DESARROLLO: La gran ilusión financiera

– El flujo de capital privado al mundo en desarrollo se duplicó e los últimos dos años, a medida que los inversores abandonaban el debilitado dólar en busca de pasturas más verdes en China y Rusia, según una asociación mundial de firmas financieras.

Pero economistas advierten que tal flujo no tendrá efecto positivo, pues es de naturaleza especulativa y no mejora la productividad, el acceso a la tecnología o a los mercados extranjeros. Algunos recordaron que estos capitales dieron origen a la crisis económica mundial de 1997.

Un experto sugirió, incluso, que el dinero que se dirige a Rusia tiene como destino fundamental los sectores del petróleo y la energía.

Según el último informe del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), que representa a 340 bancos de todo el mundo, el flujo neto de capitales privados a los denominados mercados emergentes ascendió en 2004 a unos 279.000 millones de dólares.

Se trata de un gran aumento desde los 211.000 millones de 2003 y los 125.000 millones de 2002. El IIF observó que estas cifras son también las mayores desde la crisis económica mundial iniciada en 1997 en el sudeste asiático, cuando los inversores se fugaron en masa de los mercados emergentes.

En contraste, gran parte de las inversiones radicadas en 2004 en los mercados emergentes se dirigió a portafolios asiáticos.

El IIF analiza periódicamente las perspectivas económicas en 29 ”mercados emergentes”, término pergeñado por el Banco Mundial, como medio para alentar a los inversores a radicar capitales en sitios considerados ”en desarrollo” o ”tercermundistas”, calificativos que denotan alto riesgo.

El flujo de capital privado, impulsado por la liberalización económica y la desregulación de ciertas industrias, contribuye al proceso de globalización económica que, según sus críticos, ha beneficiado principalmente a grandes empresas del Norte industrial a expensas de los pobres en el Sur en desarrollo.

Instituciones multilaterales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), así como varios organismos regionales, recomiendan a las naciones pobres políticas que alientan e flujo de inversiones extranjeras.

Pero organizaciones en pro del desarrollo y críticos del proceso de globalización afirman que la inversión extranjera debe contribuir a favorecer el crecimiento económico de las naciones pobres en el largo plazo.

”El capital privado no necesariamente hace algún bien a menos que realmente aumente la capacidad productiva de un país. Y en la mayoría de los casos, el capital del que hablamos no hará eso”, dijo Mark Weisbrot, codirector del Centro para la Investigación Económica y Política, una institución académica con sede en Washington.

”Una parte del capital es usado en inversiones productivas, pero una gran parte es solo especulativo”, aseguró Weisbrot.

El IIF pronosticó que Asia continuará siendo el principal receptor de ese flujo, al concentrar 46 por ciento del total dirigido a los mercados emergentes, si bien menos del 52 por ciento de 2004.

Las inversiones de portafolio, parte sustancial del flujo neto de capital privado, alcanzó en 2004 su record en 11 años, de casi 36.000 millones de dólares, pero se prevé que caiga moderadamente, aunque con los países emergentes de Asia concentrando la parte del león.

Algunos expertos consideran preocupante esta tendencia, pues ese tipo de inversión especulativa fue la que desató en 1997 la crisis asiática, y también porque creen que la mera presencia del dinero no es esencial para el desarrollo.

”La mayoría de los países asiáticos tienen una tasa de ahorros bastante elevada, y realmente no necesitan el capital externo”, según Weisbrot. ”Si fuera inversión directa, podría considerarse que trae consigo tecnología y acceso a mercados externos, entre otras ventajas, pero la mayoría de las inversiones de portafolio no necesariamente vienen con nada de eso.”

El IIF, que representa a bancos, empresas de seguros, administradoras de fondos de capital y otras instituciones de servicios financieros, considera que el aumento del flujo de capital demuestra una mayor confianza en el rendimiento de varios ”mercados emergentes importantesò, como Rusia, Brasil y Turquía.

En Medio Oriente y Africa septentrional, los principales receptores de capital fueron Egipto, Argelia y Marruecos. En Asia del Pacífico, China, India, Indonesia y Malasia. Argentina, Brasil y Chile figuraron entre los grandes mercados emergentes latinoamericanos para la inversión externa, mientras Bulgaria, Hungría y Polonia encabezaron la nómina europea.

El total de la inversión privada neta en acciones, incluidos portafolios, aumentó el año pasado de 165.000 a 122.000 millones de dólares. Para este año se prevé un nuevo aumento a 177.000 millones de dólares.

La inversión directa implica la adquisición de bienes nacionales —como fábricas u hoteles— por parte de inversores extranjeros, mientras el flujo de acciones implica la radicación de capitales a través de fondos mutuales y otros mecanismos bursátiles..

Los préstamos bancarios comerciales netos se duplicaron el año pasado en los mercados emergentes, de 26.000 millones de dólares en 2003 a 49.000 millones en 2004. El IIF pronosticó que en 2005 esa suma sobrepasará los 42.000 millones.

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