Las autoridades de Iraq se proponen recortar la ayuda alimentaria de los ciudadanos que no hayan sufragado en las elecciones del domingo, aseguraron votantes.
Muchos ciudadanos advirtieron este lunes que, como paso previo a la emisión del voto, sus nombres fueron marcados en una lista por funcionarios de la agencia gubernamental a cargo de la ración mensual de alimentos.
Fui a la mesa de votación y debí decirle a un funcionario mi nombre y el distrito en que vivo. Este hombre me mandó a hablar entonces con la persona que me entrega mi ración mensual, dijo Wassif Hamsa, una periodista de 32 años que vive en el barrio chiita de Bagdad.
Mohammed Ra'ad, un estudiante de ingeniería que vive en el área de Baya'a, dijo haber pasado por una experiencia similar.
Ra'ad, de 23 años, dijo haber visto en el circuito electoral al funcionario encargado de entregarle su ración mensual. Él me conoce, por supuesto, y anotó mi nombre. Sólo entonces se me permitió votar, señaló.
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Dos distribuidores de alimentos que conozco me dijeron antes de las elecciones que retendrían nuestra ración si no votábamos, afirmó, por su parte, Saeed Jodhet, estudiante de ingeniería de 21 años que votó en el barrio bagdadí de Hay al-Jihad.
No hubo anuncios oficiales antes de las elecciones sobre la eventual retención de las raciones de aquellos ciudadanos que no votaran.
Pero muchos receptores de esa asistencia habían manifestado que, al disponerse a retirar sus alimentos en ocasiones anteriores, se les ordenó registrarse para votar.
Pocos días antes de las elecciones, el propietario de un estacionamiento en el centro de Bagdad, Amín Hajar, de 52 años, dijo a IPS: Votaré porque no puedo darme el lujo de que me recorten la ración de alimentos. Mi familia se moriría de hambre.
Este ciudadano aseguró que al acudir a buscar su ración fue obligado a firmar una declaración según la cual había llenado el formulario para el registro que lo habilitaba como votante.
Hajar manifestó su temor de que el gobierno usara esa información para rastrear a aquellos que se abstuvieran de votar.
Funcionarios de la gubernamental Comisión Electoral Independiente y del Ministerio de Comercio —cartera a cargo de la distribución de las raciones— no devolvieron las llamadas telefónicas de IPS para conocer la versión oficial.
No fue éste el único cuestionamiento a los mecanismos implementados por las autoridades para alentar el voto.
Soldados de las fuerzas extranjeras presionaron a los vecinos de Ramadi, capital de la provincia de Al-Anbar, para que concurrieran a las urnas, aseguró la agencia estadounidense de noticias Associated Press.
Por otra parte, el portavoz de la Comisión Electoral Independiente, Farid Ayar, se retractó de los porcentajes de participación en las elecciones brindados el domingo. No fueron 72 por ciento, dijo, sino cerca de 60.
Pasará algún tiempo hasta que la Comisión pueda dar información sobre los resultados, dijo Ayar a la prensa.
Las motivaciones para la participación electoral fueron variadas. En Kurdistán, por ejemplo, se consideró que los comicios eran una suerte de consulta popular sobre la autonomía, o incluso sobre la independencia.
En el sur chiita, los votantes competían con los kurdos del norte por una mayor representación en la Asamblea Nacional (parlamento) de 275 escaños.
En algunas ciudades, como Mosul —enclave sunita en el norte kurdo— la participación fue mayor de la prevista. Pero muchos de los votantes venían de las afueras de la ciudad, y algunos ciudadanos cuestionaron el control de la identidad en los puestos de votación.
Otros críticos aseguraron que hubo compra de votos.
El gobierno de Estados Unidos se felicitó por el éxito de las elecciones en Iraq, pero las cuestionadas prácticas para alentar la votación y las cifras oficiales de participación son objeto de controversia.
La violencia también es vista a través de cristales muy distintos.
Más de 30 iraquíes, un soldado estadounidense y al menos 10 soldados británicos murieron el domingo. Cientos de iraquíes resultaron heridos en atentados registrados en Bagdad y en las ciudades de Baquba, Kirkuk y Mosul.
Los británicos muertos viajaban en un avión de transporte militar que se precipitó en el norte de Bagdad. Las autoridades en Londres no revelaron la causa de la caída, pero insurgentes iraquíes aseguraron haberlo bombardeado.
A pesar de las medidas de seguridad sin precedentes, con la participación de 300.000 uniformados estadounidenses e iraquíes, nueve suicidas lograron detonar los explosivos que llevaban consigo en Bagdad, donde también fueron frecuentes el domingo los ataques con mortero.