Ovacionado por unas 15.000 personas y llamado «el nuevo libertador», el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, fue la gran atracción este domingo en el Foro Social Mundial (FSM), en la víspera de su finalización en el sur de Brasil.
El estadio Gigantinho de Porto Alegre, la capital del meridional estado de Río Grande del Sur, fue el escenario principal. Largas filas de asistentes, en su mayoría jóvenes, se podían ver en sus alrededores varias horas antes de que el mandatario venezolano diera su discurso central ante los participantes del FSM.
Era de esperar. Días atrás esta ciudad fue adornada por cientos de carteles anunciando la llegada de Chávez, quien se ha ganado la admiración de sectores de la izquierda de Brasil disconformes con el presidente de este país, Luiz Inácio Lula da Silva, duramente criticado en su presentación en este encuentro mundial de la sociedad civil.
El malestar contra Lula, líder del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), se debe en especial a un proyecto de reforma sindical de su gobierno y a su decisión de asistir también al Foro Económico Mundial, la cita de gobernantes, empresarios e inversionistas que se realiza en forma simultánea en la localidad suiza de Davos.
Chávez había llegado temprano por la mañana a Porto Alegre. Su avión pisó suelo brasileño "cuando estaba saliendo el sol", según él mismo contaría luego en su discurso. Su primer paso fue visitar el asentamiento agrario Lagoa do Junco, del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), en el municipio de Tapes, a más de 130 kilómetros de Porto Alegre. Allí se reunió con productores, algunos de los cuales lo acompañarían el resto de la jornada.
Ante unas 300 personas que acudieron a verlo en el asentamiento, Chávez afirmó que esa experiencia de autogestión agrícola es una demostración de que "el socialismo no ha muerto".
El presidente venezolano luego regresó a Porto Alegre para dar una conferencia de prensa, en la que lanzó una vez más duras críticas contra el presidente de Estados Unidos, George W. Bush y auguró una salida a la crisis diplomática entre su gobierno y el de Colombia.
Pero a la tarde llegó el momento más esperado por muchos participantes del FSM. Miles de personas comenzaron a llegar al estadio Gigantinho ?donde días atrás había hablado Lula— antes de las 16:00 hora local (18:00 hora GMT), aunque el discurso estaba previsto para dos horas después. Portaban banderas de varios países de América Latina, en especial de Argentina, Brasil, Venezuela y Cuba.
El rostro del líder revolucionario argentino-cubano Ernesto Che Guevara era omnipresente en las camisetas y carteles de los jóvenes. Muchos brasileños vestían remeras rojas, colores del PT y del gobernante partido venezolano Movimiento V República, con la frase: "Cien por ciento Lula", aunque los más radicales portaban un cartel que decía: "Chávez, venga a ser nuestro presidente".
La presidenta de la organización humanitaria argentina Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, se sentó en primera fila. Pronto fue rodeada por simpatizantes que le pedían autógrafos, aunque la dejaron sola y comenzaron a bailar apenas se escucharon los primeros acordes de "Guantanamera", la tradicional canción cubana.
Chávez subió al escenario acompañado de una mujer integrante del MST. Detrás de ambos lo hicieron, entre otros, el sociólogo brasileño Cándido Grzybowski, fundador y organizador del FSM, el periodista español Ignacio Ramonet, director de la publicación francesa Le Monde Diplomatique, y el ministro de las Ciudades de Brasil, Olivio Dutra.
Simpatizantes del Partido Socialista de Trabajadores Unificado abuchearon todo el tiempo, al punto de que su discurso fue casi inaudible, al ministro Dutra, integrante del hoy gobernante PT, uno de los sectores que estuvieron en la génesis de este foro mundial de la sociedad civil.
Grzybowski tuvo palabras sobrias para agradecer la presencia de Chávez en el Foro, por considerar que el apoyo de un jefe de Estado "ayuda a fortalecer la idea de que otro mundo es posible", mientras que Ramonet no escatimó elogios al presidente venezolano.
"Chávez es un dirigente de nuevo tipo" porque, entre otras cosas, "fue el primer líder latinoamericano que le paró los pies al liberalismo, detuvo las privatizaciones, optó por los humildes" y se paró "contra los amos del mundo", señaló.
También lo elogió por "haber resistido con talante excepcional el plebiscito" que puso en juego su mandato presidencial, en el que triunfó, y por respetar todas las libertades. "En Venezuela no hay presos políticos ni se reprime a los periodistas", afirmó.
Ramonet terminó su participación llamando a Chávez "nuevo libertador", "mártir de los débiles" y comparándolo con el héroe independentista Simón Bolívar, con el revolucionario nicaragüense Augusto Sandino y con el Che Guevara.
Cuando Chávez subió al púlpito, el estadio estalló en aplausos. El presidente afirmó que el Foro "es el evento político de mayor importancia en el mundo". "Vinimos a Porto Alegre a aprender y a aprehender, a empañarnos de más pasión y de más conocimiento", señaló.
"En estos últimos cinco años, (el Foro) se ha convertido en una rica plataforma donde los excluidos pueden hablar, pueden decir lo que sienten, y en donde se pueden buscar consensos", agregó.
El jefe de Estado subrayó la importancia del Foro porque fortalece "la conciencia del Sur", esencial para "salvar al mundo", que "seguro va a la destrucción si el señor (presidente de Estados Unidos, George W.) Bush sigue tirando sus bombas".
Chávez desató en más de una ocasión las risas entre su audiencia, en especial cuando se refirió a su par de Cuba, Fidel Castro, como "un barbudo que, pensando que tiene 20 años, se lanzó al suelo", en referencia al reciente accidente sufrido por el mandatario de la isla caribeña. "Ese es un tipo que me ha inspirado", añadió.
El presidente venezolano prometió hablar despacio para asegurar que los brasileños comprendieran, pero fue evidente que muchos de éstos no lo lograron y comenzaron a retirarse una hora después de iniciado su discurso, que se extendió bastante más.