Violentos registros de hospitales en busca de insurgentes, bloqueo de esos recintos y ataques a ambulancias y personal médico por parte de las fuerzas de ocupación son moneda corriente en Iraq.
Algunos de los últimos ataques a hospitales ocurrieron en Amiriyat al-Faluya, unos 10 kilómetros al este de la central Faluya, bastión de la resistencia iraquí que fue blanco de un masivo asalto aéreo y terrestre el mes pasado y permanece bajo sitio.
En Amiriyat al-Faluya también se registraron varios ataques de insurgentes contra las fuerzas de ocupación encabezadas por Estados Unidos. Su hospital principal fue asaltado dos veces desde fines de noviembre por soldados estadounidenses y miembros de la Guardia Nacional Iraquí, relataron médicos.
La primera vez fue el 29 de noviembre a las 5:40 am, y la segunda al día siguiente, afirmó un joven médico del hospital, que no quiso dar su nombre por temor a represalias.
En el primer ataque, unos 150 soldados estadounidenses y al menos 40 miembros de la Guardia Nacional Iraquí irrumpieron en el pequeño hospital. Les gritaban a todo el mundo, médico y pacientes. Se dividieron en grupos e invadieron todo el edificio, contó la fuente.
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Rompieron los portones exteriores, rompieron las puertas del garage, y revolvieron toda la sala donde guardamos los alimentos y suministros. Destrozaron todas las puertas interiores del hospital, y también la propia puerta de entrada, sostuvo.
El médico fue luego interrogado acerca de combatientes de la resistencia. Los estadounidenses amenazaron con hacer aquí lo que hicieron en Faluya si no cooperábamos con ellos, dijo.
Un colega afirmó que todas las puertas interiores fueron destrozadas a puntapiés, y que todos los médicos y el guardia de seguridad fueron esposados e interrogados durante varias horas.
Ambos médicos señalaron una ambulancia con la ventana de atrás rota. Cuando los estadounidenses asaltaron nuestro hospital otra vez el martes a las 7 p.m., rompieron una de nuestras ambulancias, contó el primero de ellos.
Su colega señaló otras ambulancias acribilladas a balazos. Los estadounidenses tienen francotiradores a lo largo de toda la ruta entre aquí y Faluya. Disparan contra nuestras ambulancias si intentan entrar a Faluya, afirmó.
En la vecina Saqlawiya, el médico Abdulá Aziz dijo a IPS que las fuerzas de ocupación impiden la entrada o salida de suministros médicos de la ciudad. Se nos acabaron los suministros y no nos dejan traer más. Tampoco dejan que ninguna de nuestras ambulancias vaya a ayudar a la población que queda en Faluya, declaró.
La interferencia militar en el trabajo médico ha persistido durante meses. Durante el sitio de abril en Faluya, muchos médicos denunciaron dificultades similares.
Los infantes de marina dijeron que no cerraron el hospital, pero en esencia lo hicieron, dijo Abdul Jabbar, cirujano ortopédico del Hospital General de Faluya.
Cerraron el puente y la ruta que nos comunican con la ciudad, y el área frente a nuestro hospital estaba llena de soldados y vehículos militares, por lo tanto las personas que precisaban atención médica no podían llegar, sostuvo.
Quién sabe cuántos murieron que podrían haberse salvado, dijo.
El médico contó también que los militares dispararon contra ambulancias civiles y contra la clínica en la que él trabajaba desde abril. Algunos días no nos podíamos ir, ni siquiera acercarnos a la puerta, por los francotiradores, relató.
Jabbar afirmó que francotiradores estadounidenses mataron a tiros a uno de los conductores de ambulancia de la clínica donde trabajaba.
Fuimos atados y golpeados pese a estar desarmados, contó a la prensa Asma Khamis al-Muhannadi, una médica que estuvo presente durante el asalto de fuerzas estadounidenses y la Guardia Nacional Iraquí al Hospital General de Faluya.
Los militares arrastraron a los pacientes fuera de sus camas y los empujaron contra la pared. Yo estaba atendiendo a una mujer de parto, todavía no había cortado el cordón umbilical. Entonces un soldado estadounidense le gritó a uno de los guardias (iraquíes) que me arrestara y me atara las manos, contó.
Otros médicos contaron su experiencia. Los estadounidenses apagaron las lámparas a balazos, impidieron que los médicos ingresaran a la unidad de emergencia del hospital, y pronto nos quedamos sin medicamentos, dijo Ahmed, que sólo quiso identificarse por su nombre de pila. En varias ocasiones, los soldados impidieron a los médicos el ingreso al hospital.
La obstaculización de la atención médica y el ataque a ambulancias y hospitales contravienen directamente la cuarta Convención de Ginebra.
En varios centros de atención de la salud, el personal denunció que los soldados les reclaman información sobre combatientes de la resistencia. Siempre vienen y nos preguntan si tenemos insurgentes heridos, dijo un médico.
Un portavoz militar estadounidense en Bagdad reconoció que rutinariamente se registran hospitales en busca de insurgentes, pero afirmó que nunca fue la política de las fuerzas de la coalición obstaculizar los servicios médicos en Iraq.