tiempo que ha pasado en prisión, expresó.