DERECHOS HUMANOS: Un mundo ciego ante los genocidios

Occidente contempla en silencio un genocidio en la región sudanesa de Darfur, 10 años después de haber hecho lo mismo ante la masacre de 800.000 personas en Ruanda, dijo el ex comandante de la misión de la ONU en ese país, general Romeo Dallaire.

Los países occidentales no asignaron recursos suficientes para impedir el genocidio en Ruanda porque estaban concentrados en las tensiones en los Balcanes, del mismo modo que hoy no atienden lo que sucede en Darfur por la situación en Iraq, según Dallaire.

Dallaire se refirió al asunto en Nueva York, primera etapa de la gira para presentar en Estados Unidos su libro ”Shake Hands with the Devil” (”Estrecha la mano del diablo”). ”No se aprendieron las lecciones para detener la violencia, las violaciones y la masacre de un grupo étnico”, sostuvo.

El racismo y el desinterés alimentaron los dos conflictos, según este general canadiense. ”Los negros africanos no cuentan, a menos que haya algo para nosotros allí”, afirmó.

El libro de Dallaire es un éxito de ventas en Canadá. Un documental con el mismo título, que relata su primera visita a Ruanda después de su misión, en 2004, recibió el Premio del Público en el estadounidense festival cinematográfico de Sundance el mes pasado.

En el marco de un intenso enfrentamiento político, milicias de la etnia hutu, mayoritaria en Ruanda, masacraron en junio de 1994 a 800.000 personas de la comunidad tutsi, minoritaria pero históricamente dominante, y hutus moderados.

Dallare luchó contra el papel durante 10 años hasta plasmar su versión de los trágicos acontecimientos ocurridos en Ruanda en 1994. Sus 500 páginas están llenas de pena, arrepentimiento y dolorosos detalles sobre la acción de la fuerza de la ONU para Ruanda (Unamir).

Golpe a golpe, Dallaire describe cómo los pacificadores se transformaban de guardianes del futuro de Ruanda en observadores del sistemático asesinato de tutsis y hutus moderados.

En su propio relato, Dallaire también se transforma, y pasa de ser un optimista militar de carrera a un comandante incapacitado para ejercer sus funciones por el estrés de la guerra.

El momento decisivo ocurrió apenas cuatro meses antes del inicio del genocidio, un mes después de la llegada de Dallaire al terreno. Ya entonces, sus fuerzas estaban al tanto de lo que denominaban una ”fuerza en las sombras”, el movimiento Poder Hutu.

Una noche, un informante de ese grupo, llamado Jean-Pierre en el libro, se acercó a oficiales subordinados a Dallaire y les explicó el plan de genocidio.

De acuerdo con el libro, el actual secretario general de la ONU y entonces subsecretario general para operaciones de paz, Kofi Annan, le recomendó no actuar sobre la base de esa información.

Más adelante, Annan le dijo que entregara esos datos al líder del partido político hutu, que era uno de los autores de la conspiración.

Dallaire está arrepentido de no haber actuado de acuerdo con la información que le aportó Jean-Pierre para impedir el genocidio. ”Mi fracaso en persuadir a los funcionarios de la ONU en Nueva York aún me persigue”, dijo.

Las escenas que el militar canadiense también perseguirán al lector.

La dimensión de la masacre fue tal que los hutus debían usar camiones de basura para retirar los cadáveres. Doscientos niños fueron asesinados en una iglesia luego de completar sus oraciones.

El relato pertenece a un hombre que, antes de su experiencia en Ruanda, idealizaba el servicio militar. Su padre fue combatiente en la segunda guerra mundial, por lo que el autor de ”Estrecha la mano del diablo” creció considerando a los militares como liberadores, no como observadores.

”Cincuenta años después de que mis mentores combatieran en Europa, me encontraba con una fuerza regular para ser testigo de crímenes contra la humanidad”, se lamentó.

Dallaire escribió su libro con el objetivo de hacer su aporte para que no ocurran situaciones como las de Sudán. ”Rezo porque este libro se sume a la creciente riqueza informativa que denunciará y ayudará a erradicar el genocidio en el siglo XXI”, dijo.

Después de Ruanda, el general Dallaire se convirtió en el oficial militar canadiense de más alto rango diagnosticado con estrés postraumático.

Hoy, Dallaire es miembro del Centro Carr de Derechos Humanos en la Universidad de Harvard, un instituto especializado en resolución de conflictos.

Su misión es alentar ”una era en que no creemos conflictos”. También dirige una fundación que apoya a escuelas y orfanatos de Ruanda.

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