Las elecciones a celebrarse en el País Vasco el 17 de abril determinarán si cruje la estructura constitucional de España, tras el rechazo en el parlamento español de un proyecto para aumentar la autonomía de esa comunidad, presentado por su presidente, Juan José Ibarretxe.
Todo indica que la crisis estará servida si los partidos nacionalistas obtienen una mayoría absoluta en los comicios vascos.
Ante ello, el líder de los socialistas de esa comunidad, Patxi López, advirtió este miércoles que esa instancia no debe considerarse un plebiscito y calificó de irreal un enfrentamiento entre el gobierno de España y el País Vasco.
La convocatoria electoral supone un ligero adelanto de la fecha respecto de los anteriores comicios realizados el 13 de mayo de 2001. Serán las octavas elecciones en Euskadi desde la restauración de la democracia.
La fecha del 17 de abril fue fijada este mismo miércoles en una reunión extraordinaria del Consejo de Gobierno vasco.
Ibarretxe instó al gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero a no prohibir a ninguna agrupación política su participación electoral, en clara alusión a Socialistas Abertzaleak (SA), la ilegalizada formación política llamada anteriormente Batasuna.
Ibarretxe justificó la petición aduciendo que son los votos los que legalizan o ilegalizan las ideas y los partidos políticos.
Antes de que Ibarretxe anunciase el adelanto de las elecciones, Arnaldo Otegi, portavoz de SA (considerada brazo político del grupo terrorista ETA), reclamó a Zapatero desde San Sebastián que garantizara el derecho de su organización a presentarse a los comicios.
Al final, deberán entender que solucionar este conflicto es reconocer, con deportividad democrática y talante, que los vascos tenemos derecho a decidir como vivir, dijo Otegi.
Iñiko Urkullo, presidente del Partido Nacionalista Vasco (PNV) en Vizcaya, reivindicó la necesidad de revisar la Constitución de España para adecuarla a los requerimientos de autodeterminación del pueblo vasco.
Ibarretxe, también del PNV, presentó el martes en un pleno del Congreso de Diputados de España, el proyecto de Estatuto aprobado previamente por el parlamento de su comunidad autónoma para reemplazar el actual, en vigor desde 1979.
El Pueblo Vasco o Euskal-Herría, como expresión de su nacionalidad, se constituye en Comunidad Autónoma dentro del Estado español bajo la denominación de Euskadi o País Vasco, de acuerdo a la Constitución y el presente Estatuto que es su norma institucional básica, establece el también conocido como Estatuto de Gernika.
En oposición a esa definición, adoptada por amplio consenso entre todas las fuerzas políticas vascas y españolas en 1979, el proyecto rechazado el martes expresa que el pueblo vasco o Euskal Herría es un pueblo con identidad propia en el conjunto de los pueblos de Europa (à) que se asienta en siete territorios actualmente articulados en tres ámbitos de dos estados.
Tres de esos territorios integran la comunidad autónoma del País Vasco, cuyo gobierno preside Ibarretxe y que es una de las 17 que integran España.. Otro es la también española Comunidad Autónoma de Navarra, que en 1979 rechazó por referéndum formar parte del País Vasco, mientras que los tres restantes se encuentran bajo soberanía de Francia.
El Plan Ibarretxe también reclama la autonomía del pueblo vasco para decidir su propio futuro basándose en el derecho a la autodeterminación de los pueblos y expresa la voluntad de formalizar un nuevo pacto político para la convivencia, que se materializa en un nuevo modelo de relación con el Estado español, basado en la libre asociación.
El proyecto fue rechazado por una aplastante mayoría en el parlamento español, ya que votaron en contra 313 diputados, 29 a favor y dos abstenciones. De los 19 diputados vascos que integran la cámara, 11 se opusieron y ocho lo apoyaron.
Previamente, en diciembre de 2004, el parlamento vasco aprobó ese proyecto con 39 votos, logrando la mitad más uno gracias a una imprevista decisión de SA de prestar el apoyo de tres de sus seis diputados para que el mismo pudiera salir adelante.
En esa ocasión votaron a favor 36 diputados, de la coalición gubernamental integrada por el Partido Nacionalista Vasco (PNV), su escisión Eusko Alkartasuna (EA) e Izquierda Unida (IU), y tres de SA.
En contra lo hicieron 18 del gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y 13 del centroderechista Partido Popular (PP), mientras que se abstuvieron tres de SA y uno de Aralar, una escisión de esta formación política.
Pero ese equilibrio de fuerzas en el parlamento vasco puede variar en las próximas elecciones, entre otras cosas porque la justicia ha dispuesto que SA no se podrá presentar por apoyar las acciones violentas de ETA (Esukadi ta Askatasuna, Patria Vasca y Libertad en vascuence).
El ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, afirmó en los pasillos del Congreso que SA no podrá presentarse a esas elecciones mientras no acate las leyes y condene la violencia. Si las acatamos, jugamos; si no las acatamos, no jugamos, así de simple subrayó.
La última encuesta del Euskobarómetro, efectuada en noviembre por la Universidad del País Vasco, señala que 67 por ciento de los consultados considera imprescindible que cualquier reforma del Estatuto de Gernika sea aprobada por consenso o por una amplia mayoría.
La misma encuesta reveló que 49 por ciento de los entrevistados de esa comunidad entienden que la reforma traerá más división e inestabilidad, en tanto que 30 por ciento piensa lo contrario. Asimismo, 47 por ciento las considera incompatibles con la Constitución mientras que 19 por ciento está en desacuerdo con ello.
Con ese proyecto en la mano, Ibarretxe inició su discurso ante el pleno del Congreso afirmando que, pase lo que pase hoy en esta Cámara, se vote como se vote, no será ni el comienzo ni el final de un camino que no tiene vuelta atrás y que terminará (à) con una consulta democrática a la sociedad vasca.
Pero Zapatero, jefe del gobierno español, replicó diciendo que la relación con el País Vasco la decidirán todos los vascos y todos los españoles, no sólo los vascos, y siempre de acuerdo con lo establecido en la Constitución española, aprobada por referéndum en 1979, instancia en la que los nacionalistas vascos se abstuvieron.
Si vivimos juntos, juntos debemos decidir, añadió el gobernante, abriendo una puerta al diálogo.
Pero la principal fuerza de la oposición, el PP, se expresó con más dureza a través de la voz de su presidente, Mariano Rajoy, quien calificó de farsa lo planteado por Ibarretxe, pues no reclama un debate, sino la claudicación.
En términos similares se plantó uno de los hombres fuertes del PSOE y ministro de Defensa, José Bono.
En diálogo con un pequeño grupo de periodistas en un pasillo del Congreso, Bono afirmó estar indignado porque hubiera concurrido al mismo este botarate (Ibarretxe) que pretende vendernos un producto averiado. También dijo que le gustó mucho el discurso del líder del PP, sin que eso significase un desacuerdo con Zapatero.
En ese contexto, las voces que marcaron el peligro de crisis no llegaron sólo del lado del PNV.
A ellas sumaron otros nacionalismos regionales y en especial la Izquierda Republicana de Cataluña (ERC), que, aunque es minoritaria en el Congreso de Diputados de España, permitió con sus votos obtener la mayoría que designó presidente del gobierno a Zapatero y hace que éste pueda mantenerse en el gobierno.
Así, Joan Puigcercós, portavoz de ERC, se proclamó este martes aliado firme de Ibarretxe y manifestó que otorga a Zapatero un margen de confianza de unos meses, con una clara advertencia: El proceso de cambio en el modelo de Estado no tiene marcha atrás y, por si esto fuera poco, añadió que nuestro horizonte es una Cataluña independiente.
Las palabras del presidente vasco y las del portavoz de ERC señalan con meridiana claridad que las demandas de autodeterminación de ambas comunidades, que oscilan entre una asociación a España o la reestructuración del Estado para convertirlo en federal, estarán presentes en la campaña electoral en el País Vasco, que de hecho ya ha comenzado.
La violencia ejercida por ETA apenas fue mencionada en el debate que el martes captó la atención de toda España, a pesar de que dos días antes el grupo armado hizo estallar una bomba en un hotel ubicado sobre la costa norte del mar Mediterráneo, sin ocasionar víctimas.
Zapatero se abstuvo de mencionarlo e Ibarretxe afirmó que su proyecto no está relacionado con ETA, mientras que Rajoy criticó que no se reivindicase en ese debate la memoria de las víctimas que no han muerto en vano.
Tras la jornada negativa para su proyecto, Ibarretxe salió del Congreso afirmando que en Madrid le dieron un portazo y que por ello trasladará la palabra al pueblo vasco, en referencia no sólo a las próximas elecciones, sino también a un eventual referéndum en su comunidad.
Empero, esa eventual consulta sería impugnada por el gobierno español y el PP, por no contemplar la Constitución que sus preceptos puedan ser modificados por decisión de una sola comunidad.
La decisión del gobierno vasco es lógica, sostuvo el secretario general de la catalana Convergencia y Unión, Joseph Antoni Duran y Lleida.
La negativa del PSOE y del PP a tramitar la propuesta de Nuevo Estatuto Vasco hará que los comicios se conviertan en un referéndum sobre ese plan, al ser el asunto principal de discusión hasta el 17 de abril, añadió.