Salahuddin, de cinco años, contrajo neumonía y se debate entre la vida y la muerte en un hospital de Mazar-i-Sharif, en el norte de Afganistán. Otros miles de niños están graves debido al frío y las nevadas, que han aislado a las regiones central y occidental del resto del país.
La pobreza y la devastación dejada por 25 años de guerra agravan la situación de la población en general y la infancia en particular en este país de Asia central, donde casi un cuarto de todos los niños mueren antes de cumplir cinco años.
Mohammad Shafiq Sahab, un pediatra del hospital de Mazar-i-Sharif, contó que 25 de los niños y niñas que ingresaron con neumonía este año fallecieron dentro del mes siguiente a su internación. La mayoría ingresaron varios días después de haber contraído la infección pulmonar, explicó.
La madre de Salahuddin declaró a la agencia afgana de noticias Pajhwok Afghan News que su hijo no ha podido abrir los ojos debido a la altísima fiebre.
Los médicos de la provincia de Samangan (en el norte del país, de donde procede Salahuddin) se negaron a hospitalizarlo. No sé si sobrevivirá, dijo mientras el niño, que recibe medicación intravenosa por goteo, yacía en su cama respirando con dificultad.
Sahab informó que en su hospital hay unos 100 niños en estado grave debido a enfermedades respiratorias de diverso tipo, a causa del intenso frío.
El hospital sólo tiene capacidad para 60 niños. Con estos pacientes adicionales nos vemos forzados a poner más de un niño por cama, lamentó.
Al menos 128 niños han muerto de enfermedades causadas por la última ola de frío, informó el ministro de Salud, Amín Fatimie.
El ministro causó alarma cuando declaró a la prensa en Kabul que muchos padres administran opio a sus hijos para aliviarles el dolor o la tos.
Algunos padres no llevan a sus hijos al médico y les dan opio para aliviarles la tos. Eso detiene la tos, pero también puede matarlos, advirtió Fatimie.
Afganistán es el mayor productor mundial de opio, y muchos padres sumidos en la más abyecta pobreza no tienen otros paliativos a su alcance.
Según la organización humanitaria estadounidense Catholic Relief Services (CRS), 265 personas murieron por brotes de sarampión y tos convulsa en la centrooccidental provincia de Ghor, 73 de ellas niños. La provincia también padece escasez de alimentos a causa de la sequía.
Una nevada sin precedentes obstaculizó el acceso a las comunidades afectadas, y según CRS, 80 por ciento de Ghor permanece inaccesible. Esto hace temer que las muertes sean muchas más que las confirmadas.
El acceso a las comunidades, aun las que quedan a pocos kilómetros de las rutas principales, es muy limitado, explicó P.M. Hose, representante de CRS en Afganistán.
Falta información, pero lo que hemos hallado hasta el momento indica que la situación es grave. Las enfermedades se propagan, mientras el combustible y los alimentos escasean cada vez más. Si no se limpian de inmediato los caminos para llegar a esas comunidades, temo que la situación se volverá más crítica en los próximos días, advirtió.
Solidarités, la organización no gubernamental a cargo del mantenimiento de las tres rutas principales de las montañas centrales, informó que todos los pasos montañosos permanecen cerrados debido a las intensas precipitaciones de nieve.
La zona más afectada parece ser la provincia de Ghor, en medio de las montañas Hindu Kush, donde la nieve ha aislado a decenas de aldeas.
El trabajo continúa, pero es difícil por las temperaturas extremadamente bajas y por el viento fuerte, que empuja a la nieve de vuelta al camino, explicó Solidarités.
Debido a la inaccesibilidad de las áreas aisladas por las nevadas y las avalanchas, es imposible determinar cuántos niños han muerto de neumonía, difteria, sarampión y tos convulsa.
No quiero arriesgar números por la sencilla razón de que no tenemos un panorama claro. Y eso es algo que el gobierno mismo dice, a nivel central y local, declaró Edward Carwardine, jefe de información pública del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), en una conferencia de prensa organizada por la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA).
Ni siquiera podemos decir que son decenas o cientos, porque no sabemos. Lo único cierto es que en invierno los niños son los más vulnerables en este país, dijo Carwardine.
El Programa Mundial de Alimentos informó que tiene dificultades para llegar a los distritos de Saghar y Tulak, en la provincia de Ghor, para dar asistencia a unas 15.000 personas. Dos caravanas de 12 camiones con 140 toneladas de alimentos partieron desde Herat el día 3, pero no pudieron llegar a destino debido a la fuerte nevada.
Una caravana descargó sus suministros a unos 100 kilómetros de su destino final, en Farsi. La otra todavía se encuentra a 125 kilómetros de Herat, declaró el organismo de las Naciones Unidas.
Afganistán pasó a segundo plano en la prensa internacional desde que Estados Unidos invadió Iraq, en marzo de 2003. Washington había atacado Afganistán a fines de 2001 para derrocar al grupo fundamentalista islámico Talibán, al que acusó de proteger a Osama bin Laden, presunto autor intelectual de los atentados del 11 de septiembre de ese año en Estados Unidos.
Las primeras elecciones presidenciales directas del país, el pasado octubre, confirmaron en la presidencia a Hamed Karzai, un líder de la etnia pashtun procedente del antiguo bastión talibán de Kandahar, que encabezó el gobierno interino desde diciembre de 2001, apoyado por Estados Unidos.
El mayor desafío que enfrenta Karzai es la rivalidad de los distintos grupos étnicos del país y los combates entre diferentes facciones tribales. Los llamados señores de la guerra mandan en gran parte del territorio e impiden la imposición de la autoridad de gobierno fuera de la capital, Kabul.
Mientras, unos 20.000 soldados estadounidenses se dedican a la caza de remanentes de Talibán y de la red terrorista Al Qaeda, de Bin Laden, y el tráfico de opio prospera cada vez más.