Millones de personas atraviesan las fronteras cada año en busca de medios para sobrevivir. La ONU estimó que hay casi 175 millones de inmigrantes en todo el mundo, de los cuales dos millones son brasileños.
Más de 600 personas procedentes de 35 países se reunieron para analizar el fenómeno en el Foro Mundial de las Migraciones, en el marco del Foro Social Mundial que se celebra en Porto Alegre, Brasil, bajo la consigna "Travesías en el de$orden global".
La reunión emitió un documento elevado al Foro Social Mundial y que apunta causas, consecuencias y algunas alternativas, como la constitución de una "ciudadanía planetaria".
Asimismo, se coincidió con el cálculo de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), según la cual los índices migratorios sólo se estabilizarán en torno del año 2050.
Hasta que eso ocurra, según los expertos, será necesaria un profundo análisis del efecto de la globalización respecto de las migraciones y que deje en evidencia los mecanismos de control externo e interno que desconocen los derechos humanos de los inmigrantes legales o clandestinos y le asignan un estatus de delincuente o indeseado.
Es necesario, sobre todo, establecer normas éticas que permitan la solución de cuestiones complejas.
"Es preciso crear urgentemente la 'ciudadanía universal', que garantice los derechos de estos hombres y mujeres discriminados en los lugares que eligieron para vivir", propuso Dom Luiz Demétrio Valentini, presidente del católico Servicio Pastoral de los Migrantes, una de las organizaciones promotoras del Foro de las Migraciones.
Para Helion Povoa Neto, del Núcleo Interdisciplinario de Estudios Migratorios con sede en Rio de Janeiro, estos ciudadanos, discriminados y humillados, acaban siendo víctimas fáciles de la explotación.
Cuando viven en la clandestinidad, los inmigrantes son los trabajadores ideales para una economía que ignora sus derechos, presa fácil de traficantes y de explotadores de trabajo esclavos. Silenciados políticamente, son ciudadanos con las manos atadas.
En Brasil, por ejemplo, fueron liberados desde 1995 unos 13.000 trabajadores esclavos. De 1.200 haciendas rurales inspeccionadas, 300 apelaban a esclavos.
Para Dom Valentini, los inmigrantes deben organizarse y concientizar al mundo de que, en realidad, constituyen uno de los principales elementos de desarrollo del proceso de globalización.
"No podemos ver las migraciones como un fenómeno negativo. Las migraciones involucran a pueblos y a personas portadoras de un gran potencial transformador", sostuvo el activista católico.
Pero tal reconocimiento y valorización no se traduce aún en mejoras de la calidad de vida.
Millones de inmigrantes esperan en todo el mundo soluciones para sus problemas y respeto para sus derechos, en particular los relativos a políticas públicas.
"En algunos países, ese asunto ha sido discutido y solucionado. En Brasil, tanto el debate como las prácticas concretas aún son incipientes", dijo Wendeluce Bison, experta en Políticas Públicas del Ministerio de Planificación brasileño.
El presidente del Movimiento de los Trabajadores Agrícolas Sin Tierra (MST), Joao Pedro Stédile, criticó en el Foro al gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, pero recordó que los cambios dependerán también de la unión de las organizaciones sociales.
"Si no lo hacemos en los próximos dos años, el gobierno de Lula estará condenado al fracaso y la situación de los históricamente discriminados se agravará", sostuvo el líder campesino. (*) Colabora de IPS/TerraViva (FIN/IPS/traen-mj/ds/pr mu/05)