Tras los pasos de la cadena árabe Al Jazeera, una nueva emisora de televisión del Sur en desarrollo y con vocación internacional nace este año en Venezuela, donde los medios de comunicación militan en un combate político tan intenso como desafiante de la hegemonía estadounidense.
"¿Por qué no asociamos las empresas petroleras de nuestros Estados? ¿Por qué los sudamericanos no tenemos un banco del Sur, que recoja parte de nuestras reservas y las destine al desarrollo? ¿Por qué lo que sabemos de nosotros debe decirlo una televisora del Norte, como CNN?. Estas son preguntas reiteradas por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en casi todos los foros donde participó desde hace más de un año.
Ese cuestionario seguramente lo repetirá en las cercanías de la meridional ciudad brasileña de Porto Alegre, cuando asista a exponer su programa agrario en la reunión organizada por el Movimiento de los Sin Tierra, en el marco de la quinta edición del Foro Social Mundial que comenzará este miércoles en esa ciudad.
Qatar pudo destinar una parte de sus ingresos por la venta de hidrocarburos para erigir el nuevo símbolo del nacionalismo árabe que es Al Jazeera, un canal internacional de noticias para abonados con una audiencia diaria de 35 millones de personas y que en su zona de influencia incluso marca el paso a sus pares gigantes CNN, de Estados Unidos, y BBC, de Gran Bretaña.
Venezuela, el único país de América Latina miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, decidió abordar la creación de Telesur, propuesto como una alianza con emisoras de televisión estatales de Argentina, Brasil y Cuba, pero que ya existe desde este enero como una compañía cuyo único accionista hasta ahora es el Estado venezolano.
Chávez ha dicho que Telesur busca "contrarrestar la dictadura mediática de las grandes cadenas" noticiosas mundiales, mientras que su ministro de Información, Andrés Izarra, la definió como "una voz unificada desde el Sur para el mundo.
Este canal de noticias, además de tener como socios o compañeros de ruta a sus similares estatales de Buenos Aires, Brasilia y La Habana, buscará a través del propio Chávez impulsar la asociación de Uruguay al proyecto después que asuma el 1 de marzo el gobierno de ese país el izquierdista Tabaré Vázquez, según Izarra.
Su propósito declarado es "construir un medio audiovisual hemisférico, que difunda una visión real de la diversidad social y cultural de América Latina y el Caribe, para ofrecerla al mundo, dijo a IPS su director en Venezuela, Aram Aharonian.
Telesur, basado en Caracas, comenzará a andar en marzo o abril con emisiones de ocho horas diarias, de noticias y documentales producidos en América Latina, y nutrirá sus noticieros con corresponsales propios, los primeros de los cuales estarán en Bogotá, Buenos Aires, Lima, Los Ángeles (sudoeste de Estados Unidos) y Río de Janeiro.
Venezuela decidió, para el mediano plazo, comprar un satélite que le otorgue independencia en telecomunicaciones y soporte proyectos como Telesur, anunció Izarrra.
Otras vueltas de tuerca que ha dado el gobierno de Chávez para hacerse con un espacio en el universo mediático son la modernización del canal estatal Venezolana de Televisión, con una inyección de 60 millones de dólares, y la reactivación de una emisora de televisión cultural y de promoción de las comunidades llamada Vive TV.
La agencia gubernamental de noticias, que cambió su tradicional nombre de Venpress por el de Agencia Bolivariana de Noticias, también aspira a desarrollarse incluso en el ámbito regional.
También se ha inyectado dinero y elevado la capacidad y potencia de salida a emisoras de radio del Estado y le asignó más de tres millones de dólares por año para asistir a la red de emisoras comunitarias y alternativas que funcionan en barriadas urbanas de bajos recursos o pequeñas poblaciones.
"La gente participa en la 'manufactura' del producto y hay mucha aceptación. Las casi 160 emisoras y televisoras comunitarias se han erigido como una alternativa en los últimos años frente a los medios privados", que con todo su poder a cuestas se aliaron con la oposición, dijo a IPS José Ángel Manrique, coordinador general de la Red Venezolana de Medios Comunitarios.
El experto Antonio Pasquali, autor del clásico "Comunicación y cultura de masas, puso sobre el tapete el tema del financiamiento de estos medios públicos. "En 2002, Francia gastó en su radio y TV de servicio público 3.156 millones de dólares, Gran Bretaña 5.701 millones, Italia 3.230 millones y Venezuela 13 millones de dólares. Ahí está el abismo, dijo a IPS.
Pasquali, por otra parte, milita entre quienes critican que el gobierno de Chávez potencie la radio y televisión en manos del Estado, porque, dice, "servirá al gobierno, en vez de un sistema de servicio público bajo control de entidades sociales independientes.
"Lo que se pide a gritos es un tercer polo comunicacional, distinto del gobierno y del sector patronal privado, sostiene Pasquali.
En una zona media se ubica Javier Barrios, director de la red de radios de Fe y Alegría, una entidad de educación católica que actúa en zonas populares. "Propuestas como Telesur son una oportunidad para no tener en el mundo sólo la visión del Norte sino también mostrarnos en América Latina como somos los pobladores del Sur, comentó a IPS.
Pero, según Barrios, los nuevos proyectos "cargan con los riesgos de reproducir lo mismo, la misma agenda comunicacional y cultural que por tantos años ha impuesto el Norte.
Otro temor es que un medio, cuyo propietario o propietarios sea uno o varios Estados, "reproduzca en grande los defectos y limitaciones de la radio y televisión públicos en nuestros países, que fundamentalmente muestran la obra de sus gobiernos, dijo Barrios.
La alternativa, según el activista, sería "abrir los nuevos medios a las ideas diferentes, al disenso, que muestre las distintas agendas y tenga cabida la disidencia.
Otro especialista en comunicaciones, Aquiles Esté, destacó que un proyecto como Telesur acudirá a un mercado competitivo "donde las otras cadenas, redes y canales se han posicionado". "No es que centenares de millones de latinoamericanos están esperando que Chávez ponga una televisora en el aire para sintonizarla, apuntó.
La lucha por espacios y audiencias muestra ejemplos muy recientes no sólo de enfrentamiento comercial sino de "guerra sucia, como la confiscación por el estadounidense Buró Federal de Investigaciones (FBI) de equipos y discos de computación del Centro de Medios Independientes (Indymedia), la red mundial alternativa para publicar textos e imágenes informativos en Internet.
La medida fue tomada por el FBI —que devolvió los equipos al cabo de pocos días— por pedido de autoridades italianas o suizas, según distintas versiones, y afectó la red en al menos 13 países, en lo que Indymedia consideró "violación de derechos civiles a escala global.
Otro espejo para seguir atentamente por Telesur y sus futuros asociados es la propia Al Jazeera, que soporta presiones constantes del gobierno de Estados Unidos sobre Qatar para que modere a esa espina clavada en el flanco mediático de su "guerra contra el terrorismo en el Medio Oriente y el resto de Asia.