Al diablo, ¡no!, contestó el secretario general de la ONU, Kofi Annan, cuando la prensa le preguntó si renunciaría luego de que un comité de alto nivel acusara de irregularidades a su hijo y a tres altos funcionarios del foro mundial.
Luego de 12 meses de investigación, el comité independiente nombrado por el Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) libró de toda responsabilidad a Annan de las irregularidades constatadas en el programa Petróleo por Alimentos para Iraq.
Pero el comité, presidido por el estadounidense Paul Volcker, acusó a Kojo Annan, hijo del secretario general, y a tres altos funcionarios de la ONU, Iqbal Riza, Joseph Connor y Dileep Nair, de actuar de manera inapropiada o no tomar las medidas necesarias para proteger la integridad del foro mundial.
Al preguntársele si consideraría renunciar en medio de las controversias que continúan afectando a la ONU —entre otras, por casos de mal manejo administrativo, acoso sexual y nepotismo—, Annan contestó sin rodeos, aunque en medio de un ataque de hilaridad: Al diablo, ¡no!
En una conferencia de prensa realizada pocas horas después de la publicación del informe del comité de Volcker este martes, Annan dijo: Sabía que entre las acusaciones más graves se insinuaba que yo podría haber influido de manera impropia en el proceso de licitación a favor de Cotecna Inspection Services, porque mi hijo trabajaba en esa compañía, dijo.
Pero sabía que eso no era cierto y tenía confianza absoluta en que una investigación exhaustiva me exculparía de cualquier acción inapropiada, agregó Annan, cuyo periodo al frente de la ONU concluirá en diciembre de 2006.
A pesar de que la conferencia de prensa estaba abarrotada de reporteros, Annan se negó a contestar más de tres preguntas, algo inusual de acuerdo con los criterios predominantes en la ONU, dada la naturaleza de los cruciales asuntos que se consideraron.
Pero el jefe de los colaboradores de Annan, Mark Malloch Brown, justificó en una reunión posterior con la prensa la negativa de su superior a contestar más preguntas. Malloch Brown recordó que el secretario general de la ONU compareció varias veces ante el comité investigador en los últimos meses.
Él no se someterá a otro juicio, esta vez a cargo de los periodistas acreditados en la ONU, consideró el funcionario.
El comité desacreditó todas las acusaciones de corrupción o de cualquier delito contra el secretario general, y concluyó que el funcionario no es un ladrón, sostuvo Malloch Brown.
Pero el comité de Volcker también piense distinto.
Riza, ex jefe de los colaboradores de Annan, fue acusado de autorizar la destrucción de documentos importantes para la investigación del comité.
Nair, jefe de la Oficina de Servicios de Supervisión Interna, fue acusado de destinar fondos del programa de Petróleo por Alimentos a la creación de un puesto de trabajo para un compatriota suyo de Singapur cuya labor tenía una vinculación mínima con aquellas actividades.
Connor, ex jefe del Departamento de Gerencia y Administración, fue criticado por no tomar medidas contra Cotecna, una compañía con antecedentes de soborno.
En cuanto a Kojo Annan, fue acusado de engañar intencionalmente al secretario general sobre su relación financiera continua con Cotecna, que continuó pagándole luego de que abandonó la empresa.
El programa Petróleo por Alimentos, que rigió entre 1996 y 2003, permitía adquirir y distribuir entre 7.000 y 10.000 millones de dólares anuales de asistencia humanitaria a la población de Iraq, obtenidos de la venta de su petróleo.
Bagdad estaba bajo un embargo internacional por haber invadido Kuwait en 1990 y por intentar desarrollar armas de destrucción masiva.
El programa suministró medicamentos y alimentos esenciales a 60 por ciento de la población iraquí, de 27 millones de personas, y era supervisado en especial por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad del foro mundial (China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia).
En mayo de 2003 el esquema fue disuelto, cuando el Consejo de Seguridad levantó las sanciones contra Iraq, tras la ocupación militar estadounidense a ese país.
Esos ingresos por la venta de petróleo pasaron en noviembre de 2003 a las arcas de la hoy disuelta Autoridad Provisional de la Coalición, dirigida por Estados Unidos.
Los acusadores sostenían que el depuesto presidente iraquí Saddam Hussein se había embolsado más de 21.000 millones de dólares gracias al programa.
Fue entonces cuando el Consejo de Seguridad creó el Comité presidido por Volcker, ex jefe de la Reserva Federal (banco central) estadounidense, para investigar el esquema.
Observadores atribuyen las intensas críticas al programa a una campaña de la extrema derecha de Estados Unidos, que constantemente critica al foro mundial e impulsa el unilateralismo de Washington.
Los casi 36.000 contratos firmados en el marco del programa fueron aprobados por un comité del Consejo dominado por Estados Unidos y Gran Bretaña, no por la Secretaría General encabezada por Annan, indican los críticos.
En febrero, Annan abrió un proceso disciplinario contra el ex director del programa Petróleo por Alimentos, el chipriota Benon Sevan, tras la divulgación de un informe de la comisión de Volcker en que se cuestionaba su comportamiento.
El comité indicó entonces que Sevan tuvo una actitud éticamente impropia, pero evitó acusarlo directamente de corrupción. La ONU, según el informe, no siguió los procedimientos para asegurar limpieza, transparencia y rendición de cuentas en el programa.
Pero el propio Volcker admitió entonces que la administración del programa parecía estar libre de abusos sistemáticos y generalizados
Sin embargo, Sevan se colocó en un grave y continuo conflicto de intereses, y violó explícitamente las reglas de la ONU, señaló Volcker ante periodistas.
El informe indicaba que Sevan, quien ha trabajado para el foro mundial durante 40 años, solicitó varias entregas de petróleo iraquí a la pequeña empresa Africa Middle East Petroleum.