Niñas y niños del barrio rojo de esta oriental ciudad india no dejan de celebrar el premio Oscar recibido en Estados Unidos por el documental Nacidos en los burdeles, de Zana Briski y Ross Kauffman.
Algunos creen que el galardón les ayudará a abrir la puerta para un cambio en sus vidas, pero organizaciones de trabajadoras sexuales de India señalaron que el filme carece de profundidad.
Habitantes del distrito de Sonagachi, donde está la zona roja, celebraron el 27 de febrero cuando el documental fue elegido como el mejor en su categoría por la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de Estados Unidos.
Briski, una fotógrafa británica, documentó la vida de ocho hijos de trabajadores sexuales de Sonagachi y su lucha por superarse a través del arte.
En Sonagachi, donde trabajan 9.000 prostitutas —de las cuales 6.000 son de tiempo completo y 3.000 son casuales— funcionan varios programas de lucha contra el sida aplaudidos en todo el mundo por su eficacia.
La Fundación Bill y Melinda Gates, de Estados Unidos, usó los programas de Sonagachi como modelo para un proyecto en otras seis ciudades indias a un costo de 200 millones de dólares.
Briski llegó a Calcuta en 1998 para estudiar la vida en la zona roja, y se quedó a vivir en un burdel para lograr una perspectiva desde adentro. Pronto se vio atraída por la tenacidad y el carisma de los hijos de las trabajadoras sexuales.
Compró cámaras baratas y los instruyó en el arte de la fotografía. Después, junto a Kauffman, su novio cineasta, decidió filmar un documental.
La película cambió nuestras vidas. Le debemos mucho a la tía Zana, dijo Puja, una niña de 14 años.
El proyecto de Briski y Kauffman, llamado Niños con cámaras, organizó exposiciones con las fotografías de estos niños y niñas en varias partes del mundo, mientras un libro con las imágenes recaudó más de 100.000 dólares.
Puja destacó que, gracias al incentivo de Briski, muchos de sus amigos y otros niños se inscribieron en la escuela o están siguiendo otros cursos vocacionales. Yo misma estoy tomando clases de computación, afirmó.
Abhijit Das, de 15 años, también está agradecido con la fotógrafa. Ahora sé hablar inglés. La tía Zana me envió a una escuela para aprender, afirmó orgulloso, con acento británico.
Los alumnos de Briski se reunieron el 27 de febrero para ver la entrega de los Oscar por televisión. Luego de que el documental ganara, recibieron con caramelos y pasteles a los periodistas que acudieron a Sonagachi para entrevistarlos.
Nunca antes habíamos sido centro de atención, ni de la gente común ni de los periodistas, dijo Puja a IPS.
Estamos muy felices de haber recibido la noticia de que la película ganó el premio. Para nosotros, es nuestro filme y es nuestro premio, dijo por su parte Abhijit.
Sin embargo, la organización Durbar Mahila Samannyay Samity (DMSS), que representa a 60.000 meretrices del nororiental estado de Bengala Occidental, sostuvo que el documental no refleja las verdaderas condiciones de vida de las trabajadoras sexuales.
Lo que más nos molesta es que nunca supimos que Briski y Kauffman estaban filmando a nuestros hijos. Lo hicieron a hurtadillas, dijo a IPS el secretario de la organización, Mrinal Kanti Dutta, hijo de una ex trabajadora sexual.
Uno tiene que entender el sufrimiento de estos niños y las difíciles condiciones en que viven. Pero los fotógrafos se los llevaron sin nuestro conocimiento y los filmaron cerca de Babughat, sobre el Ganges, añadió.
Dutta criticó aspectos concretos del documental.
En el filme se señala que los hijos e hijas de las trabajadoras sexuales tenían que someterse a exámenes de VIH (virus de inmunodeficiencia adquirida, causante del sida) para inscribirse en las escuelas antes de 1998. Eso es absurdo, indicó.
Además, fustigó la película por dar a entender que las meretrices están interesadas en introducir a sus hijos e hijas en la prostitución.
Mientras, la fundadora del Movimiento para la Dignidad y el Sexo Seguro de Sonagachi, Smarajit Jana, sostuvo que el documental carece de profundidad.
Los directores nunca procuraron entender la gravedad del asunto. Cualquier película u otra obra de arte sobre los hijos e hijas de las trabajadoras sexuales despertará compasión por ellos, señaló.
Mientras, la presidenta de DMSS, Swapna Gayen, se quejó porque las meretrices nunca fueron consultadas antes de que se realizara el documental.
No importa cuál sea el contenido del filme. No se puede hacer ningún trabajo sin una cabal comprensión del asunto en cuestión, señaló
DMSS organizó una serie de conferencias de prensa para aclarar su posición acerca del documental, aunque por ahora descarta iniciar acciones legales contra sus creadores.
Mientras, Briski y Kauffman planean construir una escuela en Calcuta con los fondos recolectados por la película.