Un insólito grupo político, los gobernantes de Brasil, Colombia, España y Venezuela, se reúne este martes en Ciudad Guayana, sudeste venezolano, poco después de que Brasilia y Madrid decidieran vender armas a Caracas, políticamente muy distanciada de Bogotá.
La cita sigue a la visita que hizo a América Latina el secretario (ministro) de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, quien criticó la compra de armas de Venezuela a Rusia, y la puesta al día de su visión hacia la región por parte de la secretaria de Estado (canciller) estadounidense, Condoleezza Rice.
Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, Álvaro Uribe, de Colombia, José Luis Rodríguez Zapatero, de España, y el anfitrión Hugo Chávez, compartirán una tarde en la ciudadela del complejo hidroeléctrico Macagua para revisar temas de cooperación social y económica y el trazado de "un nuevo mapa del mundo que desconcentre el poder, según dijo la vicecanciller venezolana Delcy Rodríguez.
Luego, Zapatero hará en Caracas una visita oficial —que incluirá un diálogo con dirigentes de la oposición política— y sellará acuerdos para vender fragatas misilísticas y aviones de transporte por más de 1.000 millones de dólares, y después viajará a Bogotá para compensar el gesto cumplido en Venezuela.
La reunión en Ciudad Guayana "refuerza la búsqueda de una imagen multipolar del mundo, como la que han promovido Chávez, Lula y Zapatero y naturalmente distinta a la unipolar con la que han trabajado los Estados Unidos, dijo a IPS el analista internacional Carlos Romero.
Para el general retirado y politólogo venezolano Alberto Müller, la reunión favorece la conformación de la Comunidad Sudamericana de Naciones, al partir de diferencias para buscar soluciones, y la política de Zapatero, "que privilegia la cooperación frente al conflicto, en su propuesta de alianza de civilizaciones".
En Brasilia, el asesor de Lula para asuntos internacionales Marco Aurelio García justificó la reunión pues "preferiríamos que en la región hubiese menos disputas, en tanto se busca aprovechar las excelentes relaciones de Brasil no sólo con sus interlocutores sino con la potencia dominante, Estados Unidos.
En entrevista con el diario estadounidense The Washington Post, la canciller Rice destacó que "tenemos algunas de nuestras mejores relaciones con gobiernos que vienen de la izquierda. Por ejemplo, con Brasil y el presidente Lula.
Rice también dijo que "nadie quiere ser enemigo de Venezuela ni de su liderazgo. Podemos tener buenas relaciones, lo que puede interpretarse como merma en el tono de la confrontación entre Caracas y Washington, precisamente para no encrespar ánimos en la reunión cuatripartita de Ciudad Guayana.
El encuentro de este martes se produce poco después de que Venezuela pactara compras de armamento con España, con Brasil —aviones Supertucanos de reconocimiento y bombarderos Embrear AMX— y con Rusia, a la que adquirido 44 helicópteros multiuso, 100.000 fusiles Kalashnikov, y con la que discute la compra de una flotilla de cazabombarderos MiG-29.
Las autoridades de Colombia, tradicional rival político de Venezuela, han aceptado en público la explicación de que Caracas sólo reemplaza armas viejas por nuevas, pero la elite dirigente bogotana urgió a Uribe a discutir el tema con firmeza.
"La transformación de Venezuela en generoso cliente de la industria armamentista constituye noticia preocupante para la región, sostuvo en una nota editorial el diario El Tiempo, de Bogotá.
El influyente periódico citó al venezolano Moisés Naím, director de la revista estadounidense Foreign Policy: "Si eres el presidente de Colombia no te puedes permitir el lujo de que tu vecino, con mucho petróleo y repleto de ganas internacionalistas, se llene de aviones MiG y rifles de asalto.
Más directo fue Rumsfeld, quien visitó la semana pasada Argentina, Brasil y Guatemala, y escogió precisamente Brasilia para señalar: "No puedo imaginar por qué Venezuela necesita 100.000 AK-47", aunque el Kalashnikov a comprar es el AK-103.
Se esa compra se concreta, "no será buena para el hemisferio, añadió Rumsfeld.
Roger Noriega, subsecretario de Estado de Estados Unidos para el hemisferio, había expresado temor de que rifles AK fueran "a manos de grupos irregulares en la región. Funcionarios del Pentágono (sede del Departamento de Defensa) dejan saber que les preocuparía que Venezuela fabricara balas de 7.62 milímetros para los Kalashnikov, pues son munición que emplean las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Las guerrilleras FARC son fuente de roces entre Washington y Bogotá, de un lado, y Caracas, del otro. Funcionarios de Estados Unidos con frecuencia insinúan que Chávez apoya a los rebeldes colombianos, y el último incidente entre Colombia y Venezuela se originó en el secuestro de un integrante de esa guerrilla.
Rodrigo Granda, "canciller" de las FARC, fue secuestrado en pleno centro de Caracas por ex policías y militares venezolanos, presuntamente pagados por Bogotá, y llevado en enero a la fronteriza ciudad colombiana de Cúcuta.
La crisis diplomática y política que siguió al incidente mostró a Estados Unidos alineado con Colombia, mientras la mayoría de los gobiernos de la región y el de España gestionaban un entendimiento, que finalmente se produjo, entre Uribe y Chávez.
Bogotá es el tercer receptor mundial de asistencia militar estadounidense, detrás de Israel y Egipto, y en su Plan Patriota (la ofensiva bélica en el sur del país contra las FARC) se emplean a fondo tecnología y expertos militares de Estados Unidos.
Durante las primeras semanas del año, en una ofensiva diplomática por América Latina, Europa y Asia, el venezolano Chávez gestionó compras de armamentos, que incluyeron una discreta visita a Caracas del titular de Defensa español, José Bono, para cerrar la operación.
En Ciudad Guayana, los cuatro gobernantes revisarán otros temas de la agenda internacional que comparten, como negocios energéticos y una propuesta de reforma de la Organización de las Naciones Unidas, presentada por su secretario general, Kofi Annan.
Brasil quiere un asiento permanente en el Consejo de Seguridad del foro mundial, que no logrará si Washington se opone.
Pero, además, Chávez, Lula, Uribe y Zapatero podrán despejar suspicacias y, tras las compras y ventas de armas, abrazar una causa común.