FORO SOCIAL MUNDIAL: ONG, un poder sin visibilidad

La quinta edición del Foro Social Mundial, que se celebrará del 26 al 31 de este mes en la meridional ciudad brasileña de Porto Alegre, volverá a dar protagonismo a las organizaciones no gubernamentales (ONG), el heterogéneo conglomerado de activismo social cuyo poder es tan sobrestimado como ”invisibilizado”.

Las ONG están en el penúltimo lugar en términos de influencia en Chile, según el llamado ”poderómetro”, incluido en el último informe de Desarrollo Humano elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

En este ranking, construido con base en 32 entidades calificadas de uno a 10, las ONG recogen una puntuación de 3,6, detrás de los colegios profesionales, con 3,7, y superando apenas a las asociaciones sindicales, relegadas al fondo con 3,4.

El poderómetro, que marca el grado de influencia que tienen diversos grupos en la sociedad ”sobre la base de una encuesta a miembros de la elite chilena”, puso a la cabeza del listado a los medios de comunicación con 8,6.

Subvaloradas por las elites y a menudo desconocidas por la mayoría de la población, las ONG son sin embargo a la hora de las cuentas reales protagonistas determinantes para la sociedad civil en América Latina, donde mueven vastos recursos de cooperación y movilizan a millares de profesionales, activistas y voluntarios.
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Las hay de todos los tamaños, colores y orientaciones. Son por lo general ”progresistas”, pero hay algunas más radicalizadas, otras que se exhiben como humanistas y las que recogen inspiración teológica.

Su acción, complementaria a menudo de la labor estatal en áreas como la educación popular hasta la década del 60, evolucionó hacia la defensa de los derechos humanos y las estrategias de supervivencia en los años 70 y 80, cuando campeaban en la región los regímenes represivos y crecía la pobreza de la mano de la implantación de los ”ajustes estructurales”.

Hoy, en la era de la globalización neoliberal, las ONG ganan espacios en nuevos territorios, como los microfinanzas o la ecología y mantienen activismo en torno al combate contra la pobreza, por los derechos de las mujeres, la infancia y los indígenas, la cultura y la oposición a los tratados de libre comercio.

Su propia multiplicidad impide establecer su número exacto, aunque a mediados de los años 90 un estudio con base en directorios nacionales recogido por el investigador Jorge Balbis estableció que existen unas 10.000 organizaciones no gubernamentales en América Latina.

En un informe para un seminario organizado en Montevideo en 2001 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Balbis advirtió que la dificultad para cuantificar las ONG responde a imprecisiones metodológicas que tienden a confundirlas con otras organizaciones del llamado ”tercer sector”.

La búsqueda de alternativas democráticas de desarrollo basadas en el concepto de justicia social es un rasgo distintivo de las ONG, pero esto lleva a veces a considerar como tales a entidades de beneficencia que no llevan adelante una práctica de investigación-acción característica de las primeras.

”Hay una gran gama de organizaciones, sobre todo en temas emergentes de las capas sociales, que han tenido más movilidad, que no reúnen un gran número de personas y que más bien representan intereses muy diversos”, dijo a IPS Marta Lagos, directora del Latinobarómetro, la encuesta regional de percepciones políticas.

En el último tiempo, agregó Lagos, la gente ha tendido a alejarse de entidades que dicen tener relación con el bien público o el involucramiento cívico, para participar más bien en el desarrollo personal o de intereses colectivos locales.

”Seis o siete de cada 10 chilenos participan en algo, lo que no significa que estemos en una revolución política, porque claramente donde no participan es en política”, puntualizó la investigadora.

En Argentina, cuatro millones de personas, que equivalen a 11 por ciento de la población, participan en organizaciones de la red civil, que se nutre sobre todo del voluntariado.

Una investigación efectuada en Chile sobre 45 organizaciones no gubernamentales estableció que en ellas trabajan en forma remunerada 1.452 personas, junto a otras 1.929 que lo hacen sin remuneración, en tanto corresponden a 1.384 voluntarios nacionales, 78 voluntarios extranjeros, 371 estudiantes universitarios en práctica y 96 en la elaboración de tesis.

María Eugenia Díaz, directora de Acción, la asociación chilena de ONG, señaló a IPS que los medios de comunicación ”están cerrados para las propuestas de las organizaciones alternativas”.

A este mundo alternativo le falta una estrategia para estar en la prensa y, así, la representatividad de las ONG queda distorsionada, porque sólo alcanzan figuración mediática con hechos de violencia vinculados a manifestaciones, como ocurrió el 19 de noviembre de 2004 con la marcha inaugural del Foro Social Chileno, agregó Díaz.

”La particularidad de las ONG es que trabajamos con la población que está dispuesta a participar y organizarse colectivamente para mejorar su calidad de vida en los distintos ámbitos, como el medio laboral, familiar, económico y en todo lo cotidiano, y los medios están cerrados a este tipo de iniciativas”, recalcó la directora de Acción.

Por su parte, Ignacio Illanes, director del Programa Político del Instituto Libertad y Desarrollo, de orientación conservadora, entiende que las fortalezas de las ONG para atraer la participación radican en la libre asociatividad y en el acceso a recursos.

Hay algunas ONG, comentó, ”que saben hacer un uso mediático efectivo y otras que carecen de esa ventaja o fuerza y no tienen la misma llegada en la opinión pública”.

Para Lagos, en rigor, las ONG no representan a la ciudadanía. ”En una democracia representativa, los que representan a la población son aquellos que son elegidos. Me parece extremadamente preocupante y peligrosa la idea de que las ONG representan a alguien más allá de sus propios socios”, dijo.

”Una ONG puede expresar sus opiniones a través de su institucionalidad y eso expresa a quienes son miembros de esa ONG, pero ni por lejos representa a la población”, enfatizó la directora del Latinobarómetro.

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