El diputado y líder cocalero Evo Morales y la Central Obrera Boliviana (COB) anunciaron que defenderán los hidrocarburos e intensificarán los bloqueos de carreteras en todo el país, horas después que el presidente Carlos Mesa fuera ratificado por el parlamento y obtuviera un acuerdo de gobernabilidad.
El secretario ejecutivo de la COB, Jaime Solares, afirmó este miércoles que el pacto político y social de oposición tiene por finalidad la defensa de los resultados del referéndum sobre los hidrocarburos que en 2004 determinó la propiedad del gas natural corresponde al Estado boliviano.
Ambos líderes anunciaron en conferencia de prensa un acuerdo sindical y político al que se sumaron el Movimiento Indígena Pachakuti (MIP), el líder aymara Felipe Quispe, el concejal de la ciudad de El Alto, Roberto de la Cruz, representantes del Movimiento Sin Tierra y maestros.
Horas antes, el presidente Mesa había obtenido la ratificación parlamentaria y el acuerdo de gobernabilidad que buscaba cuando puso su renuncia a consideración del Congreso legislativo, en la noche del domingo.
Asediado por 820 conflictos y 12.000 pedidos sectoriales, Mesa expresó que no emplearía la fuerza pública para levantar los bloqueos, por el costo en vidas humanas que representaría tal acción.
El Congreso rechazó su renuncia en la noche del martes, tras la presentación de un preacuerdo firmado entre el mandatario y la mayoría de las bancadas parlamentarias para superar la crisis política que atraviesa el país, con excepción de la del izquierdista Movimiento al Socialismo (MAS), de Morales.
El MAS constituye la primera fuerza en el parlamento y había sido desde octubre de 2003 el principal sustento del presidente Mesa.
Tras una intensa negociación en la que no participó el MAS), los otros partidos con representación parlamentaria resolvieron facilitar la realización de una asamblea constituyente, la aprobación de una nueva ley de hidrocarburos, la convocatoria a referendo sobre autonomías y la elección de nueve prefectos departamentales.
El acuerdo fue impulsado por una movilización popular y los esfuerzos de empresarios, la Iglesia Católica, el Defensor del Pueblo y la no gubernamental Asamblea Permanente de Derechos Humanos.
El MAS no se sumó al pacto porque defiende la nacionalización de los hidrocarburos y la aplicación de unas regalías de 50 por ciento para el Estado. El aumento de las regalías petroleras es el objetivo inmediato del nuevo acuerdo anunciado por Morales y la COB.
El diputado Santos Ramírez, del MAS, sostuvo que un 50 por ciento de regalías generaría ingresos de 750 millones de dólares anuales para el Estado, frente a los 90 millones de dólares que obtendría con la fórmula elaborada por el gobierno.
Otro legislador del MAS, Gustavo Torrico, había anunciado a IPS que, en contraposición al acuerdo multisectorial firmado por Mesa en la víspera, se crearía un pacto contra la oligarquía y por la soberanía del país con la misión de defender los recursos naturales.
Mientras, los habitantes de la empobrecida ciudad de El Alto, cercana a La Paz, ratificaron su movilización hasta lograr la rescisión del contrato entre el Estado y el consorcio Aguas del Illimani, propiedad de la francesa Lyonnaise des Aux, rechazado por el elevado precio del servicio.
Ante el vacío de poder en que quedó el país desde el domingo, Mesa recibió expresiones de solidaridad de los mandatarios Néstor Kirchner, de Argentina, Hugo Chávez, de Venezuela, Ricardo Lagos, de Chile, y Alejandro Toledo, de Perú.
El Mercado Común del Sur y la Comunidad Andina de Naciones enviaron sus muestras de apoyo al presidente que cumple 17 meses de gestión y debe concluir su mandato constitucional en agosto de 2007.
Mesa, un periodista que gobierna sin partido, salió airoso con su estrategia del todo o nada al presentar renuncia ante el Congreso Nacional y comprometer a las fuerzas políticas a respaldar un conjunto de transformaciones del Estado.
Pero la situación política y social de Bolivia continúa siendo muy inestable, pues la mayoría de los problemas que acabaron con el gobierno del derechista Gonzalo Sánchez de Lozada (2002-2003) están vigentes.
En octubre de 2003, 67 personas murieron por la represión a la guerra del gas que provocó la renuncia y abrupta salida del país de Sánchez de Lozada, quien proyectaba la exportación de gas natural a Estados Unidos y México, a través de puertos chilenos.
Ese plan se enmarcaba en una legislación favorable a la explotación de los recursos energéticos por parte de compañías extranjeras, mientras buena parte de los 8,5 millones de bolivianos (65 por ciento de los cuales son pobres) no pueden costearse el servicio de gas natural.
La incertidumbre de los últimos días tuvo también como epicentro al sector petrolero, en el cual las transnacionales han invertido 3.000 millones de dólares con la expectativa de explotar y vender los 53 trillones de pies cúbicos bolivianos, la segunda reserva de gas natural de América del Sur.
La última fase de la crisis se desató cuando Mesa cuestionó el Impuesto Directo a la Producción de 32 por ciento y una regalía nacional de 18 por ciento al sector petrolero, aprobados el jueves de la semana pasada por la Cámara de Diputados.
El presidente advirtió que tal presión tributaria sobre las empresas petroleras llevaría al país al aislamiento internacional, pues significaba modificar los términos de los contratos firmados durante el primer gobierno de Sánchez de Lozada (1993-1997).
Esa reacción fue interpretada por el MAS como una defensa de las transnacionales y una traición a los resultados del referendo de julio de 2004, que otorgó al Poder Ejecutivo la misión de modificar los contratos y priorizar la industrialización del gas natural, antes de proyectar su exportación.
Con los nuevos acuerdos del martes, la política tributaria para el sector petrolero será revisada nuevamente en la cámara baja con la idea de volverla más flexible, de acuerdo a la propuesta del gobierno.
El ex parlamentario y analista Andrés Soliz Rada observó que la tendencia de Mesa a favorecer a las petroleras revela su debilidad.
Se abre otra oportunidad y no debemos desperdiciar la posibilidad de trabajar juntos, dijo un triunfal Mesa en su discurso ante el Congreso.
Después de criticar el domingo las movilizaciones del MAS, Mesa ensayó una reconciliación con su ex aliado Morales, y lo convocó a sumarse al esfuerzo nacional en un ambiente de paz, acuerdo y diálogo. La invitación fue declinada este miércoles.