El presidente del gobierno español, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, concretó este miércoles ventas de armas a Venezuela por 1.600 millones de dólares, y siguió viaje a Colombia para dar seguridades a Bogotá de que Madrid no contribuye al desequilibrio militar en la región.
En otra combinación de política, diplomacia y negocios, Zapatero descolló en la reunión que celebró el martes, en Ciudad Guayana, 500 kilómetros al sureste de Caracas, junto a su anfitrión, el mandatario venezolano Hugo Chávez, y los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, y Álvaro Uribe, de Colombia.
Esa cumbre que dio a luz un grupo cuadrilátero, como lo llamó Zapatero, comprometió a los mandatarios a coordinar esfuerzos propios, de otros Estados y entidades internacionales, para luchar contra la pobreza, el arma de destrucción masiva más poderosa que existe, según reiteró Lula.
Uribe, percibido como gobernante de derecha, recibió de sus pares izquierdistas de Brasil, España y Venezuela, el decidido compromiso para fortalecer la cooperación internacional que permita reprimir, combatir y sancionar todo acto terrorista, de conformidad con la ley internacional, según reza la Declaración de Ciudad Guayana.
Zapatero dijo públicamente que Madrid es un fortísimo aliado del presidente Uribe en su ejemplar tarea de luchar por la paz, contra el terrorismo y contra el narcotráfico, y esas lucha digna cuenta con el respaldo pleno de España.
Colombia vive una guerra civil de más de cuatro décadas. A las guerrillas izquierdistas alzadas en armas desde entonces, se opusieron en los años 80 grupos paramilitares derechistas, en un conflicto alimentado por el combustible del narcotráfico.
Chávez y Lula ofrecieron a Uribe la disposición de sus gobiernos de contribuir a procesos de pacificación en Colombia, si se requiriesen esos servicios, luego de que Uribe advirtió que el combate al terrorismo exige la cooperación de los vecinos.
Los mandatarios se reunieron después que el secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, visitó Argentina, Brasil y Guatemala la semana pasada.
Precisamente en Brasilia, Rumsfeld criticó la compra venezolana de 100.000 fusiles rusos Kalashnikov AK-103, parte de un plan de modernización de armamento que realiza el gobierno de Chávez.
Venezuela y Estados Unidos están enzarzados en una fuerte confrontación verbal, y portavoces de Washington, como el subsecretario de Estado para el hemisferio, Roger Noriega, expresan preocupación porque armas o municiones que Caracas adquiera puedan llegar a grupos irregulares en la región, como la guerrilla colombiana.
La Casa Blanca ha hecho saber que el presidente George W. Bush trató en los últimos días su preocupación por Venezuela (donde existe déficit democrático según el Departamento de Estado), con los gobernantes Néstor Kirchner, de Argentina, Paul Martin, de Canadá, y Vicente Fox, de México..
En ese marco, parlamentarios colombianos piden una investigación sobre las compras de armas de Venezuela, que comprenden fusiles y helicópteros rusos, ocho barcos —cuatro corbetas y cuatro patrulleros— y diez aviones de transporte españoles, y escuadras de aviones Supertucanos y AMX brasileños.
Una confrontación entre Colombia y Venezuela fue durante décadas hipótesis de conflicto estudiada en las academias militares de Bogotá y Caracas.
Colombia también decidió este mes comprar 22 aviones del tipo Supertucano (a Brasil, Estados Unidos o Suiza) y modernizar sus escuadrillas de Mirage franceses y Kfir israelíes, a un costo de 540 millones de dólares.
Bogotá es el tercer receptor mundial de asistencia militar estadounidense, detrás de Israel y Egipto, y en su Plan Patriota (la ofensiva bélica en el sur del país contra las guerrillas izquierdistas) se emplean a fondo tecnología y expertos militares de Estados Unidos.
La venta de equipos españoles a Venezuela fue tratada en las reuniones de Zapatero en Ciudad Guayana y en Caracas, y el premier socialista insistió en que se trata de contribuir a la seguridad de cada país, a la confianza entre países, a la necesidad de que la seguridad sea un valor compartido.
Zapatero dijo que Uribe expuso su balance positivo de esta venta, y la canciller colombiana Carolina Barco afirmó que cada país tiene que buscar la forma de mantener su seguridad interna, como lo vienen haciendo Colombia, Venezuela o España. Eso es legítimo y es una decisión soberana.
Lula también postuló que no aceptamos difamaciones contra nuestro compañero (Chávez). Venezuela tiene el derecho de tomar sus decisiones, de ser un país soberano.
Zapatero remarcó que los buques se emplearán en luchar contra el narcotráfico, los aviones harán parte de las tareas sociales que cumple la Fuerza Armada venezolana, y desestimó las críticas a la operación, lanzadas por el derechista y opositor Partido Popular español, porque las naves encargadas crearán en los astilleros 600 empleos durante seis años.
Más que política, Zapatero está haciendo negocios, que favorezcan la industria y el empleo en su país, dijo a IPS el analista internacional Ítalo Luongo.
Durante su visita a Caracas, los gobiernos de España y Venezuela firmaron acuerdos de cooperación cultural, industrial y en turismo, para la capacitación de técnicos petroleros, de cooperación militar (que enmarca la compra de naves) y para construir y reparar en astilleros españoles buques para la flota petrolera venezolana.
En paralelo, las empresas petroleras Repsol de España y Pdvsa de Venezuela suscribieron acuerdos de cooperación y pactaron ampliar las operaciones de la firma española en el país sudamericano, lo que le permitirá agregar 60.000 barriles diarios de crudo a los 100.000 que ya extrae del subsuelo venezolano.
En Ciudad Guayana, los cuatro mandatarios alabaron la alianza entre Pdvsa y la argentina Enarsa, que dio nacimiento a Petrosur. Chávez invitó a Colombia a acompañar la iniciativa de una gran empresa petrolera sudamericana, y la Declaración final mencionó la posibilidad de que España se incorporara a la iniciativa.
Uribe y Chávez expusieron a Zapatero los planes para conectar sus países con gasoductos, poliductos y tendidos eléctricos que permitan exportar crudo y derivados desde el oriente venezolano a los mercados del Pacífico y llevar energía al istmo centroamericano.
Zapatero también fue el destinatario de los llamados de Lula para fortalecer y concretar la integración, amén de que España siempre será vista por nosotros como una puerta de entrada para Europa.
El mandatario español sostuvo que Europa, y dentro de ella España, es el aliado natural de América Latina en sus esfuerzos para estabilizar sus democracias, dar seguridad a sus pueblos y luchar contra la pobreza.
Para Chávez, como consecuencia de la gira de Zapatero quedan fortalecidos los lazos entre España y el arco frontal del norte sudamericano.
Chávez pidió que la próxima Cumbre Iberoamericana, que se realizará en Salamanca, considere proyectos concretos como un fondo humanitario para combatir la pobreza, establecer una televisión iberoamericana y llevar a ese ámbito misiones especiales de educación y salud.
Venezuela ha impulsado, con apoyo de Argentina y Uruguay, una televisora regional —con la cadena árabe Al Jazeera como modelo— que iniciará operaciones en julio, y su gobierno lanzó programas masivos de alfabetización de adultos y medicina básica en comunidades pobres, con el empleo de unos 12.000 médicos cubanos.
Chávez elogió la propuesta magnífica, hasta emocionante de Zapatero para cambiar deuda externa del Sur en desarrollo por programas de educación.
Ninguna de estas cosas le puede parecer mala a Estados Unidos ni a ningún otro país, comentó Lula. Estamos haciendo lo que dice la carta de las Naciones Unidas, concluyó.