Bandidos para unos, innovadores para otros, los piratas informáticos molestan al mundo digital y han convertido a Brasil en origen de buena parte de sus ataques transnacionales.
Corea del Sur comunicó a las autoridades de Brasilia que tuvo más de 5.000 sitios web atacados por brasileños expertos en invadir sistemas de informática, conocidos por su denominación en inglés de "hackers".
Con ese dato justificaba un pedido de cooperación para contener esa ofensiva, informó a IPS Paulo Quintiliano, perito de la Policía Federal brasileña.
El sitio de la productora estadounidense Paramount Pictures que divulga el filme La guerra de los mundos, dirigido por Steven Spielberg, fue invadido y modificado el 13 de febrero por un hacker brasileño autodenominado Un-root (desarraigado), según registró Zone-H.org, que hace un seguimiento de tales problemas.
Hasta el día siguiente la página de apertura difundió, en lugar del filme basado en la novela de ciencia ficción de H.G. Wells, un mensaje en portugués de Un-root defendiendo un mundo mejor, definido como una sociedad capitalista con influencia socialista.
En enero, otro brasileño, Marcos Velasco, tuvo sus días de fama al ser protagonista de una nota del diario estadounidense The New York Times por haber publicado en su página en Internet el código de un virus para teléfonos móviles y enviarlo también para conocimiento de la empresa finlandesa F-Secure, de seguridad digital.
El mismo Velasco trató de explicar su actitud. Mi objetivo es diseminar conocimiento para que las personas se informen sobre virus y puedan defenderse, escribió en su sitio, añadiendo que su creación no causa ningún daño, solo se propaga.
Además, difundió un programa desarrollado por el propio él para eliminar el virus, que sirve sólo para demostrar una técnica, ya que conocimiento es para compartir, argumentó.
Velasco se acerca a la definición de hacker destacada por el sociólogo español Manuel Castells, conocido analista de los efectos sociales de la red mundial de computadoras o Internet, durante el Foro Social Mundial, que tuvo lugar en la meridional ciudad brasileña de Porto Alegre en la última semana de enero.
Son en general personas pacíficas, que promueven innovaciones tecnológicas y tienen una ética, no el diablo que pintan los medios de comunicación, confundiéndolos con los crackers, según Castells.
Los crackers son los invasores agresivos, que provocan daños o usan sus habilidades para provecho material propio, como los asaltos vía Internet contra cuentas bancarias, tarjetas de crédito y otros blancos financieros.
Un-root, por ejemplo, se definió como un grupo de estudiantes y jóvenes comunes, de 15 a 19 años, que no se reconocen como hackers ni defacers (desfiguradores de sitios), porque sólo quieren divulgar protestas contra toda injusticia social.
Es lo que afirmó un vocero del grupo en entrevista concedida por correo electrónico al diario brasileño O Estado de Sao Paulo y publicada el 17 de febrero, en la cual también se dice que invadieron 13.500 sitios web en los últimos seis meses. No es mucho, comentó el vocero.
La lucha de Quintiliano no contempla distinciones, todo es crimen cibernético que crece como una plaga en Brasil. La Policía Federal, subordinada al Ministerio de Justicia, creó en 1995 un grupo especializado de peritos en informática para combatir tales delitos.
Quintiliano estuvo en el grupo inicial de 10 peritos, que ya aumentó para 42 actualmente y debe triplicar hasta el final de este año, reflejando la necesidad de responder a la rápida expansión de ese nuevo tipo de criminalidad.
En octubre, la Policía Federal detuvo en un solo día 53 personas de una cuadrilla que desviaba dinero de cuentas bancarias por Internet, operando en varios estados brasileños del norte y el nordeste, en algunos casos desde pequeñas ciudades del interior.
Dos otras cuadrillas menores, también especializadas en fraudes contra bancos, fueron desmanteladas este mes en Brasilia y en el meridional estado de Río Grande del Sur, en las dos últimas semanas.
Los triunfos policiales, cada día más frecuentes, no impidieron que los golpes cibernéticos provoquen hoy mas pérdidas para los bancos que los asaltos convencionales, a mano armada, según datos de la Federación Brasileña de Bancos.
Esa nueva realidad fue presentada en la primera Conferencia Internacional de Pericias en Crímenes Cibernéticos, que la Policía Federal promovió en Brasilia en septiembre y que reunió a 500 participantes, con 60 ponentes de 21 países.
En la misma conferencia se divulgó que de los 10 mayores grupos organizados de hackers en el mundo, ocho son brasileños, recordó Quintiliano, coordinador del encuentro, que debe repetirse en 2006.
Ese liderazgo se debe a que en Brasil ellos actúan más organizados y quizás a la creatividad y disponibilidad de tiempo, evaluó el perito, lamentando que la Policía Federal haga estadísticas de estos delitos que crecen acompañando la expansión del uso de Internet por las personas, empresas y bancos.
Estos grupos de criminales no son compuestos solo de jóvenes fanáticos por informática, de acuerdo al estereotipo de los hackers, observó el policial. Hay muchos adultos, algunos funcionarios de bancos que aprovechan las informaciones de que disponen, y no saben mucho de informática, aprovechan los códigos disponibles en Internet, acotó.
La mayor dificultad en el combate a ese nuevo tipo de delitos es que pasan por encima de las fronteras, se necesita el apoyo de otros países, destacó Quintiliano. Por eso se va ampliando una red mundial de cooperación en la lucha contra el crimen cibernético, de comunicación directa entre las policías nacionales.
La situación hace proliferar las empresas y grupos de seguridad en Internet. Uno de estos grupos brasileños, NIC BR Security Office (NBSO), registró un aumento brutal de incidentes, que comprenden desde virus, invasiones y fraudes, en los últimos años en Brasil. Los casos de este tipo pasaron de 5.997 en 2000 a 25.092 en 2002 y a 75.722 el año pasado.
SecureSynergy, empresa india, señalaba ya en noviembre de 2002 que Brasil era un laboratorio del crimen cibernético y su mayor exportador, además de ser la segunda mayor víctima de ataques digitales, superada solo por Estados Unidos, y tener los diez grupos más activos de hackers.
Las pérdidas económicas mundiales provocadas por los ataques digitales, incluyendo virus, eran entonces estimadas entre 37.000 a 45.000 millones de dólares.