En el último decenio, Deepak Chopra estuvo a la vanguardia de la medicina holística, combinando conocimientos antiguos con ciencia moderna. El célebre gurú de la corriente cultural conocida como new age habla con IPS sobre el papa Juan Pablo II.
— Con un rebaño de 1.000 millones de católicos y su inmensa influencia, ¿cómo calificaría al Papa?
— Creo que es un ser humano extraordinario. Aun si no estamos de acuerdo con todo lo que dice, el Papa habla con sinceridad y convicción.
Su mayor contribución en los últimos años ha sido, en primer lugar, su resistencia a la guerra. Fue valeroso, audaz y directo ante los líderes mundiales, en particular con (el presidente de Estados Unidos, George W.) Bush y con (el primer ministro británico) Tony Blair.
Bueno, el Vaticano es un Estado, pero pocos jefes de Estado fueron lo suficientemente audaces como para ponerse de pie. El Papa tiene una enorme capacidad de influencia en la opinión pública.
En segundo lugar, a pesar de su frágil salud, ha mostrado un enorme vigor. Creo que su fortaleza física procede de su fortaleza espiritual. Ha estado viajando por el mundo, por África, Asia, América Latina; ha sido extraordinario.
— El Papa ha favorecido a movimientos conservadores dentro de la Iglesia como el Opus Dei (considerado por muchos un grupo fundamentalista católico) y también a principios conservadores. Se ha opuesto al divorcio y a la unión homosexual, defendió el celibato de los sacerdotes y rechazó la ordenación de mujeres, la anticoncepción, la despenalización del aborto y la clonación.
— Él cree sinceramente en eso, por lo que no puedo criticarlo. Por otra parte, creo que la Iglesia Católica necesita seriamente una reforma. Debería atender algunas de esas cuestiones, particularmente la ordenación de mujeres. Porque ahora parece como si Dios hubiera sido secuestrado por hombres.
Todo esto tiene que ver con el dominio masculino de la política, e incluso con el problema de la guerra. Como consecuencia, el aporte femenino es escaso; los hombres dominan el mundo.
El tiempo obligará a la Iglesia a ajustar su posición en cuestiones como la ordenación de mujeres, el problema del aborto… La tecnología no puede detenerse. La clonación tiene enormes beneficios médicos, y no hay modo de impedirla. El próximo Papa deberá afrontar estos asuntos.
— Antes, quien no estuviera de acuerdo con el Papa sentía que debía abandonar la Iglesia. Eso ya no sucede. Los católicos ahora eligen qué quieren de su religión. Reducida asistencia a las iglesias, crisis de vocaciones, control de la concepción e incluso anticlericalismo coexisten dentro de la comunidad católica. Pero parece que el catolicismo radical, u otros movimientos radicales, atraen a seguidores leales, mientras los sectores más moderados los pierden. ¿Que nos dice esto sobre el futuro de la religión organizada?
— Creo que todas las religiones, no solo los sectores más radicales entre éstas, se han vuelto divisionistas, problemáticas. Una de las razones es que muchas ideas religiosas son anticuadas, vienen de épocas relativamente primitivas, y muchos aspectos de la religión no están apoyadas por la evolución, la biología o la cosmología modernas.
Hay un gran ansia espiritual. Las preguntas eternas persisten: si tenemos alma, si Dios existe, cuál es el significado de la muerte y de la vida… Pero las respuestas que nos brinda la religión institucionalizada no son satisfactorias.
Todos los conflictos del mundo son religiosos: en Sri Lanka, en India, en Iraq, en Irlanda… Si la intolerancia ocurre a causa de la religión, ¿para qué la tenemos?
Los que se mantienen religiosos lo hacen por ser creyentes. Pero si algo es real, ¿por qué tengo que creer en eso? No necesito creer en la electricidad o en la gravedad, porque veo la evidencia. Si lo que la religión dice es real, tengo una experiencia y un conocimiento veraz de esas realidades.
— ¿Cómo cree que el Papa ha tratado a las otras religiones y culturas? Juan Pablo II ha sido el primer papa en visitar una mezquita, una sinagoga…
— En ciertos aspectos, ha sido realmente progresista. Ha sido tolerante y comprensivo con las otras creencias, pero también ha sido conservador. Me parece una persona que representa la confusión existente dentro de la propia Iglesia.
— Pero Juan Pablo II ha dicho cosas de las que luego se arrepintió, como que el budismo era un sistema ateo…
— También dijo que la meditación era peligrosa… Él refleja la confusión de la Iglesia en tiempos de transición.
— Él ha sido especialmente duro con Occidente por su obsesión con el materialismo. En contraste, usted enseña que los seres humanos pueden ser mejores en cuerpo y alma. ¿Qué piensa al respecto?
— Que es un insulto hablarle de espiritualidad a alguien que no ha cubierto sus necesidades básicas.
— Como personalidad política, el Papa condenó la guerra en Iraq, criticó el comercio de armas —al que calificó de escandaloso—, pidió el levantamiento del embargo estadounidense contra Cuba y por primera vez en la historia del Vaticano pidió perdón por los crímenes cometidos por la Iglesia a lo largo de siglos. ¿Un papa debe tener un rol político en la política internacional?
— El es tan influyente, y tantos millones de personas prestan atención a sus palabras, que resulta muy encomiable y maravilloso que se ponga de pie como él hace. Eso oscurece todas las debilidades de la Iglesia. Pedir perdón, criticar la guerra en Iraq… creo que es grandioso que haya hecho eso.
— Hasta Juan Pablo II, la mayoría de los papas se confinaban en Roma. Este papa conservador es el que más ha viajado en la historia. Visitó 133 países. Fue el primer papa en la Casa Blanca, en el Parlamento Europeo… ¿Ha sido mejor político que líder espiritual?
— Vivimos en tiempos en que la economía, la política, el ambiente, los asuntos sociales, humanitarios, la religión, la espiritualidad se influyen unos a otros. Es destacable que una persona de tal relevancia influya en la opinión pública y participe en lo que cree.
(*) Miren Gutiérrez es editora jefa de IPS.
