Las víctimas del VIH/sida tienen cada vez más dificultades para recibir el tratamiento adecuado en Burkina Faso, uno de los países más pobres del mundo.
Sólo 2.600 de unas 300.000 personas infectadas con el virus del sida reciben tratamiento con antirretrovirales, reconoció el gobierno. Según activistas, la cantidad de pacientes que reciben tratamiento adecuado apenas llega a 1.000.
De acuerdo con las últimas estadísticas del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (Onusida), el número de nuevas infecciones aumentó en todas las franjas de edad, aunque la prevalencia del virus del sida en adultos cayó de 6,5 por ciento en 2001 a 4,2 por ciento en 2003.
La reducción de la prevalencia no se ha reflejado en una mayor disponibilidad de medicamentos antirretrovirales, indispensables para el tratamiento de las personas con VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida), señaló el activista Mamadou Sawadogo.
Pese a las numerosas iniciativas lanzadas en Burkina Faso y a la gran cantidad de recursos asignados a la lucha contra el sida, apenas 1.000 personas reciben tratamiento adecuado, lamentó Sawadogo, presidente de la Red para una Mayor Participación de las Personas que Viven con VIH en la Lucha contra el Sida.
Los recursos disponibles para las víctimas del sida no se utilizan de manera oportuna, y esta demora perjudica a una cantidad de personas, agregó el activista, que vive con VIH desde hace 10 años.
Sawadogo citó como ejemplo los fondos prometidos a Burkina Faso el pasado octubre por el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria.
La intención era que en los primeros dos años (a partir del acuerdo de octubre) se desembolsaran 4.000 millones de francos (unos ocho millones de dólares) para programas destinados a enfermos de sida, pero tuvimos que esperar a 2004 para decirles que un problema de software impidió el desembolso del dinero, dijo.
El Fondo fue creado por la comunidad internacional para combatir esas tres enfermedades que cada año matan a más de seis millones de personas. Burkina Faso tiene una tasa de mortalidad infantil y juvenil de 174,2 por mil.
Mamadou Lamine Sakho, representante de Onusida en Burkina Faso, admitió que existen problemas para desembolsar fondos en ciertos países en desarrollo, y que el Fondo Mundial trata de corregir esta situación.
Por otra parte, el ministro de Salud, Alain Yoda, presentó un panorama más optimista sobre la distribución de antirretrovirales en el país.
Según el ministro, casi 2.600 pacientes recibían tratamiento en septiembre de este año, frente a 2.200 en diciembre de 2003. Según estadísticas oficiales, unas 300.000 personas están infectadas con VIH/sida en Burkina Faso.
Yoda reconoció que muchas más personas requieren antirretrovirales, pero cree que esta necesidad será satisfecha por la iniciativa tres para cinco de la Organización Mundial de la Salud, que aspira a distribuir antirretrovirales para tres millones de víctimas del VIH antes de fines de 2005.
Lazare Banse, director de la agencia gubernamental que controla la venta de antirretrovirales, destacó que los fármacos son cada vez más baratos gracias a los donantes.
El alto costo de las drogas contra el sida las ponen fuera del alcance de la mayoría de los 12 millones de habitantes de este país de Africa occidental, de los cuales 46,2 por ciento viven con menos de un dólar al día. Un tratamiento no subsidiado con antirretrovirales cuesta unos 20 dólares al mes.
El Estado tampoco está en condiciones de afrontar ese costo, por lo tanto pide a los pacientes que aporten entre 10 y 16 dólares al mes para su tratamiento, aunque el gobierno trata de reducir ese costo siempre que es posible.
Sawadogo observó que la cobertura de la atención subsidiada, aun cuando está disponible, se limita a un período de tres años.
Grupos de activistas reclaman especial atención para las mujeres y niñas víctimas del VIH, dado que son especialmente vulnerables debido a factores culturales y biológicos.
Nuestro objetivo actual es dar acceso a los antirretrovirales para las mujeres y niñas, declaró Martine Somda, presidenta de la asociación REV+.