En 2005, India, el flemático elefante, estará preparada para enfrentarse con China, el fiero dragón, en el terreno donde Beijing pisa más fuerte: el sudeste asiático.
La competencia más visible entre los gigantes asiáticos se refiere al comercio y a los recursos naturales, pero también hay rivalidad en materia de seguridad.
China procuró limitar a India cultivando el vínculo con sus vecinos, como Birmania y Pakistán. India reaccionó acercándose a países en la frontera china, como Vietnam, Laos y Camboya, dijo a IPS el experto Uday Bhanu Singh, del gubernamental Instituto de Estudios y Análisis de Defensa de India.
Lo más importante, según Singh, es que las fuerzas motrices de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) desconfían de China y aplauden el contrapeso que India representa en la región.
La rivalidad por la influencia en Indochina quedó en evidencia en la cumbre de ASEAN en Vientane, la capital de Laos, el 29 de noviembre, cuando Beijing se robó el espectáculo firmando un acuerdo comercial tendiente a crear un mercado común que uniría económicamente a un cuarto de la población mundial.
El comercio China-ASEAN asciende actualmente a 100.000 millones de dólares anuales. India se ha propuesta elevar su intercambio con el bloque de los actuales 12.000 millones de dólares a 30.000 millones para 2007.
India explicó en Vientiane que planeaba concentrarse en los miembros más pobres de ASEAN (Birmania, Camboya, Laos y Vietnam), países que, de todos modos, habían quedado fuera del acuerdo con China.
Beijing ha sido más rápido que Nueva Delhi en reconocer el potencial de ASEAN, que representa una economía colectiva de más de 750.000 millones de dólares y en cuyos países viven 500 millones de personas.
Pero India, que anunció su política de Atender el Oriente hace más de una década, está decidida a seguirle el paso a China concentrando sus fuerzas en el sector privado, que ha consolidado una formidable reputación en los sectores de la programación informática y los servicios telefónicos internacionales.
La presentación de Nueva Delhi en Vientiane, orquestada en su mayor parte por la Confederación de Industrias de India (CII), incluyó la carrera de automóviles Indo-ASEAN a través de 7.000 kilómetros desde la nororiental ciudad india de Guwahati a la ciudad indonesia de Indonesia.
La intención del torneo es demostrar la factibilidad de una conexión terrestre entre las dos regiones. El potencial es enorme, pero la infraestructura aún debe instalarse.
En muchos lugares de Birmania, Laos y Camboya, las carreteras prácticamente no existían, situación que contrastaba con las autopistas rápidas de Tailandia y Malasia, comentó el periodista Faizal Khan, que realizó el recorrido del rally.
Los políticos indios están preocupados por la velocidad a la que China desarrolló su infraestructura de transporte en la provincia de Yunan, cuya capital, Kunming, está conectada por vía férrea con Vientiane y Hanoi.
Kunming cuenta también con vuelos regulares desde y hacia Bangkok, Singapur, Kuala Lumpur, Hanoi, Rangún y Vientiane, mientras la hidrovía Lankang-Mekong une a China con Laos, Birmania y Tailandia.
China firmó en 2001 un acuerdo con el rival de India en Asia meridional, Pakistán, para construir un puerto de aguas profundas en la ciudad de Gwadar a un costo de miles de millones de dólares.
La terminal, cuya inauguración está prevista para el año próximo, abrirá a Beijing una ruta de acceso marítimo a los mercados y al petróleo de Medio Oriente.
Según Khan, los mercados de Birmania se inundaron de productos chinos, al tiempo que Beijing hacía caso omiso de las sanciones internacionales contra la dictadura militar en Rangún y financiaba la construcción de carreteras e infraestructura telefónica.
Eso fue, sin duda, la respuesta china a la alfombra roja con que Nueva Delhi recibió en octubre al general Than Shwe, en la primera visita de Estado de un líder birmano a India en 25 años.
En las entrevistas que se sucedieron entonces se firmaron acuerdos por la construcción de centrales hidroeléctricas y un convenio de seguridad para reprimir la insurgencia en la frontera del turbulento noreste indio.
No hubo mención alguna a la encarcelada líder prodemocrática birmana Aung San Suu Kyi, que cursó estudios universitarios en Nueva Delhi y tiene amigos personales indios.
Birmania devolvió el favor aumentando la presión sobre los insurgentes naga en el noreste indio y presionando a sus líderes a negociar con India con miras a un acuerdo de paz a comienzos del año próximo.
El enfoque prodemocrático en la relación con Birmania del que hizo gala India en el pasado solo logró que China avanzara estratégicamente en Rangún entre 1988 y 1992, dijo Ganganath Jha, profesor de Estudios Internacionales en la Universidad Jawaharlal Nehru de Nueva Delhi.
Toda la política india de acercamiento con Asia sudoriental depende de la paz con los insurgentes naga y con el vínculo con Birmania, según Jha.
Más que quejarse de los avances de China en la región en materia de desarrollo carretero y telefonía, India debería encajar en esos esfuerzos alentando el comercio y las relaciones económicas, de modo de cultivar codependencias que operarían como garantía de paz, dijeron analistas.
Todo indica que el primer ministro indio Manmohan Singh, un ex economista del Banco Mundial, recogió el guante. Sus planes de desarrollar Guwahati como centro comercial para la política asiática de Nueva Delhi es similar a los de China respecto de Kunming.