SIDA-SWAZILANDIA: Aquí nadie tiene VIH

Muchas personas mueren en Swazilandia de ”una larga enfermedad”, de acuerdo con los avisos fúnebres. En los funerales, los familiares descubren que males leves, como una gripe, pueden ser fatales.

Al parecer, nadie en Swazilandia muere de sida, a pesar de que la incidencia de esta enfermedad en la población es la mayor del mundo: 38,8 por ciento de la población adulta es portadora del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante de la enfermedad.

”Así que éste es el país más afectado por el sida… ¿Por qué no hay enfermos de sida por ninguna parte? ¿Dónde están?”, desconfió, entrevistada por IPS, Sylvia Mngomezulu, una oficinista en Mbabane.

La vergüenza que hace a los deudos atribuir la muerte de sus seres queridos a enfermedades curables opera como un manto que oculta el sida en este país de África austral.

Pero mientras algunos encuentran solaz en el silencio que con frecuencia rodea al sida, otros ven como una dolorosa realidad que ese mismo silencio constituye un obstáculo en la lucha contra la enfermedad.

”Se nos ha dicho que tener sida es lo peor del mundo, y que ser portador de VIH es lo mismo, porque lleva a la enfermedad. El tratamiento que reciben las personas con VIH es el mismo que sufrían los leprosos hace siglos: son rechazados e insultados”, dijo Amos Dlamini, un obrero de 26 años.

Dlamini participa en una organización humanitaria de asistencia a los portadores de VIH. ”A pesar de nuestros mejores esfuerzos, apenas un puñado de swazis han admitido en público que son seropositivos. Incluso yo tengo miedo, por el efecto que eso podría tener en mi familia”, agregó.

Las creencias tradicionales conspiran con la vergüenza para negar la gravedad de la epidemia, pues las personas que mueren con enfermedades relacionadas con el VIH son, con frecuencia, acusadas de brujería.

Por otra parte, en este país las autopsias se realizan en contadas ocasiones. Las personas que no tienen pruebas concretas de la enfermedad que sufren sus familiares se conforman creyendo que éstos murieron por cualquier otra causa.

”Si nadie es portador de VIH, todos están seguros y podrán continuar sin usar condón y teniendo sexo con múltiples compañeros, hasta que un día te das cuenta de una lesión en la piel y dices: '¡Oh! Alguien me está embrujando?”, dijo Dlamini.

Otro activista antisida acotó: ”La mayoría de la gente cree que nunca conoció a un portador de VIH, aun cuando interactúan con amigos, familiares y compañeros de trabajo que lo son. El secretismo es tal que negar resulta fácil.”

Un caso judicial revela el alcance monstruoso de la negación en Swazilandia. Una adolescente fue arrestada luego de discutir violentamente con una vecina, a la que ”acusó” de tener sida, al igual que su marido.

En el tribunal, la demandante dijo: ”Es verdad que estoy enferma, y también mi esposo. Pero no sé qué enfermedad tengo.” Su voluntad de afrontar un juicio antes de hacerse una prueba de sangre resulta muy significativa.

Según varios expertos, las primeras campañas de prevención contra el sida, lanzadas en los años 90, fueron contraproducentes porque sugerían que solo los promiscuos podrían contraer la enfermedad.

Por otra parte, los intentos de promover el uso de condón chocó con la condena de los líderes religiosos tradicionales.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia calculó que en este país de poco menos de un millón de habitantes hay 69.000 huérfanos a causa del sida. Para 2010, esa cifra podría elevarse a 120.000.

El sida es una tragedia regional. África austral es el área más afectada del mundo, con 5,3 millones de personas viviendo con VIH. Siete de los nueve países del planeta en que la esperanza de vida cayó a 40 años a causa del sida pertenecen a esta región. (

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