El rasgo saliente del Foro Económico Mundial (FEM), que reunirá desde este miércoles en Suiza a gobernantes, expertos y ejecutivos de las mayores empresas transnacionales, es un tema de discusión con ecos inquietantes que llama a asumir la responsabilidad de decisiones difíciles.
El presidente del FEM, Klaus Schwab, explicó que esas decisiones se deben adoptar en asuntos y problemas generacionales como el calentamiento global, África, los sistemas formales de seguridad social, el agua como instrumento de la seguridad, y otros.
Todas esas cuestiones, que figuran entre los temas de mayor actualidad y polémicos de los programas políticos nacionales e internacionales, contienen intereses de lucro y también de estrategias globales, observaron este fin de semana activistas de la sociedad civil suiza que manifestaron en Berna su oposición a Davos.
Los participantes en la reunión número 34, que tiene otra vez como sede a la pequeña localidad suiza de Davos, son los mismos actores que en todo el mundo niegan a los pueblos el acceso a bienes vitales como el agua, la alimentación, la salud, la enseñanza y el derecho a la movilidad, dijo la filial suiza de la Asociación por una Tasa a las Transacciones Financieras de Ayuda a los Ciudadanos (Attac), el grupo internacional nacido en Francia que critica los efectos de la globalización.
La lista de temas duros comprende la aparición de China en la escena internacional y el significativo papel de Asia. Otra cuestión es el cambio climático y la propiedad, que este año adquieren importancia especial porque figuran en un lugar prominente del orden del día del Grupo de los Ocho (G8) países más poderosos, comentó Schwab.
Otros asuntos del debate serán la globalización equitativa, los temas de Europa y de su papel en el mundo, la economía mundial y los aspectos de la gobernanza global.
El FEM invita también a discutir sobre el Islam, los desafíos y debates internos en esa religión, sobre Medio Oriente y el desarrollo del problema en la región al igual que las oportunidades para que avance el proceso de paz.
Los otros tres asuntos son el liderazgo de Estados Unidos y la comprensión de las políticas a llevar adelante en el segundo mandato del presidente George W. Bush, el comercio mundial, y las armas de destrucción masiva.
La voz de orden del también llamado Foro de Davos, de asumir la responsabilidad de adoptar decisiones duras, proviene de los dirigentes que imponen sus políticas neoliberales e imperialistas cada vez más agresivas, por la guerra y la violencia, dijo Alessandro Pelizzari, de Attac Suiza.
En oposición, la resistencia al proyecto simbolizado por Davos se refuerza y se renueva, como se demuestra en el Foro Social Mundial, que se realiza en simultáneo hasta el día 31 en la meridional ciudad brasileña de Porto Alegre, y en el Foro Social Europeo, mencionó el activista.
Schwab defiende la amplitud de participación de Davos donde tenemos una voz potente para los países en desarrollo, como lo demuestra la presencia del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, y de varios mandatarios de naciones africanas.
Aunque los países en desarrollo no estarán representados únicamente por gobernantes, pues también arribarán miembros de la sociedad civil y empresarios sociales, toda gente que tiene actividad en el terreno, dijo.
Pero entre Davos, que sesiona en ese centro turístico de los Alpes suizos del 26 al 30 de enero, y Porto Alegre existen diferencias, sentenció el líder del Foro Económico Mundial.
Davos no se funda en una ideología específica, aseguró Schwab. Su plataforma reposa en una representación múltiple donde conviven muchas concepciones diferentes, insistió.
En cambio, Porto Alegre se sostiene demasiado en una ideología específica, opinó.
A Davos 2005 asistirán más de 2.000 participantes, 50 por ciento de los cuales por lo menos son empresarios que abonan 44.000 dólares para presenciar o intervenir en los debates y eventualmente tomar algún contacto con los gobernantes.
Frédéric Sicre, uno de los gerentes del FEM, dijo que sólo nueve por ciento de los inscriptos representan a gobiernos.
Sin embargo, el funcionario llamó la atención sobre la nutrida representación del Grupo de los 20 (G-20), una alianza de países en desarrollo liderada por Brasil, India, China y Sudáfrica, que actúa en las negociaciones de agricultura de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
El bloque de los 20 envía a Davos 10 ministros de Finanzas y otros 12 de Comercio, además de dos responsables de las relaciones exteriores, detalló Sicre.
Ese nivel de representación del G-20 muestra la dimensión que este año otorgamos a las sesiones, enfocadas más en los aspectos de desarrollo económico y de comercio que las cuestiones propiamente políticas, explicó.
Pero como ocurre siempre en Davos, el examen de algunos temas queda restringido a figuras que ocupan lugares prominentes en gobiernos, empresas y centros académicos. En ese círculo estrecho se debatirá este año la cuestión de la naturaleza de la lucha contra el terrorismo, lanzada por Estados Unidos tras los atentados en su contra el 11 de septiembre de 2001.
Rick Samans, otro gerente del FEM, estimó que los participantes evaluarán si constituye una guerra mundial, como algunos fervientemente creen, o se trata de un esfuerzo de otro tipo con implicaciones en política exterior, seguridad interna, en derechos humanos, en libertades cívicas y en políticas económicas.
Una encuesta de opinión encargada por el FEM entre los dirigentes de empresas, políticos y académicos que asisten este año a Davos, mostró que ese sector observa con mayor pesimismo la seguridad mundial.
Las mayores preocupaciones del grupo para el 2005 se centran en un aumento del terrorismo, en la expansión de la guerra en Iraq a otras partes del mundo.